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   Vol. 69/No. 24           June 27, 2005  
 
 
No arriesgar vida de soldados
por sed de lucro de industria bélica
(editorial)
 
Nos sumamos a los trabajadores en Point Blank Body Armor en Florida, quienes durante su lucha para sindicalizarse y defender su unión, UNITE, han condenado la producción y venta por parte de los patrones de chalecos antibalas defectuosos que son utilizados por soldados estadounidenses. Igualmente responsables son los oficiales de los marines, quienes junto con ejecutivos de la compañía firmaron permisos facilitando la entrega de equipo de protección que falló pruebas de calidad, aumentando el peligro que encaran los soldados desplegados en Iraq y Afganistán.

Condenamos esta usura de guerra en tanto que continuamos haciendo campaña por la retirada inmediata e incondicional de todas las tropas norteamericanas de Iraq, Afganistán y todas partes del mundo donde Washington persigue sus intereses imperiales.

Durante su exitosa batalla de dos años por un sindicato, los trabajadores explicaron que los patrones de Point Blank, en su afán de ganancias, no solo mantenían los salarios a niveles insoportablemente bajos y les negaban a los trabajadores hasta el derecho de beber agua para así minimizar el uso del baño. La compañía también descuidaba las normas de calidad, poniendo en peligro así la vida de los soldados a quienes se les suministraba chalecos antibalas defectuosos. Al mismo tiempo, y en época de guerra, los trabajadores rechazaron la demanda de la compañía de subordinar su lucha por un sindicato a las prerrogativas del patrón en nombre de defender el “patriotismo americano”. Ellos asumieron la ventaja moral, sentando un ejemplo para todo el movimiento obrero.

La venta de chalecos defectuosos por Point Blank no es un caso aislado. Tales consecuencias de la usura de guerra han caracterizado todas las guerras imperialistas. En la guerra y ocupación dirigida por Washington, algunos de los casos más conocidos de fraude en la venta y entrega de partes defectuosas han involucrado a compañías como Halliburton, Bechtel y Boeing. Un informe reciente del inspector general del Pentágono culpó a Lockheed-Martin por 33 defectos hallados en un avión de transporte C-130J, incluyendo hélices agrietadas.

Igualmente, durante la Segunda Guerra Mundial el Militant expuso la usura de guerra de los patrones norteamericanos, lo cual llevó no solo a la manipulación de precios y a escaseces, sino que llegó a incluir casos en que los barcos se fueron a pique debido a planchas de acero defectuosas, motores de avión defectuosos y otras violaciones flagrantes de las normas de producción —frecuentemente encubiertas por informes falsificados— que pusieron en riesgo la vida de soldados, marinos y aviadores.

Los dueños del capital se ven impulsados a elevar al máximo sus ganancias a toda costa, tanto en tiempos de guerra como de paz. La única diferencia es que en tiempos de guerra ellos sacan ganancias aún mayores.

Así como buscan recortar salarios y beneficios y descuidan las condiciones de salud y seguridad en el trabajo, los capitalistas, junto con su gobierno y su cúpula militar, demuestran su indiferencia por los trabajadores y agricultores que visten uniforme, a quienes lanzan al combate como carne de cañón para sus guerras de saqueo, como lo han hecho en Iraq y continuarán haciéndolo en futuras guerras imperialistas. A pesar de sus expresiones hipócritas de preocupación por los soldados, para ellos la vida de los trabajadores no es muy importante.

La usura de guerra es inherente al capitalismo. Ha prevalecido bajo administraciones tanto demócratas como republicanas y no se acabará con comisiones oficiales, multas u otras propuestas de “reforma” que plantean grupos liberales y la izquierda de clase media. Se acabará —junto con las guerras imperialistas en el exterior y la ofensiva antiobrera de los patrones dentro del país— solo cuando el pueblo trabajador organice un movimiento que quite el poder político de manos de las familias dominantes multimillonarias y establezca un gobierno de trabajadores y agricultores, sumándose con otros trabajadores a nivel mundial a la lucha por el socialismo.

Las revelaciones sobre Point Blank subrayan la necesidad de que los trabajadores organicen sindicatos y utilicen su fuerza potencial como única manera de defendernos de los ataques patronales.

El movimiento obrero debe seguir el ejemplo de los trabajadores en Point Blank y oponerse a los intentos patronales de sacrificar la seguridad de los soldados con productos mal hechos. Al mismo tiempo, hay que hacer campaña por el regreso inmediato de todas las tropas de Iraq, Afganistán, Yugoslavia, Corea, Haití, Colombia y Guantánamo, Cuba.
 
 
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