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Vol. 79/No. 6      23 de febrero de 2015

 
(especial)
Visita de Malcolm X a Selma fortaleció lucha de los negros

La nueva película “Selma”, de la cual escribimos una reseña en la edición de la semana pasada del Militante en inglés, ha despertado interés en el legado de la victoriosa lucha para derrocar la segregación racial Jim Crow en las décadas de 1950 y 60. La película relata la historia de la campaña en Selma, Alabama, a principios de 1965, que obligó a los funcionarios allí a eliminar los obstáculos al derecho de los negros a votar y condujo a la aprobación de la Ley Federal de Derechos de Voto más tarde ese año. En el condado de Dallas, donde se encontraba Selma, menos del 1 por ciento de la población negra había sido registrada para votar.

Los luchadores por los derechos civiles en Selma, incluyendo a miles de estudiantes de secundaria y otros aun más jóvenes, se mantuvieron firmes a pesar de la violencia brutal, incluyendo golpes y ráfagas de agua de la policía de Selma y la estatal, además de los ataques de los matones racistas.

La estrategia de Martin Luther King Jr., de confiar en la “buena voluntad” de los políticos del Partido Demócrata como el presidente Lyndon Johnson y su negativa a tolerar que los manifestantes se defendieran contra el terror racista, era cada vez un asunto más polémico entre muchos de los luchadores por los derechos de los negros. King estaba en la cárcel municipal cuando, por invitación de los miembros del Comité de Coordinación de los Estudiantes No Violentos, Malcolm X vino a Selma para una visita de un día y habló en una conferencia de prensa y una reunión pública de jóvenes el 4 de febrero de 1965.

La reseña de la semana pasada dijo que la película “Selma” distorsionó y omitió aspectos de la visita de Malcolm. Para expandir sobre esto y conocer exactamente lo que dijo Malcolm, el Militante está publicando un extracto de Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero por Jack Barnes, uno de los libros del mes de la editorial Pathfinder para febrero. En el extracto del capítulo Malcolm X: Dirigente revolucionario de la clase obrera, Barnes explica lo que Malcolm X estaba planteando en Selma. Copyright © 2009 por Pathfinder Press. Reproducido con permiso.

Además presentamos un breve extracto del intercambio de Malcolm con la prensa tomado de Malcolm X: Febrero de 1965, los discursos finales. Copyright © 1992 por Betty Shabazz y Pathfinder Press. Reproducido con permiso.

A principios de febrero de 1965, Malcolm habló ante un grupo de 300 jóvenes en una iglesia en Selma, Alabama. Desde principios de 1965, la organización de King, la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur (SCLC), había dirigido manifestaciones en Selma y sus alrededores a favor del derecho a votar, en las cuales los manifestantes habían sido sometidos a la brutalidad policiaca y unas 3 400 personas habían sido arrestadas. Después de que Malcolm hablara en un mitin de varios miles de personas el 3 de febrero en el cercano Instituto Tuskegee en Alabama, los estudiantes allí insistieron en que los acompañara a Selma al día siguiente, y Malcolm aceptó. King se encontraba preso entonces en la cárcel en Selma.

Cuando habló a los jóvenes en Selma, Malcolm nuevamente condenó a la administración Johnson por negarse a movilizar tropas federales para proteger a los negros que luchaban por sus derechos. Malcolm dijo que apoyaba en un “100 por ciento el esfuerzo que están haciendo los negros aquí” y que creía que “tienen el derecho absoluto de utilizar los medios que sean necesarios para lograr el voto”. Pero añadió que no creía en practicar la no violencia frente a la violencia de las fuerzas racistas organizadas. Concluyó: “Espero que ustedes crezcan en lo intelectual, para que puedan entender los problemas del mundo y dónde encajan ustedes en ese cuadro mundial” —una vez más el punto de partida internacionalista— “ampliando su visión”, la cual Malcolm siempre se dedicaba a fomentar. Y luego agregó:

“Y espero que todo el miedo que jamás hayan abrigado en sus corazones desaparezca, y cuando miren a ese hombre, si saben que no es más que un cobarde, ya no le teman. Si no fuera cobarde, no los atacaría en grupo… Se cubren con una sábana para que ustedes no sepan quiénes son: eso es ser cobarde. ¡No! Llegará la hora cuando se les arrancará esa sábana. Si el gobierno federal no se la arranca, se la arrancaremos nosotros”.

