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Vol. 78/No. 29      11 de agosto de 2014

 
Crece oposición a pena de muerte
tras ejecución de dos horas en Arizona
(portada)
 
POR EMMA JOHNSON  
Por casi dos horas Joseph Wood luchó por respirar antes de morir. El espantoso espectáculo el 23 de julio en Arizona fue la último de una serie de prolongadas y torturantes ejecuciones que han estimulado la oposición a esta arma de terror utilizada contra la clase trabajadora.

“Por fin empezamos a adquirir cierta atención para plantear el tema de la pena de muerte y por qué uno debe oponerte a ella”, dijo por teléfono desde Phoenix el 26 de julio Dan Peitzmeyer, presidente de Alternativas a la Pena de Muerte para Arizona. “La gente está hablando sobre esto, los medios están preguntando, los hechos están saliendo a la luz”.

En 2009 la principal compañía farmacéutica que suministraba las drogas usadas para las inyecciones letales dejaron de producirlas ante la creciente oposición alrededor del mundo a su uso en ejecuciones. Desde entonces, los funcionarios estatales han estado experimentando con nuevas combinaciones de drogas y adoptando técnicas alternativas para matar legalmente a personas, incluyendo pelotones de fusilamiento, la silla eléctrica y ahorcamientos.

El 21 de julio, el Tribunal Federal de Apelaciones del Noveno Circuito había ordenado la suspensión de la ejecución de Wood por falta de información detallada sobre las drogas que iban a ser utilizadas para matarlo. El presidente del Tribunal del Noveno Circuito Alex Kozinski desistió, escribiendo que el gobierno debería de dejar de intentar “enmascarar la brutalidad de las ejecuciones al hacerlas parecer serenas y pacíficas. … y volver a los métodos de ejecución más primitivos, y más infalibles. La guillotina probablemente sea lo mejor, pero parece ser inconsecuente con nuestros valores nacionales. Y la silla eléctrica, el ahorcamiento y la cámara de gas están sujetos a fallas ocasionales…. El pelotón de fusilamiento me parece la más prometedora”. La Corte Suprema de Estados Unidos canceló la suspensión un día después.

“Pensamos que es absurdo hablar de cómo matar en vez de ¿por qué?” dijo Peitzmeyer. “Nos oponemos a la pena de muerte. Es un arma contra los más pobres, los más vulnerables. Los ricos no son sentenciados a muerte”.  
 
 
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