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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 73/No. 14      13 de abril de 2009

 
(lead article)
¡Imperialistas fuera de Iraq y Afganistán!
U.S. Army photo/Chistopoher S. Barnhart
Tropas de EE.UU. y Rumania inspeccionan terreno para nueva base en Afganistán.

 
4 mil tropas más para guerra afgana

POR DOUG NELSON  
La Casa Blanca anunció el 27 de marzo lo que describió como su nueva estrategia para la guerra en Afganistán y Pakistán, donde una alianza militar dirigida por Washington enfrenta una lucha más difícil que en Iraq. El plan incluye la intensificación de la guerra, la cual ya ha durado más de siete años, con el envío de tropas y otros recursos adicionales.

Dos aspectos de la estrategia de Washington son continuar reforzando los ejércitos de Afganistán y Pakistán y los esfuerzos para ganarse el apoyo de sectores importantes del Talibán. Washington quiere aplicar las lecciones de contrainsurgencia de la guerra en Iraq para separar a las fuerzas del Talibán que ellos creen pueden convencer de aceptar un acuerdo de paz que reconozca al gobierno afgano de aquellas que se rehusan a romper con al-Qaeda.

El presidente Barack Obama dijo al describir el plan que enviará unas 4 mil tropas a Afganistán para acelerar el entrenamiento de nuevos soldados afganos. Esto es por encima de las 17 mil tropas que autorizó hace un mes. Se proyecta que el ejército afgano aumente de 80 mil a 134 mil para el 2011. Según el secretario de defensa Robert Gates se proyecta que las fuerzas norteamericanas en Afganistán lleguen a 68 mil en 2009.

Según un acuerdo negociado por la ONU en Bonn, Alemania, después del derrocamiento del Talibán en 2001, se acordó establecer un nuevo ejército afgano de 70 mil tropas. Esta cifra se logró en 2008 bajo la administración Bush —esta fuerza creció de menos de 2 mil en marzo de 2003 a 76 mil en mayo de 2008. En enero de 2008 la meta se incrementó a 86 mil y se aumentó de nuevo en octubre a 134 mil.

Washington está presionando a sus aliados para que ayuden a pagar los costos del proyecto de entrenamiento. Tokio ha prometido pagar los salarios de la policía nacional afgana durante los próximos seis meses.

Paris se ha rehusado a aumentar su nivel de tropas en Afganistán, 3 300 en la actualidad. Sin embargo, funcionarios franceses anunciaron que cuadruplicarán sus contribuciones para proyectos civiles a 53 millones de dólares al año—un nivel parecido al de otros países europeos.

El gasto militar estadounidense en Afganistán, actualmente de unos 2 mil millones de dólares al mes, subirá en un 60 por ciento. Washington combinará esta intensificación militar, dijo Obama, con un “aumento dramático de nuestros esfuerzos civiles” para sentar las bases para dividir al Talibán.

Además de aumentar su capacidad militar, funcionarios norteamericanos dicen que han ajustado su estrategia para disminuir las bajas civiles y dar más énfasis a la protección de la población de los ataques del Talibán.

Los oficiales dicen que el plan incluye algunos proyectos de desarrollo en Afganistán y el noroeste de Pakistán donde hay pocas carreteras y la gran mayoría de la población carece de acceso al agua potable, comida adecuada, y educación.

Con esta estrategia, dijo el director de inteligencia del gobierno norteamericano, David Blair, se puede convencer al 70 por ciento de los luchadores del Talibán a que depongan las armas.

Washington también ha aumentado su dependencia de varios “caudillos” adinerados que emplean sus propias milicias. Su relación con estas fuerzas, muchos de los cuales amasaron sus fortunas en el comercio de opio, data de la guerra contra la ocupación soviética de Afganistán en los 80 cuando lucharon como parte de las fuerzas derechistas muyahidin respaldadas por Washington.

Washington también busca restringir las fuentes de fondos del Talibán con la disrupción del comercio de opio en Afganistán, así como los fondos que vienen de sus patrocinadores dentro de la clase gobernante en Pakistán, Arabia Saudita, y otros países.

El Talibán recibe entre 100 y 200 millones de dólares del comercio de opio al año. Algunos de los fondos del opio llegan también a los cofres del gobierno afgano y los bolsillos de funcionarios del gobierno.

Washington va a triplicar su ayuda económica a Pakistán a 1. 5 mil millones de dólares al año y está instando a otras naciones a seguir su ejemplo, en particular los aliados de Pakistán en China y el Golfo. El gobierno estadounidense ha otorgado 10 mil millones de dólares en ayuda militar a Pakistán desde 2001.

Washington también busca trabajar más de cerca con los gobiernos de India, Irán, y Rusia. “No debemos de olvidar que en 2001 y en 2002, Irán prestó asistencia crítica al ayudarnos a estabilizar a Afganistán”, dijo el senador John Kerry el 26 de marzo.

Socialistas dicen: ‘¡Tropas fuera ya!’

