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Vol. 76/No. 44      3 de diciembre de 2012

 
Apoyo a derechos de gays
es avance para obreros
(artículo principal, comentario)
 
POR JOHN STUDER  
Uno de los resultados más importantes de las elecciones recientes fue la victoria en cuatro estados, Maryland, Maine, Washington y Minnesota, de plebiscitos que anularon leyes discriminatorias sobre el matrimonio que dependen de prejuicios basados en el sexo o la orienta-ción sexual de los individuos.

Estos resultados reflejan los cambios de actitud en la clase trabajadora, y dan un golpe a una forma de prejuicio y fortalecen la unidad entre los trabajadores y su capacidad de estar al frente de las luchas contra toda forma de discriminación.

Antes de las elecciones de este año, leyes discriminatorias semejantes, que prohibían el matrimonio entre homosexuales, fueron aprobadas en referendos estatales 30 veces.

Aún los opositores más implacables de la igualdad de protección para los homosexuales tuvieron que aceptar que el voto sobre las cuatro propuestas reflejaba un gran cambio.

“Debemos entender que este no era un debate que íbamos a ganar”, es-cribió Rod Dreher en el ejemplar 8 de American Conservative (Conservador Ameri-cano), “dada la actitud de la mayoría hoy en día sobre el matrimonio y la sexualidad, especialmente entre los jóvenes norteamericanos”.

Estos cambios de actitud dependen en parte de las cuestiones sociales que planteó la epi-demia del SIDA en Estados Unidos, que comenzó en los 1980. A medida que la enfermedad creció en la década siguiente, cientos de miles se contagiaron, principalmente hombres homosexuales, personas drogadictas y hemofílicos.

Mientras miles de personas se enfermaron, hombres y mujeres homosexuales tuvieron que enfrentar leyes discriminatorias sobre el matrimonio que impidieron que muchos pudieran usar el seguro de salud de su pareja e impidieron que sus parejas pudieran participar en su cuidado. Tenían que hacerse al lado si miembros de la familia hostiles tomaban control.

Las protestas crecientes de grupos pro derechos de los homosexuales y otros ayudaron a que la nación prestara atención a estas cuestiones.

La enfermedad se propagó en la comunidad africano americana. Entre 2002 y 2003 más de la mitad de los casos nuevos de VHI/SIDA que fueron reportados al Centro de Control de Enfermedades fueron entre los negros.

Millones de trabajadores de todo el país se indignaron por las condiciones que tenían que sufrir las víctimas del SIDA a causa de los prejuicios contra los homosexua-les, al negárseles derechos básicos. Estos prejuicios incluían las leyes discrimi-natorias sobre el matrimonio.

A medida que el debate público se ha agudizado, especialmente alrededor de numerosos plebiscitos que han tenido lugar en los últimos años, ha crecido el apoyo de los trabajadores por un fin a la discriminación de los homosexuales.

En el estado de Washington, la central sindical AFL-CIO del estado y la de la ciudad de Seattle, el sindicato de trabajadores de servicio SEIU, el sindicato de torneros IAM, la asociación de maestros y el sindicato de camioneros Teamsters de Alaska, Washington e Idaho, así como varios sindicatos locales, apoyaron poner fin a las leyes estatales discriminatorias.

“El matrimonio civil es un derecho civil”, declaro en mayo de 2012 en una con-ferencia de prensa Benjamin Jealous, presidente del NAACP. “Estamos en contra de amenazas a la Enmienda 14 que garantiza igualdad de derecho bajo la ley en cualquier estado en el que se presente esta cuestión”.

Entre africano americanos el apoyo por la igualdad de protección para los homosexuales en cuanto al matrimonio alcanza el 59 por ciento, muy por arriba del 41 por ciento de hace unos meses, según ABC News.

Mientras muchos adversarios de la igualdad de derechos admiten que han perdido la batalla para mantener las leyes discriminatorias vigentes, ahora han comenzado una campaña engañosa por la “libertad de credo” para minimizar su pérdida. Esta es una lucha importante para los derechos políticos de la clase trabajadora también.

“El SSM es una amenaza clara a la libertad de credo”, declara Rod Dreher en su artículo “SSM [matrimonio entre personas del mismo sexo], los conservadores sociales y el futuro”.

“Es casi imposible discutir esto con los partidarios del SSM porque insisten en que la libertad de credo comienza y termina con la habilidad de los pastores de hablar contra la homosexualidad, y tener el derecho de rehusarse a casar a una pareja homosexual dentro de sus templos”, declara el artículo.

Los plebiscitos de Maryland, Maine y Washington incluyen provisiones que defienden el derecho de los templos a rehusar hacer una ceremonia matrimonial si consideran que va en contra de sus creencias religiosas.

Entonces Dreher mencionó su punto central: “La realidad de todo esto le quedará claro a todos cuando el SSM se establezca en la constitución y las organizaciones religiosas y los patrones religiosos se vean forzados a ofrecerle beneficios a sus empleados homosexuales y a sus esposos, o tener que enfrentar sanciones del gobierno incluyendo su estatus libre de impuestos”.

Esta en el interés de la clase trabajadora defender los derechos de todo individuo de creer como quiera, libre de interferencia del gobierno. Pero esto no tiene nada que ver con que las instituciones tengan el “derecho” de negar beneficios sociales —tal como el seguro médico o empleo— basándose en su opiniones ideológicas.

Esto mismo se plantea en la cuestión de si los hospitales, las escuelas y otros negocios de las iglesias, así como las empresas privadas cuyos patrones quieren imponer sus creencias religiosas a sus trabajadores, tienen el “derecho constitucional” de negarle a sus empleados el acceso a contraceptivos.  
 
 
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