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Vol. 78/No. 45      15 de diciembre de 2014

 
¡No a las deportaciones!
(editorial)
(especial)  

El movimiento obrero debe impulsar la lucha contra las deportaciones, contra la condición de segunda clase, la revisión de antecedentes, los despidos, el encarcelamiento indefinido y la criminalización de los trabajadores inmigrantes. Debemos decir a una sola voz “No importa qué idioma hablas, de qué lado de la frontera naciste o si estuviste en prisión. Si tienes o no ‘documentos’ es algo que tiene significado solo para los patrones y su gobierno”.

Para ellos la clase obrera es una clase de ilegales, con enjambres de millones de criminales: desde huelguistas a “malhechores”, de “ilegales” nacidos en el país equivocado a “sospechosos” nacidos en el barrio equivocado quienes constantemente necesitan ser detenidos, registrados y hasta abaleados si es necesario. Por eso es que construyen tantas prisiones, despliegan tantos policías y emplean las declaraciones de culpabilidad negociadas y otros métodos falsos para acarrear millones a la prisión.

La criminalización de los trabajadores inmigrantes es parte del ataque de los capitalistas contra el nivel de vida, las condiciones de trabajo, los derechos y la dignidad de todo el pueblo trabajador. Esto implica de manera urgente que los trabajadores deben organizar sindicatos sin distinción de nacionalidad o status migratorio. Al mismo tiempo, los sindicatos deben involucrarse simultáneamente en una acción política independiente de los partidos de los patrones —los demócratas y los republicanos— y defender las luchas de todos los explotados y oprimidos.

La auto elogiada Acción Ejecutiva de Responsabilidad por la Inmigración de Obama es solo otro de los ajustes periódicos en la política de inmigración de los gobernantes. Elimina la amenaza de deporta-ción para algunos, mientras que la aumenta para otros. La minoría que es elegible para una prórroga de tres años renovable tiene que ser “responsable”, pagar impuestos y aceptar que no merece recibir beneficios del gobierno. Entre tanto, las revisiones de antecedentes, los despidos, los trabajadores invitados, la criminalización y las deportaciones continúan.

El decreto ejecutivo de Obama plantea otro problema importante. Los trabajadores deben tomar nota y preocuparse de las medidas que refuerzan la rama ejecutiva del gobierno de los patrones, tratando al Congreso como si no existiera. La separación de poderes y los límites trazados en la Constitución de Estados Unidos son beneficiosos para la clase obrera. Nos dan más espacio para organizarnos y actuar en defensa de nuestros propios intereses. Algunas veces incluso “paralizan” la capacidad de los gobernantes capitalistas de tomar y aplicar sus decisiones, lo cual nunca está mal para nosotros.

Nuestra política migratoria debe ser simple. No necesita páginas de texto o toda una papelería burocrática.
 
 
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