La siguiente declaración la emitieron el 31 de marzo los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores en los comicios municipales de Nueva York: Dan Fein para alcalde, Tom Baumann para presidente del condado de Manhattan y Maura DeLuca para defensora pública.

Nos sumamos a los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores en las campañas locales de otras ciudades y estados al decir: ¡Ni un centavo, ni un soldado para las guerras de Washington en Afganistán e Iraq! ¡Que cesen ya los ataques de misiles en Pakistán!

El 27 de marzo el presidente Barack Obama anunció una nueva escalada de la guerra en Afganistán. Además de las 17 mil tropas que ya ha ordenado para Afganistán, enviará 4 mil más para entrenar a soldados afganos. Esto aumenta el número de soldados estadounidenses en ese país a 68 mil, además de 35 mil tropas más de la OTAN. La ayuda militar norteamericana a Afganistán aumentará en un 60 por ciento.

Entretanto, no cesan los bombardeos norteamericanos en Pakistán con misiles teledirigidos, el último del cual, el 25 de marzo, mató a siete personas. Las bajas causadas por estos ataques desde que Obama asumió la presidencia son de las más elevadas desde que Washington lanzó su guerra en la región al inicio de esta década. Washington planea triplicar su ayuda al gobierno paquistaní para escalar aún más la guerra.

En Iraq la anunciada “retirada” de tropas estadounidenses a lo largo de 16 meses no incluye decenas de miles de tropas que la Casa Blanca dice que se necesitan para adiestrar a los soldados iraquíes, brindar “seguridad” y luchar contra “terroristas”.

Instamos a los que apoyan la campaña socialista a unirse a todas las protestas contra estas guerras y exigir la retirada inmediata e incondicional de las tropas norteamericanas y demás tropas extranjeras de Iraq, Afganistán y Pakistán.

Estas guerras son una extensión de la política nacional seguida tanto por los demócratas como los republicanos. Los patrones en Estados Unidos encaran una competencia cada vez más aguda con sus rivales capitalistas. Para aumentar sus tasas de ganancia los patrones recortan nuestros salarios, aumentan el ritmo de trabajo, nos obligan a hacer trabajos peligrosos y despiden a centenares de miles todos los meses. Aquí en Nueva York, los funcionarios del gobierno planean recortar 9 mil empleos estatales. El metro de Nueva York subirá de $2.00 a $2.50, muchos trabajadores del transporte perderán su trabajo, y recortarán severamente los servicios.

Los patrones están incrementando sus medidas proteccionistas con requisitos de “Buy American” (“Compre productos americanos”) en los planes de “estímulo” del gobierno y sus aranceles a productos importados de otros países. Estas medidas no solo van dirigidos a aumentar su parte del mercado. Los capitalistas quieren que nosotros consideremos a los trabajadores de otros países como el enemigo, y no los patrones aquí en Estados Unidos. Quieren que luchemos por “trabajos americanos” para “trabajadores americanos”, y no por trabajos para todos los trabajadores a través del mundo.

La campaña socialista se opone a todos los aranceles y medidas proteccionistas norteamericanas. Decimos: ¡Que anulen la deuda externa de los países semicoloniales!

La clase dominante presenta la creciente catástrofe económica como fenómeno causado por banqueros e inversionistas “avaros” de Wall Street. Quieren canalizar nuestra ira hacia protestas contra estos individuos y desviar nuestra vista del sistema capitalista en sí, cuyas propias operaciones causaron el colapso financiero y la contracción económica que está devastando la vida de trabajadores a través del mundo. Esa es la política de resentimiento: demagogia peligrosa destinada a destruir la solidaridad obrera.

El objetivo por el cual debemos luchar es el de reconocer que nuestros intereses como clase son incompatibles con los de los patrones. Para defender nuestros intereses, los trabajadores necesitamos hacer una revolución que les quite el poder político a los capitalistas.

Hasta que hagamos esto, el pueblo trabajador a nivel mundial va a enfrentar más guerras, desempleo, brotes desastrosos de inflación, guerras comerciales, ataques a los sindicatos e intentos de dividirnos usando como chivos expiatorios a los inmigrantes, judíos y otros a fin de desviar nuestra atención de la verdadera causa del problema: el sistema de lucro.

Al derrocar al sistema de salarios y tomar el poder político en nuestras propias manos, podemos dar pasos inmediatos para aliviar las condiciones de la clase trabajadora, incluida la prolongación de los beneficios por desempleo mientras los trabajadores no tengan empleo, así como la legalización incondicional de todos los trabajadores indocumentados.

Al luchar por una política que ponga en primer plano los intereses de los trabajadores, podemos promulgar leyes a favor de un masivo programa de obras públicas para emplear a millones con salarios de escala sindical, construir escuelas, hospitales, viviendas asequibles, caminos y transporte público; recortar la semana laboral sin recortar los salarios para distribuir los empleos disponibles entre todos; garantizar aumentos por el costo de vida en los salarios y las prestaciones; y regresar a casa a todas las tropas norteamericanas de todas partes del mundo.

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