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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del puebo trabajador
Vol. 69/No. 437 de noviembre de 2005

 
(Portada/editorial)
Vote Partido Socialista de los Trabajadores
Organizar, reforzar sindicatos
para resistir ataques patronales
Forjar partido obrero, basado en las uniones,
que defienda pueblo trabajador

Apoyar lucha por electrificación para
avances económicos en mundo colonial
 
Militante/Sara Lobman
Michael Ortega (centro), candidato del Partido Socialis-ta de los Trabajadores para la Asamblea Estatal en el Distrito 28 en Nueva Jersey, hace campaña el 17 de septiembre en la Parada Puertorriqueña en Newark.

¡Vote por el Partido Socialista de los Trabajadores! Es lo que instamos a que hagan nuestros lectores el 8 de noviembre.

En esta campaña el PST cuenta con 34 candidatos en 12 estados y 14 ciudades. Ellos ofrecen una alternativa obrera frente a los partidos gemelos del imperialismo norteamericano, los demócratas y los republicanos. Son los únicos que están haciendo campaña por una plataforma política que promueve los intereses del pueblo trabajador.

Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores presentan un programa obrero revolucionario que busca entablar lazos con nuestros hermanos y hermanas por todo el mundo para reforzar la lucha contra nuestros enemigos comunes: los agresores imperialistas y explotadores capitalistas a nivel mundial.

Estas elecciones se dan en una nueva situación política en Estados Unidos, impulsada por los éxitos iniciales de los imperialistas norteamericanos a nivel internacional, desde Afganistán a Iraq y más allá.

Hoy día cientos de miles de trabajadores perciben que estos dos partidos capitalistas —que están más unidos ahora de lo que habían estado en muchas décadas en cuanto a librar guerras imperialistas en el extranjero— están llevando a cabo una creciente ofensiva contra los trabajadores y agricultores dentro de Estados Unidos: contra nuestros salarios, horas de trabajo, condiciones de trabajo y nivel de vida. Es por eso que la plataforma política del Partido Socialista de los Trabajadores, al menos partes importantes de la misma, están recibiendo más interés entre el pueblo trabajador.

Esto incluye el llamado de la campaña socialista a apoyar las luchas de los trabajadores para organizar y movilizar la fuerza sindical para defendernos de los ataques patronales. Durante el último año, la organización de sindicatos se ha convertido en el grito de guerra de crecientes sectores de la clase trabajadora.

Los partidarios de la campaña del PST se han topado con esta realidad repetidamente, tanto los camioneros independiente que se están incorporando al sindicato Teamsters como los trabajadores de lavanderías industriales que buscan ser representados por el sindicato UNITE-HERE en Cintas y otras compañías, empacadores de carne en el Medio Oeste y obreros de plantas avícolas en el Sur que luchan por integrarse al UFCW, y los mineros del carbón en Utah que luchan para que se reconozca su sindicato, el UMWA. Los socialistas están actuando en función de que toda situación es una situación sindical, exista o no un sindicato en un determinado centro de trabajo.

Los socialistas también exigen la retirada inmediata e incondicional de todas las tropas norteamericanas y de otras potencias imperialistas de Iraq, Afganistán, los Balcanes, Corea, Colombia y la Bahía de Guantánamo en Cuba. Han expuesto la campaña de Washington y sus aliados para impedir que las naciones oprimidas por el imperialismo desarrollen la energía nuclear y otras fuentes energéticas necesarias para ampliar la electrificación, precondición para el desarrollo económico y social.

Los socialistas explican que el partido bélico bipartidista —la gran mayoría de los funcionarios demócratas y republicanos— ha estado ampliando sus operaciones militares y sus preparativos para nuevos conflictos en el mundo, con Siria en primer plano esta semana, al tiempo que incrementan sus ataques antiobreros dentro de este país.

