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Vol. 72/No. 48      8 de diciembre de 2008

 
Partido Socialista de los Trabajadores
en 2a Guerra Mundial
Siguió curso proletario independiente
en lucha contra la guerra imperialista
(especial)
 
POR BEN JOYCE  
Cuando Washington entró en la Segunda Guerra Mundial, el Partido Socialista de los Trabajadores estaba bien preparado para enfrentar los retos de una lucha de clases que se agudizaba. El partido había concluido una profunda lucha política, rompió con los elementos del partido que se doblegaron ante las presiones de la guerra imperialista, fortaleciendo el carácter proletario así como la orientación proletaria del partido. Los cuadros del partido, enraizados en los sindicatos industriales, habían cobrado fuerza a través de las batallas sindicales de los años 30. En Estados Unidos, las principales tendencias políticas en el movimiento obrero se habían alejado de un curso de lucha de clases. El Partido Socialista dio pleno apoyo a la guerra imperialista. El Partido Comunista estalinisado zigzagueaba a medida que avanzaba la guerra, dependiendo de las necesidades diplomáticas de la burocracia privilegiada en Moscú. Antes de la guerra apoyó al gobierno imperialista norteamericano, pero después del Pacto Stalin-Hitler en agosto de 1939 denunció a la administración de Franklin Roosevelt. Cuando el imperialismo alemán invadió a la Unión Soviética, los estalinistas norteamericanos se convirtieron en belicistas rabiosos, apoyando a los “Aliados” imperialistas como “antifascistas” y defensores de la democracia.

En cambio, el Partido Socialista de los Trabajadores, mantuvo la perspectiva marxista de que en la época moderna no existe un ala progresista de la clase capitalista. Los principales rivales capitalistas industrializados, dominados por el capital financiero—lo que los marxistas llaman el imperialismo—están constantemente impulsados a librar guerras de conquista con las cuales intentan redividir los territorios del mundo. La vanguardia de los trabajadores, sostenía el partido, tiene que explicar el carácter imperialista de la guerra y porque los trabajadores y agricultores deben oponerse a esta guerra y en cambio luchar a favor de sus propios intereses de clase a nivel mundial.

Los ataques en contra de los trabajadores de vanguardia dentro de Estados Unidos aumentaron cuando Washington buscaba fomentar una campaña patriótica a favor de su carrera belicista. En 1940 se adoptó la Ley Smith, “ley de mordaza”, que prohibía propugnar “el derrocamiento del gobierno de los Estados Unidos”. Bajo esta ley 18 dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores y del Local 544 del sindicato Teamsters fueron encarcelados debido a su trayectoria de lucha de clases dentro del movimiento obrero, incluyendo su oposición a la guerra imperialista. Pasaron entre 12 y 16 meses en prisión.

El Partido Comunista apoyó los juicios amañados de los miembros del partido bajo la Ley Smith, argumentando que el PST estaba “obstaculizando los esfuerzos para la guerra”. Solo unos cuantos años más tarde, en 1949, la misma ley se utilizó para victimizar a muchos dirigentes del PC, un ataque anti-obrero en contra del cual el Partido Socialista de los Trabajadores realizó una campaña vigorosa.

El gobierno también suprimió la distribución del Militante. En noviembre de 1942, las autoridades de correos detuvieron tres números del periódico debido a “sus políticas editoriales y críticas de la administración”. En marzo de 1943 el director general de correos revocó los derechos del Militante de enviar el periódico a través de los correos de segunda clase, debido a que sus artículos “promovían asuntos raciales” en tiempos de guerra.

La burocracia sindical imitaba la retórica patriótica de los patrones. Aceptaron el congelamiento de salarios que impuso la administración Roosevelt durante al guerra, y promovieron una “promesa de no realizar huelgas” para no interferir con la guerra.

La trayectoria de colaboración de clases de los burócratas sindicales no fue aceptada por todos los trabajadores. En 1943, medio millón de mineros de carbón salieron en huelga y, a pesar de las amenazas del gobierno de usar tropas para romper la huelga, ganaron sus reivindicaciones de aumentos salariales. Otras huelgas “no autorizadas” también tuvieron lugar de 1944 a 1945. El Partido Socialista de los Trabajadores abogó a favor de estas luchas.

Mientras que cientos de miles de trabajadores, entre ellos muchos jovenes militantes, eran arrastrados al servicio militar obligatorio, el PST mantuvo una política militar proletaria. Para no separarse de las masas de trabajadores, los cuadros del partido entraron al ejército imperialista cuando los llamaban y hacían trabajo político entre las filas del ejército, intentando ganar el mayor número posible al movimiento comunista.

El Partido Socialista de los Trabajadores participó activamente para avanzar la lucha de los negros, que se encontraba en ascenso durante la guerra. Los negros resistieron la discriminación y la segregación, tanto dentro de las fuerzas armadas como a través del país. En cambio el PC dijo a los negros que debían subordinar su lucha a los esfuerzos para la guerra.

La matanza mundial de trabajadores y agricultores que estaban realizando las potencias imperialistas llegó a su punto culminante cuando se desató la guerra nuclear en contra del pueblo japonés. El PC y otros maldirigentes del movimiento obrero saludaron la aniquilación de las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki. En cambio, el Partido Socialista de los Trabajadores mantuvo su oposición intransigente a la guerra imperialista hasta el final.

“¡No hay paz!” declaró un comunicado del partido en el número del Militante del 18 de agosto de 1945. Explicó que independientemente de que potencias imperialistas triunfaran, no habría paz sino hasta que el pueblo trabajador le arrebate el poder a los imperialistas belicistas y establezca un gobierno de trabajadores y agricultores.

Esta trayectoria dejó al Partido Socialista de los Trabajadores en una posición fuerte cuando estalló una intensificación de las luchas obreras dentro de Estados Unidos después de la guerra.
 
 
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