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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 74/No. 48      20 de diciembre de 2010

 

Reunión pública en la ciudad de Nueva York, sábado 15 de enero
“¿Qué tipo de socialismo para el siglo 21?
—Las largas y duras batallas por delante”
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(Artículo principal)
Crisis socava ‘unidad’
de Europa capitalista
Pueblo trabajador carga peso de crisis
 
Reuters/Paul Hanna
Desempleados en Madrid. Gobierno ha anunciado que terminará beneficios para los desempleados de largo plazo mientras que la tasa oficial de desempleo supera el 20 por ciento.

POR DOUG NELSON  
La crisis financiera se está acelerando precipitadamente en las economías más débiles de la “zona del euro”, los 16 países vinculados por una moneda común. Hasta ahora los adinerados gobernantes de Europa han respondido promoviendo deudas masivas a los países que ya están más endeudados, con la fútil esperanza de prevenir una crisis más amplia cuyas consecuencias no se limitarán al continente europeo.

Mientras tanto, a medida que la depresión económica mundial expone los intereses opuestos de las potencias competidoras, se hace cada vez más evidente que la Europa capitalista unificada es un mito. Las disparidades económicas dentro de la zona del euro y la zona más amplia de la Unión Europea, se están profundizando, a pesar del viejo compromiso de que la unión las nivelaría. Los capitalistas y sus gobiernos en Europa siguen unificados en un solo frente: su intención de que los trabajadores sean los que carguen con el peso de la crisis.

Por años la UE proporcionó a los países con niveles más bajos de productividad y desarrollo económico como Grecia, Irlanda, España y Portugal, crédito más barato que el permitido por sus economías. Esto aceleró el desarrollo de una burbuja financiera masiva, sobre todo en el mercado de bienes raíces. Hoy estos países tienen deudas impagables, además de haber perdido la ventaja comercial que una moneda más débil e independiente habría ofrecido.

Al igual que el gobierno griego a principios del año, el gobierno de Irlanda acaba de acordar aceptar préstamos de “rescate” masivos de un fondo de 750 mil millones de euros establecido por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Juntos, estos dos gobiernos han tomado prestados de unos 200 mil millones de euros para apuntalar sistemas bancarios que se encuentran al borde del colapso.

Los bancos de las economías más fuertes de Europa —Alemania, el Reino Unido y Francia— tienen mucho en juego en la medida adoptada. Ellos mismos están preocupados de la posible pérdida de miles de millones de euros en deudas griegas e irlandesas pendientes y las cuales ya están incluidas en sus libros de contabilidad como entradas. Las economías más fuertes también se han hecho dependientes de la unión para su comercio exterior, a medida que sus mercados internos se contraen bajo la crisis capitalista de sobreproducción.

Como condición para los nuevos préstamos, los gobiernos de Grecia e Irlanda aceptaron imponer profundos programas de austeridad contra el pueblo trabajador, recortando salarios, reduciendo jubilaciones, eliminando programas sociales y aumentando impuestos. Las medidas tienen el propósito de asegurar a los acreedores que las grandes deudas asumidas por los gobiernos tienen valor.

Mientras continúen usando el euro, Atenas y Dublín no pueden devaluar sus monedas para tratar de fomentar la inversión y las exportaciones, una medida que traería sus propias consecuencias desastrosas para los trabajadores y la economía.

Una crisis financiera semejante parece inevitable en Portugal y España, este último con una economía casi tres veces mayor que las de Irlanda y Grecia juntas. Ambos gobiernos tienen que encontrar unos 700 mil millones de euros en los próximos años para solventar sus déficits y cubrir los pagos a los acreedores de bonos.

“España no tendrá que recurrir a ningún fondo de la UE”, dijo el 2 de diciembre el primer ministro socialista José Luis Rodríguez Zapatero para convencer a los inversionistas. Un día antes había anunciado planes para vender los servicios de aeropuertos y la lotería del país para reducir la deuda y prometió eliminar el seguro de desempleo para los desempleados a largo plazo. Mientras tanto, los funcionarios gubernamentales europeos están riñendo sobre cómo enfrentar lo inevitable.

En una reunión de ministros de economía europeos el 6 de diciembre en Bruselas, varios representantes gubernamentales, apoyados por el FMI, presionaron para que se incrementaran las medidas de rescate para apuntalar las economías con más problemas.

La canciller alemana, Angela Merkel, dirige la oposición contra estas propuestas. Merkel encabeza el gobierno con la economía más fuerte de Europa y argumenta que es mejor enfrentar el fallo de las deudas lo más pronto posible. Tal medida, sin embargo, no solo afectará los bolsillos de un gran número de capitalistas, la mera sugerencia ya ha hecho temblar la confianza y las presunciones que lubrican la máquina capitalista.

De una forma o de otra, la crisis capitalista europea está poniendo a la clase trabajadora contra la pared y por necesidad impulsará la resistencia obrera.
 
 
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