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Vol. 72/No. 20      May 19, 2008

 
Mitin en Universidad de Seattle
debate Revolución Cubana
 
POR DAVID ROSENFELD  
SEATTLE—“No podía resistir aprender acerca de este capítulo de la historia cubana. No tenía idea de que los chinos hubieran participado en la Revolución Cubana”, dijo Sassia Nelson, dirigente de la Asociación de Estudiantes Chinos en la Universidad de Seattle, al dar la bienvenida al público en un evento celebrado el 17 de abril sobre Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana.

Unas 85 personas, incluyendo estudiantes y profesores, asistieron a la actividad, auspiciada por los programas de Estudios Internacionales, Latinoamericanos, Africanos y Asiáticos; las asociaciones de estudiantes chinos y africanos; y el Club de Estudios Latinoamericanos. Alexandria DeLong, presidenta del club, moderó el evento y habló sobre el ejemplo del apoyo internacionalista cubano al pueblo de Angola en su lucha contra las repetidas invasiones del ejército del apartheid de Sudáfrica entre 1975 y 1988, y sobre los médicos cubanos en Venezuela hoy.

Marc McLeod, director del programa de Estudios Latinoamericanos, recordó su visita a Cuba durante lo peor de la crisis económica que Cuba enfrentó en los años 90, tras el colapso de su comercio con la Unión Soviética. Al bregar con la carencia de alimentos y combustible, “la dirección revolucionaria demostró una adaptabilidad antidogmática”, dijo. “En Nuestra historia, los generales describen muchas de las formas flexibles y creadoras con las que respondieron los dirigentes a los retos que enfrentaban”.

Kan Liang, director de Estudios Internacionales y profesor de historia china, describió la masiva importación de China de trabajadores bajo contrato para trabajar en las plantaciones azucareras de Cuba a mediados del siglo 19. Muchos labradores chinos, sometidos a condiciones de abuso horribles, se unieron a las guerras de liberación contra el gobierno colonial español, una lucha de 30 años que se entrelazó con la lucha para abolir la esclavitud y todo tipo de trabajo forzado en la isla.

Liang también describió el apoyo de China a la victoria de la Revolución Cubana en 1959 y el viaje de Ernesto Che Guevara a China en 1960, que fue seguido por 20 años de “enfriadas” relaciones, dijo, debido a la alianza de Cuba con la Unión Soviética durante la ruptura sino-soviética.

Mary-Alice Waters, editora del libro y presidenta de la editorial Pathfinder, se refirió a los primeros años de la Revolución Cubana, cuando “la reforma agraria puso títulos de propiedad en manos de más de 100 mil campesinos sin tierras, la reforma urbana rebajó los alquileres al 10 por ciento del ingreso familiar, y la campaña de alfabetización movilizó a 100 mil jóvenes para eliminar el analfabetismo por todo el país en menos de un año.

“Estas medidas se dieron de bruces con los intereses de la propiedad privada de las clases dominantes en Cuba y Estados Unidos”, dijo. “Y esta es la causa de la implacable hostilidad de Washington hacia la Revolución Cubana durante 50 años”.

Un miembro del público que se identificó como miembro del grupo Alternativa Socialista dijo que aunque “sin duda han habido avances en Cuba, también hay una dictadura”, y le preguntó a Waters si “ahora que Fidel Castro ya no encabeza el gobierno, ¿se va a sublevar el pueblo cubano para organizar una auténtica forma de socialismo democrático?”

Waters respondió que al contrario de lo que a menudo presenta la prensa norteamericana, “Cuba no es una dictadura. El pueblo trabajador cubano determina la política del gobierno a un grado mayor que en cualquier otro país del mundo. Como en los primeros años de la Revolución Rusa”, dijo, “la Revolución Cubana ha establecido formas a través de las cuales se expresan la voluntad y los intereses de la clase trabajadora”.

Ella describió el proceso de toma de decisiones que recoge ampliamente las aportaciones de las organizaciones de masas, los comités de fábrica y las asambleas obreras. “Estas estructuras no corresponden con ninguna de las instituciones del ‘capitalismo democrático’”, dijo. “En Cuba, una clase diferente está en el poder, la clase obrera”.

Waters añadió que Cuba “no es de manera alguna una utopía y los cubanos que apoyan la revolución son los primeros en señalar sus defectos. Pero es más parecido a aquello por lo que siempre han luchado los socialistas y los comunistas que cualquier otra cosa que existe en el mundo hoy”.

En respuesta a las preguntas y comentarios de si el nuevo presidente cubano Raúl Castro está más dispuesto a seguir el “modelo chino”, como afirma la prensa norteamericana, Waters dijo que Cuba no está siguiendo ningún “modelo”, sino está descubriendo su propio camino. “Como ha mencionado frecuentemente Fidel, la dirigencia de Cuba cree que los peores errores que cometieron se dieron cuando pensaron que otros sabían mejor que ellos cómo construir el socialismo”.
 
 
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