Vol. 76/No. 44      3 de diciembre de 2012

William Murphy

Marcha en Dublin, Irlanda, 17 de noviembre para protestar muerte de Savita Halappanavar, tras aborto espontáneo después de que médicos le negaron un aborto y le dijeron “este es un país católico”.

Halappanavar, una dentista de 31 años de edad, de origen indio, murió de una septicemia el 28 de octubre en un hospital de Galway después de un aborto. Según la BBC, su esposo Praveen Halappanavar dijo que los médicos rechazaron las solicitudes de un aborto que hizo su esposa y le dijeron que “Irlanda es un país Católico”. Cuando le preguntaron si creía que su esposa estaría viva si le hubieran administrado un aborto, Halappanavar dijo a la BBC, “Por supuesto, no hay duda al respecto”.

“La preocupación de los doctores no debería ser la religión del país, sino el bienestar de sus pacientes. Si la vida de una mujer está en peligro, debe ser decisión de ella”, dijo Kayleigh Spier, de 24 años, al Militante durante la manifestación.

“Una nueva ley es lo mínimo que se necesita —podría ser un paso para ampliar el acceso al aborto”, dijo Roisin Mooney, de 20 años, una estudiante de arte quien ayudó a hacer pancartas y que vino con otros de la Escuela Nacional de Arte y Diseño.

“El gobierno no necesita hacer un referéndum”, dijo Mooney. El Primer Ministro “Enda Kenny puede en un día aprobar una ley que implemente la decisión previa que permite realizar un aborto si la vida de la mujer está en peligro”.

El aborto en Irlanda es ilegal salvo en casos en que los médicos determinen que la vida de la mujer corre peligro. Al mismo tiempo, los médicos podrían enfrentar penas de cárcel por realizar un aborto si su decisión es considerada contraria a la protección constitucional en Irlanda de “la vida de los no nacidos”. En consecuencia, muchas mujeres viajan al Reino Unido para obtener un aborto.

“El mitin de esta noche es un paso más en la larga lucha para proteger la vida de la mujer y sus opciones”, dijo Sinéad Ahern de la Irish Choice Network (Red irlandesa pro-derecho al aborto), a los manifestantes. “Han pasado 20 años desde el caso X y no se ha hecho nada”, dijo Ahern, refiriéndose a un intento en 1992 de prevenir a una joven embarazada de 14 años de viajar al Reino Unido para obtener un aborto. La Corte Suprema eventualmente anuló la decisión previa del Tribunal Superior de detener a la joven, la cual había sido víctima de una violación. Los gobiernos sucesivos se han rehusado a promulgar leyes basadas en esa decisión, dejando el asunto en manos de cada médico.

“Halappanavar no debió haber muerto, pero no es necesario cambiar la ley. Los grupos a favor del derecho al aborto están usando este caso para promover sus propias opiniones”, dijo Marina Vazhun, una asistente de contabilidad oriunda de Bielorrusia, mientras miraba pasar la marcha por la Calle O’Connell.

“Halappanavar no tenía que haber muerto para que cambie la ley, y se debe cambiar”, dijo al Militante Ashling Donahue, una trabajadora de una tienda de 19 años de edad, quien también estaba observando la marcha. “Yo apoyo el aborto en algunos casos: si la vida de la mujer está en peligro, si fue violada o si es demasiado joven para criar un niño”.

“No hacer nada sobre esto no es una opción”, dijo Eamon Gilmore, Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio, a reporteros el 16 de noviembre después de reunirse con el embajador de la India, según el Irish Times.

“Ha habido un cambio en las actitudes a través de varias generaciones”, dijo Roisin Mooney al Militante durante la marcha. “Mi madre es religiosa y está a favor del derecho a la mujer a elegir un aborto, y eso no se deriva de sus experiencias creciendo en una área rural”.  
 
 
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