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Vol. 73/No. 8      2 de marzo de 2009

 
¡Apoye huelgas en Guadalupe, Martinica!
(editorial)
 
El gobierno francés ha despachado gendarmes fuertemente armados para respaldar a la policía en sus colonias en el Caribe donde siguen extendiéndose huelgas de masas.

Los trabajadores y agricultores en estas islas que han salido a las calles para presentar demandas para protegerse de la crisis económica capitalista merecen el apoyo de los trabajadores de todo el mundo. Debemos exigir la retirada inmediata e incondicional de todas las tropas y fuerzas policiacas francesas.

Los capitalistas franceses se refieren a Guadalupe y Martinica como “departamentos de ultramar”, un eufemismo de colonias, que también son una fuente de superganancias. Las islas son grandes destinos turísticos —Club Med tiene balnearios allí— y puertos de escala para cruceros de todo el mundo.

Un indicio de la desigualdad que rige en Guadalupe es que menos del 1 por ciento de la población —los descendientes de los colonos blancos franceses y una parte integral de la clase capitalista francesa— son dueños de la la mayor parte de la riqueza y de la tierra, mientras que la gran mayoría de los trabajadores son negros. Una situación similar existe en la vecina Martinica.

A pesar de que menos de medio millón de personas viven en cada una de estas naciones isleñas, unas 445 mil en Guadalupe y 400 mil en Martinica, docenas de miles se han unido a la huelga y a las protestas. A medida que se extiende la crisis económica del capitalismo más y más trabajadores del mundo seguirán su ejemplo.

El reto que enfrentan los trabajadores de Guadalupe y Martinica es el mismo que tienen los trabajadores alrededor del mundo: como quitarle el poder a los gobernantes ricos y reemplazarlos con gobiernos de los trabajadores y agricultores que puedan avanzar la organización de la clase trabajadora y reorganizar la economía para satisfacer las necesidades humanas no las ganancias.

En Guadalupe y Martinica esta lucha estará entrelazada con la lucha para lograr la independencia del gobierno imperialista francés.

El invierno largo y caliente del capitalismo ha comenzado y también la resistencia que, en las décadas que vienen, llevará al derrocamiento del sistema salarial de una vez por todas.
 
 
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