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Vol. 78/No. 44      8 de diciembre de 2014

 
Ucrania: A un año de rebelión
debaten perspectivas de lucha
(portada)
 
POR JOHN STUDER
Miles de personas se reunieron el 21 de noviembre en la plaza central de Kiev —conocida como Maidán— para conmemorar el primer aniversario de la primera manifestación que desencadenó tres meses de movilizaciones y batallas campales que condujeron al derrocamiento del odiado presidente Viktor Yanukovich el 22 de febrero. El poderoso movimiento trajo a millones a la lucha política y tuvo un profundo impacto en la confianza y el espíritu de lucha de los trabajadores en todo el país.

El derrocamiento de Yanukovich trastornó los planes del gobierno de Rusia para profundizar su dominación económica y política de Ucrania. El régimen ruso del presidente Vladimir Putin respondió con la ocupación militar y la anexión de la península de Crimea y una guerra separatista en las provincias orientales de Donetsk y Luhansk.

“Muchos me preguntan: si no fuera por el Maidán, ¿tal vez la anexión de Crimea no hubiera sucedido? Y no hubiera muerto tanta gente”, dijo Mustafa Dzhemilev, dirigente histórico del pueblo tártaro de Crimea, según el Grupo de Protección de Derechos Humanos de Kharkiv un día después del acto del aniversario. “Si la dignidad y el anhelo de libertad tienen algún significado para una persona, ellos no deben aceptar el totalitarismo o un régimen autoritario”.

Desde la anexión rusa, el pueblo tártaro de Crimea ha sido víctima de redadas en las mezquitas, exilios y desapariciones de activistas tártaros y el cierre de su consejo político —el Majlis— que Dzhemilev, de 71 años, dirigió durante décadas.

Como resultado de la lucha del Maidán, que costó la vida de unos 100 combatientes por la soberanía de Ucrania, dijo Dzhemilev, “Ucrania dio un paso adelante. Gracias a tales actos se consolida una sociedad y emerge una nación. Por favor noten cómo nos hemos unido, independientemente del origen o fe religiosa. Todos decimos que somos ucranianos. No puedo, por lo tanto, tener remordimientos, el sacrificio no fue en vano”.

“Ni un dictador que derramó sangre se ha escapado al castigo”, dijo Dzhemilev desde la tarima en la Maidán el 18 de febrero, mientras los francotiradores del régimen comenzaron a disparar contra los manifestantes cuatro días antes de que Yanukovich fuera forzado a huir a Rusia. “Van a responder por la sangre de cada patriota. Pido a mis conciudadanos en todas partes que formen centros de resistencia. Estoy orgulloso de ustedes, mis queridos amigos ucranianos”.

Los funcionarios del gobierno que sustituyó al régimen de Yanukovich tomaron parte en el acto del aniversario el 21 de noviembre, incluyendo el presidente Petro Poroshenko, un multimillonario con intereses en la industria del chocolate, la automotriz, la televisión y los barcos. Pero los funcionarios fueron confrontados con gritos encabezados por los familiares de los “cien celestiales” que fueron asesinados por las fuerzas del régimen en las batallas del Maidán. “¿Dónde están los asesinos?”, le preguntaron, exigiendo saber por qué prácticamente nadie ha sido acusado de los asesinatos.

Los dirigentes del Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania y la Confederación de Organizaciones Sindicales Libres también aprovecharon la ocasión para expresar sus opiniones sobre los logros del Maidán y los retos que enfrenta el pueblo trabajador en la Ucrania actual en las páginas de Aspecto, el periódico semanal de la confederación.

“Hemos logrado grandes cosas a través del Maidán. Derrocamos a un presidente corrupto y a su gobierno”, dijo Sergey Sokolovsky, miembro del sindicato de mineros en la mina de mineral de hierro Evraz en Kryvyi Rih. “Pero los que se convirtieron en el nuevo gobierno como resultado de una ola de protestas populares, desafortunadamente, no siempre justifican la confianza de la gente”.  
 
 
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