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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 74/No. 36      27 de septiembre de 2010

 
(artículo principal)
Esperan más bajas
en guerra afgana
Treinta operaciones especiales al día
 
Reuters/Oleg Popov
Soldados estadounidenses en provincia de Kandahar, Afganistán el 8 de septiembre.

POR CINDY JAQUITH  
El general David Petraeus, comandante de la guerra librada por Washington en Afganistán, dijo que mientras las fuerzas imperialistas refuerzan sus operaciones contra el Talibán, lo cual se espera tomará varios meses, continuarán habiendo muchas bajas.

Naciones Unidas informa que han muerto 1 271 civiles este año, un aumento del 31 por ciento sobre la cifra del año anterior. Al menos 500 soldados norteamericanos y de la OTAN han muerto. La cifra total el año pasado fue de 512, incluyendo a 317 soldados estadounidenses. En lo que va del año, ya han muerto 323 soldados norteamericanos.

Petraeus declaró a la prensa en Kabul el 3 de septiembre que las fuerzas de la OTAN están llevando a cabo en Afganistán unos 30 ataques diarios con fuerzas de operaciones especiales, tres veces más que el número de ofensivas en Iraq cuando el despliegue de tropas llegó a su máximo.

El objetivo es establecer “burbujas de seguridad” en las que las tropas imperialistas puedan “crear una zona segura continua en las áreas más pobladas del sur, en donde el Talibán es más fuerte”, informó el Wall Street Journal, “y mover la violencia hacia las áreas rurales en la periferia”.

El esfuerzo se está enfocando ahora en la provincia de Kandahar. Unos 12 mil efectivos afganos, 5 mil policías y 15 mil efectivos de la OTAN han lanzado una ofensiva en contra de lo que se calcula son unos mil combatientes del Talibán en el distrito de Zhari, donde se fundó el Talibán en 1994. Habiendo sido expulsado rápidamente de Zhari tras la invasión norteamericana de Afganistán en 2001, el Talibán reapareció allí en 2006 y estableció su propio gobierno, sistema de recaudación de impuestos y tribunales de justicia.

Miles de afganos participaron en manifestaciones para condenar los planes de un pastor de Florida de quemar ejemplares del Corán, aunque esa iglesia canceló la quema prevista para el 11 de septiembre. Unas 10 mil personas se manifestaron ante una base de la OTAN en el norte de Afganistán el 10 de septiembre, donde los soldados de la OTAN dispararon y mataron al menos a un manifestante.

Mientras tanto, la policía afgana hizo retroceder a golpes a trabajadores estatales el 8 de septiembre que estaban tratando de cambiar sus cheques del salario mensual en el Banco de Kabul, el banco privado más grande del país. Después de que el presidente del banco y el director ejecutivo renunciaran a sus cargos en medio de acusaciones de que habían realizado préstamos e inversiones por debajo de la mesa, los depositarios retiraron más de 250 millones de dólares en efectivo en cuestión de días, alimentando temores de que la institución podría quebrar. El Banco Central anunció que iba a depositar fondos para evitarlo.

Continúa el aislamiento político del presidente Hamid Karzai. Sus esfuerzos para convencer a sectores del Talibán a que depongan sus armas y comiencen negociaciones de paz han dado pocos resultados hasta el momento. Sin embargo, han generado preocupación entre las nacionalidades oprimidas que habían sufrido una fuerte represión cuando el Talibán se encontraba en el poder. Los miembros del Talibán provienen en su mayoría de la nacionalidad Pashtun, la más grande de Afganistán.

“Nos sentimos traicionados por el presidente”, dijo Mohammed Mohaqeq, un miembro del parlamento de la nacionalidad Hazara. “Parece que lo que el presidente Karzai busca ahora es la talibanización de Afganistán”.

El presidente también está perdiendo terreno con sectores del Consejo Ulema, un grupo de 3 mil clérigos musulmanes que reciben fondos del gobierno, informó el Washington Post. Unos 350 miembros del consejo pidieron recientemente a Karzai que gobierne el país según la estricta ley islámica.

El clérigo Abdul Raouf Nafi, que convoca a unos 6 mil fieles en su mezquita en Kabul, dijo que el precio de la guerra para los afganos los está haciendo “más anti-norteamericanos”.

“Vean lo que está pasando. Están destruyendo Afganistán y ellos dicen que lo están construyendo y ayudando”, acusó. “Miren las calles. ¿No puede el gobierno norteamericano construir calles en un mes? Por supuesto que puede, pero no lo hace”.

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