La transformación de las fuerzas militares norteamericanas, necesaria para seguir este rumbo, se ve acompañada de un creciente faccionalismo en el seno de la clase dominante, lo cual los socialistas califican como la pornograficación de la política. El escándalo Monica Lewinsky/William Clinton —con la investigación para sacarlo de la presidencia perseguida fanáticamente por el fiscal Kenneth Starr— fue un ejemplo prominente de este fenómeno en los años 90. Esto se ve repetido, quizás de una manera más feroz, en la investigación por un gran jurado de altos funcionarios de la administración Bush en relación a “filtraciones de información sobre la seguridad” bajo el nuevo fiscal especial Patrick Fitzgerald. La amenaza desestabilizadora de una polarización lenta pero segura entre los gobernantes norteamericanos se ve impulsada por la misma dinámica que está abriendo una nueva época política para la vanguardia obrera.

Los trabajadores están resistiendo los efectos de la implacable ofensiva de los patrones. Su creciente disposición de lucha está creando refuerzos para la vanguardia obrera, está comenzando a descartar ilusiones y a aumentar la solidaridad de clase y la conciencia política conforme se acumulan los efectos de la catástrofe social.

Las elecciones siempre plantean: ¿Qué clase gobierna? ¿En defensa de los intereses de cual clase? ¿Cómo avanzamos los intereses del pueblo trabajador?

Hoy día, más trabajadores están predispuestos a escuchar una explicación clara sobre la necesidad de la acción política independiente por parte de la clase trabajadora. Sobre la necesidad de romper con los partidos gemelos del capitalismo y forjar nuestro propio partido, basado en nuestras principales organizaciones de defensa —los sindicatos— un partido que pueda luchar por los intereses de los trabajadores y los agricultores los 365 días del año.

En estas elecciones los candidatos del PST están popularizando demandas a favor de la nacionalización del sistema de salud —socializar la medicina convirtiéndola en un derecho universal de por vida— y de los monopolios de energéticos. Hoy estas demandas asumen un carácter más apremiante, dado el ataque patronal contra los existentes programas de salud y la devastación de muchos agricultores, camioneros, taxistas y otros productores explotados por los exorbitantes precios del combustible. Más y más trabajadores perciben que podemos luchar hoy para que nuestros sindicatos adopten estas demandas y luchen por ellas. No son un sueño imposible. Son metas por las cuales es realista luchar para proteger a los trabajadores de los estragos causados por el sistema de ganancias.

Este año los candidatos socialistas tomaron ciertas iniciativas para defender los derechos políticos, los cuales son importantes para los trabajadores que luchan por derechos sindicales y abogan por cambios en el gobierno. En Pittsburgh ganaron el derecho de que aparezca en la boleta electoral el nombre de Jay Ressler, candidato del PST para alcalde, quien rehusó firmar un juramento “antisubversivo” exigido por el condado de Allegheny. Y en Seattle el PST logró ser eximido del requisito de revelar en público los nombres de los contribuyentes a la campaña, lo cual podría haber brindado una “lista de enemigos” a los patrones, a la policía y a agencias del gobierno.

Los socialistas dicen: voten por el programa, no por el individuo. Afirman: no es a quién te opones —o a qué te opones— sino qué propones”.

Los candidatos socialistas son trabajadores que han participado en la resistencia obrera a la ofensiva patronal que está cobrando un saldo en cuanto a nuestras vidas y nuestros cuerpos. Han participado en líneas de piquetes, han promovido campañas de sindicalización y se han empeñado en ampliar la solidaridad con muchas luchas obreras y sociales. Estas incluyen la huelga de mecánicos y otros trabajadores contra la aerolínea Northwest; las luchas de enfermeras en California y Nueva York que se oponen a la disminución de la proporción entre enfermeras y pacientes en los hospitales; la huelga de mecanometalúrgicos que frenó los intentos de la Boeing de recortar las prestaciones médicas y las pensiones; las luchas de los taxistas que demandan un ingreso decoroso; las iniciativas de trabajadores que se ayudaron mutuamente frente al desastre social causado por el capitalismo en la Costa del Golfo; y la actual huelga de empacadores de carne en Alberta, Canadá.

La combatividad en la línea de piquete —el punto de partida de la solidaridad obrera— está comenzando a transformar a los trabajadores que resisten los ataques patronales. Esta resistencia está sembrando las semillas de las futuras batallas y rebeliones contra el dominio de los explotadores capitalistas. Unase a nosotros para apoyar una alternativa obrera en noviembre y más allá.
 
 
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