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Vol. 79/No. 7      2 de marzo de 2015

 
(portada)
Berlin, Paris exprimen a
trabajadores en Grecia

 
POR MAGGIE TROWE
Presentándose como el candidato que aliviaría el desempleo y el sufrimiento económico que Berlín, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional impusieron a los trabajadores griegos en 2012, y usando el nacionalismo griego y la retórica antialemana, Alexis Tsipras, de la socialdemócrata Coalición de la Izquierda Radical, conocida como Syriza, ganó las elecciones del 25 de enero en Grecia.

El gobierno griego se fue a la bancarrota en 2010, tras la drástica contracción de la producción y el comercio en 2008 y los años de relaciones comerciales desventajosas con las potencias capitalistas más fuertes de Berlín y París.

Cuando Grecia, miembro de la UE, pidió ayuda, los representantes del capital financiero —la llamada troika integrada por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional— emitieron un “Memorando de Entendimiento” por el que garantizaban el pago a algunos tenedores de bonos griegos, mientras que a otros se les daba “un corte de pelo”. A cambio de los préstamos al gobierno, se impusieron despidos masivos de trabajadores públicos, recortes salariales, restricciones al derecho a sindicalizarse y aumentos drásticos a los impuestos a la propiedad que recayeron con más fuerza sobre los trabajadores y agricultores.

La Unión Europea no es un país, ni una federación de miembros iguales. Más bien es una alianza capitalista con una sola moneda diseñada por Berlín y París en la década de 1990 como contrapeso a la dominación del capital norteamericano.

Las contradicciones internas de la UE, que se agudizaron por la contracción económica mundial de 2008, significan que los países capitalistas más débiles como Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, reciben un tratamiento económico brutal de las potencias capitalistas europeas más fuertes, encabezadas por Alemania.

Un ‘rescate’ devastador
Los enormes recortes del gasto social han resultado ser devastadores para el pueblo trabajador. Casi el 28 por ciento de la población en edad de trabajar en Grecia y casi el 60 por ciento de los jóvenes se encuentran sin empleo.

Un titular del New York Times del 7 de febrero dice, “Grave situación financiera de Grecia ha destripado su sistema de salud”. Pero los recortes y otras medidas no lograron detener la caída precipitada de la producción. La deuda del país es casi el doble de lo que los trabajadores producen en un año.

Trabajadores y campesinos en Grecia han tratado de resistir con protestas, huelgas nacionales selectivas y otras acciones. Sin embargo, los trabajadores victimas de las mentiras de los partidos políticos estalinistas y socialdemócratas y de los dirigentes sindicales, no han contado con una forma eficaz de luchar contra la embestida.

La crisis ha creado la polarización y nuevas fuerzas políticas han echado a un lado a los partidos Socialista Panhelénico y Nueva Democracia, que han tomado turnos en el gobierno desde 1981. El partido ultraderechista y anti-inmigrante Amanecer Dorado ha crecido y ganó 17 de los 300 escaños en la reciente elección.

El primer ministro Tsipras, quien formó un gobierno de coalición con el pequeño Partido de Griegos Independientes de centro-derecha, llevó como lema central de su campaña electoral, “¡La esperanza viene!”

Tsipras se comprometió a renegociar la deuda y que los pagos dependerían del crecimiento económico, crear 300 mil nuevos empleos, subir el salario mínimo de 658 a 853 dólares al mes, proporcionar subsidios a la energía y los alimentos, terminar el impuesto sobre el combustible para la calefacción y abolir el impuesto a la propiedad.

Syriza ha exigido de Alemania miles de millones de dólares en reparaciones por la ocupación y préstamos forzados durante la Segunda Guerra Mundial.

“Una victoria de Syriza terminará con el mal hechizo y liberará los mercados”, dijo Tsipras a Reuters el 18 de diciembre, con el que prometía a los gobernantes acaudalados griegos que él no tenía ninguna intención de crear problemas al capitalismo.

Tsipras y su ministro de finanzas Yanis Varoufakis recorrieron las capitales europeas para presionar por un alivio del memorando. Fueron rechazados.

Los gobernantes alemanes enfrentan una situación difícil. Si mantienen las condiciones onerosas del memorando, es posible que Grecia no podrá cumplir con la deuda y saldrá de la Unión Europea. Los ricos tenedores de bonos temen que el “contagio” podría extenderse a España, Irlanda, Portugal y otros países en el extremo inferior de las relaciones sociales en Europa. A la vez temen que los gobernantes de esos países podrían exigir el equivalente de cualquier concesión que hagan a Atenas.

Tsipras ya ha comenzado a alejarse de sus promesas electorales con la esperanza de encontrar un terreno en el que pueda hacer concesiones a Alemania y al FMI. Ha pedido un “espacio fiscal” para permitir negociaciones sobre la reestructuración de la deuda.  
 
 
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