Lo que dijo Malcolm sobre las luchas en San Agustín, Selma y otros lugares me hace recordar la respuesta de Che Guevara durante su visita a Nueva York en diciembre de 1964, cuando le preguntaron cómo concebía la lucha por los derechos de los negros en Estados Unidos. “Parece que la violencia racial está ascendiendo en unos estados norteamericanos”, contestó Che. “Frente a esto hay varios recursos: agachar un poquito más el hombro a ver si duele menos el golpe, protestar enérgicamente, recibir más golpes, o responder golpe por golpe. Pero eso se dice fácil y es muy difícil de hacer. Y hay que prepararse para hacerlo”.

Los jóvenes en Selma respondieron a la charla de Malcolm con aplausos clamorosos. Pero esa no fue la respuesta de los dirigentes de la SCLC. Malcolm describió la reacción de estos en un discurso a la reunión de la OAAU en el Salón Audubon en Harlem el 15 de febrero, menos de una semana antes de ser abatido a tiros en esa misma sala.

“El hombre de King no quería que yo les hablara [a los jóvenes]”, dijo Malcolm. Malcolm se refería en particular al actual alcalde demócrata de esta misma ciudad, Andrew Young, ex congresista de aquí y embajador de Estados Unidos ante la ONU durante la administración Carter. En Selma ese día, Young había tramado en vano con Coretta Scott King para impedir que a Malcolm le cedieran el micrófono.

“Me dijeron que no les molestaba que yo llegara y todo eso”, dijo Malcolm en la reunión de la OAAU, pero no querían que él hablara porque “sabían lo que yo iba a decir”. Sin embargo, los jóvenes, tanto de Selma como de Tuskegee, “insistieron en que se me escuchara… Es la única manera en que tuve la oportunidad de hablarles”.

Uno no tiene que aceptar la versión de Malcolm. King, quien estaba preso cuando Malcolm fue a Selma, dijo poco después del asesinato: “Yo no podía impedir que viniera, pero mi filosofía era la antítesis” de la filosofía de Malcolm X, tan diametralmente opuesta, que jamás habría invitado a Malcolm X a Selma cuando estábamos en medio de una manifestación no violenta, y esto no contradice mi respeto personal hacia él. Yo discrepaba con su filosofía y sus métodos”.

Y en una columna que escribió unas semanas después del asesinato de Malcolm para el Amsterdam News, semanario basado en Harlem, King dijo que cuando su esposa Coretta habló con Malcolm en Selma, él había “expresado interés en trabajar más estrechamente con el movimiento no violento, pero aún no estaba dispuesto a renunciar a la violencia y a superar la amargura que la vida le había infundido… Como el asesinato de Lumumba, el asesinato de Malcolm X priva al mundo de un gran dirigente en potencia. Yo no podía coincidir con ninguno de estos dos hombres…”

Así que no, no hubo ninguna convergencia “Malcolm-Martin” durante ese último año. Al contrario, la divergencia se ensanchó, puesto que hubo una aclaración de la convicción de Martin Luther King de que se podía reformar el capitalismo y sus injusticias. Entretanto, Malcolm nunca dejó de avanzar en su compromiso con la necesidad de que los oprimidos y el pueblo trabajador de todos los colores de piel, de todos los continentes y países, se unieran en una lucha revolucionaria contra el orden mundial capitalista que es responsable del racismo, la violencia derechista, la opresión de la mujer, la explotación económica y la guerra.
 
 
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