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Vol. 71/No. 27      9 de julio de 2007

 
Cómo luchar por ‘otro mundo’
(editorial)
 
Miles de personas se han congregado en Atlanta para el Foro Social Estadounidense bajo el lema “Otro mundo es posible; otro Estados Unidos es necesario”. Los delegados están debatiendo cómo sería ese mundo y cómo llegar a él.

La explotación de clase, la brutalidad policiaca, la guerra imperialista, la destrucción ambiental y la opresión racista son endémicos del capitalismo, un sistema basado en maximizar las ganancias de una pequeña minoría a expensas de la gran mayoría. El capitalismo en su fase superior, el imperialismo, es responsable por, y se beneficia de, los crímenes más atroces contra los trabajadores del mundo. Entre ellos los millones que mueren cada año de hambre y enfermedades curables en Africa, Asia y otras partes del mundo semicolonial; o los miles de trabajadores que mueren, son mutilados o se enferman en el trabajo como resultado de la continua campaña patronal por ganancias. La brutalidad de los gobernantes, tanto si es administrada por la policía en las calles o por las tropas imperialistas en Iraq, Afganistán, las Filipinas y otros teatros de la “guerra global contra el terror” de Washington, es parte integral de los valores individualistas del capitalismo.

En su búsqueda voraz de ganancias, los gobernantes estadounidenses están a la ofensiva contra los salarios, las condiciones de trabajo y los niveles de vida de la clase trabajadora en Estados Unidos. Con este asalto desgastador, sin embargo, los patrones está plantando las semillas de la eventual destrucción de su sistema. Empujados contra la pared por el incesante aumento del ritmo de producción, el abuso y las cada vez más intolerables condiciones de vida y de trabajo, los trabajadores no tienen otra alternativa que resistir. Aunque los empates y las derrotas continúan hoy siendo la regla, más que la excepción, en el movimiento sindical hoy día las filas crecientes de trabajadores inmigrantes, muchos de ellos excluidos de obtener documentos legales, están jugando un papel central en la lucha por la dignidad dentro y fuera del trabajo. La reciente victoria en la campaña de sindicalización de los obreros empacadores de carne en Windom, Minnesota, es uno de estos casos.

El Primero de Mayo de este año, casi medio millón de trabajadores salieron a las calles de ciudades y pueblos por todo el país para exigir la legalización de los inmigrantes indocumentados. Junto a las continuas manifestaciones contra las redadas y las deportaciones, estas movilizaciones son presagio del surgimiento de una nueva vanguardia de la clase obrera, en las entrañas de la potencia imperialista más poderosa del mundo. Cuestiones tales como la solidaridad y la conciencia de clase planteadas en la batalla por la legalización sientan las bases para el fortalecimiento de los sindicatos y su transformación en herramientas efectivas para la resistencia obrera contra la ofensiva patronal.

Hace cinco décadas los trabajadores y campesinos de Cuba tomaron el poder político de las manos de los capitalistas en ese país y terminaron con la dominación imperialista. Con una dirección política proletaria consciente, los trabajadores cubanos transformaron los cimientos económicos de la nación isla y las acompañantes relaciones sociales. Han ofrecido ayuda internacionalista sin condiciones a trabajadores por todo el mundo. Y desde entonces han rechazado las constantes amenazas de Washington.

La Revolución Cubana muestra que la revolución no es solo necesaria, sino que es posible. Para derrocar el orden social destructivo que domina el mundo hoy, los trabajadores y agricultores en Estados Unidos tienen que hacer una revolución socialista como esta.

Los gobernantes estadounidenses no escatimarán esfuerzos para defender su propiedad y sus privilegios. Para derrotar la clase gobernante más brutal de la historia, el pueblo trabajador en Estados Unidos necesita una dirección política que se haya preparado con anterioridad. Necesita un partido revolucionario firmemente enraizado en la clase trabajadora, la única fuerza en la sociedad que tiene el poder, el interés y la capacidad de llegar hasta el final. Tal movimiento existe en Estados Unidos hoy: el Partido Socialista de los Trabajadores y la Juventud Socialista. Los trabajadores, agricultores y jóvenes que realmente quieren luchar por un mundo mejor deben unirse al movimiento comunista.
 
 
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