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Vol. 76/No. 25      25 de junio de 2012

 
Mariela Castro habla sobre
derechos de la mujer y gays
Revolución Cubana ‘lucha contra
todas formas de discriminación’
(especial)
 
POR BETSEY STONE
Y MARTÍN KOPPEL
 
Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) de Cuba, fue invitada a hablar en diversos eventos en San Francisco y Nueva York a finales de mayo. Ella abordó los avances que las mujeres han logrado a través de la Revolución Cubana así como los avances y desafíos al combatir la discriminación y los prejuicios contra los homosexuales. En todas las actividades se dio un intercambio animado, con públicos que abarcaron toda una gama de opiniones políticas.

Castro fue una de los casi 80 académicos cubanos que fueron invitados a asistir al congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), un evento que aglutina a varios miles de catedráticos e investigadores de estudios latinoamericanos, la mayoría de Estados Unidos, pero también muchos de otros países, incluida Cuba.

Washington concedió visas a 70 cubanos, pero arbitrariamente denegó la entrada a otros 10 cubanos conocidos, muchos de los cuales habían recibido visas en años anteriores para dictar clases o dar conferencias en Estados Unidos.

Los funcionarios de LASA y otros condenaron las denegaciones de visas. Por otra parte, los opositores de la Revolución Cubana protestaron la entrega de una visa a Mariela Castro, porque, según lo expresó el senador Robert Menéndez de Nueva Jersey, ella “aboga fuertemente a favor del régimen” y es hija del presidente cubano Raúl Castro.

En San Francisco, Castro habló ante 150 personas que colmaron un salón en el Centro Lesbiano, Gay, Bisexual y Transgénero (LGBT) de San Francisco, donde ella respondió a preguntas de Liam Mayclem, un personaje de la televisión local. El 29 de mayo, en un encuentro de unas 150 personas en la Biblioteca Pública de Nueva York, respondió a preguntas de Rea Carey, directora ejecutiva del Cuerpo Nacional Homosexual y Lesbiano. En todas las actividades el público escuchó atentamente a Castro, quien invitó a que le hicieran preguntas, incluyendo preguntas muy críticas, y dio respuestas francas, muchas veces salpicadas de humor.

Avances para la mujer

En el congreso de LASA, Castro encabezó un panel sobre diversidad sexual al que asistieron unas 200 personas. Ella empezó explicando que con la victoria de la Revolución Cubana en 1959 el pueblo cubano conquistó su soberanía nacional y estableció un gobierno que defiende los intereses de la mayoría, incluidas las mujeres.

“La participación popular en la revolución fue esencial”, dijo. Las mujeres se sumaron a las movilizaciones de masas para comenzar a cambiar la sociedad, desde la campaña que pronto eliminó el analfabetismo, hasta las milicias populares que fueron decisivas para derrotar los intentos de Washington de derrocar al gobierno revolucionario. “La revolución hizo cambios importantes en las condiciones de la mujer”, dijo.

En 1960 se creó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), “no para atacar a los hombres sino para promover la participación de las mujeres junto a los hombres en la revolución, dijo Castro. El porcentaje de las mujeres en edad laboral que forman parte de la fuerza de trabajo ha crecido del 13.5 por ciento en 1953 al 59 por ciento en 2008. Se creó un número considerable de círculos infantiles para las trabajadoras. Se ofreció acceso a los servicios de aborto como parte del sistema de salud nacional, un servicio público gratuito. “Las mujeres h an estado en la dirección de todo este proceso ”, observó.

Combatiendo prejuicios antigay

En la reunión en la Biblioteca Pública de Nueva York, Castro dijo que la FMC, cuya dirigente principal era Vilma Espín, “ha combatido la homofobia por muchos años”. Al mismo tiempo, subrayó que “en todos los procesos sociales, siempre hay una pugna permanente entre ideas progresistas e ideas retrógradas y dogmáticas”. Los prejuicios y la discriminación contra los homosexuales que existían en la Cuba prerrevolucionaria continuaron, dijo Castro.

En el período de discusión, un miembro del público dijo que en los años 60 los homosexuales habían sido asignados a “campos de concentración” y le preguntó a Castro si la dirección cubana iba a pedir perdón por eso.

Ella respondió, “En primer lugar, no hubo campos de concentración”. Durante aquellos años, dijo, el pueblo cubano estaba en pie de defensa contra los asaltos armados organizados por los imperialistas y todos los hombres estaban movilizados para el servicio militar universal. Los que no prestaron servicio en las unidades regulares de combate —incluyendo objetores religiosos y de conciencia, homosexuales, y otros— fueron designados para unidades militares dedicadas al trabajo agropecuario, conocidas como las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción).

Sin embargo, el poner a homosexuales en esas unidades fue “humillante y discriminatorio”, dijo en la discusión en el congreso de LASA. Esas unidades “perpetuaron los patrones de homofobia y de estigmatizar a los homosexuales que prevalecían en la sociedad cubana. Duraron solo tres años, y fueron cerradas en 1968”.

Apuntó que “Fidel [Castro] asumió responsabilidad de esto”, refiriéndose a una entrevista en 2010 en la que el dirigente cubano dijo que “fueron momentos de una gran injusticia” contra los homosexuales y “si alguien es responsable, soy yo”.

En respuesta a la pregunta en Nueva York, Castro dijo que exigir que el gobierno de Cuba se disculpe “es hipócrita. Eso no cambiará el pasado”.

“Si fuera tan sencillo que una disculpa lo resuelve todo, entonces todas las potencias coloniales tendrían que pedir disculpas a los pueblos colonizados. Todos los invasores tendrían que pedir disculpas a los países invadidos. Todos los hombres tendrían que pedir disculpas a las mujeres, y así”, contestó, ante las risas del público. “No, lo que debemos hacer es lo que se está haciendo hoy en Cuba para cambiar las actitudes discriminatorias del pasado”.

Castro detalló cómo comenzaron los cambios. Dijo que en 1972 la Federación de Mujeres Cubanas creó el Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual, precursor del CENESEX que fomentó el debate público sobre temas sexuales. En 1979 la publicación de El hombre y la mujer en la intimidad del sexólogo Siegfried Schnabel de Alemania oriental ayudó a combatir los prejuicios antihomosexual al explicar, por primera vez en un libro científico en Cuba, que la homosexualidad no es una enfermedad. “Creó un escándalo, pero fue un best-seller”, dijo.

Un grupo de lesbianas en Santiago de Cuba que se llamaron Las Isabelas fue una de las primeras agrupaciones que se pusieron en contacto con el CENESEX en busca de apoyo, dijo Castro. A ellas se les sumaron otras dos organizaciones semejantes, Fénix en Cienfuegos y Oremi en La Habana.

En 2007, CENESEX y otros partidarios de los derechos de los homosexuales establecieron el 17 de mayo como fecha para una marcha anual contra la homofobia en La Habana y otras ciudades. En una presentación PowerPoint en el congreso de LASA, Castro mostró imágenes de la manifestación de este año, destacando la presencia de figuras conocidas como Miguel Barnet, , presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), quien también estaba presente en la discusión en el congreso de LASA.

Castro dijo que la lucha por eliminar obstáculos a los homosexuales y las personas transgénero frecuentemente se ha topado con resistencia, pero sigue avanzando a medida que se debilitan los prejuicios. En 2008 Cuba comenzó a realizar operaciones de cambio de sexo como parte del sistema de salud. Y en enero de 2012 el Partido Comunista de Cuba aprobó una resolución “que se oponía a todas las formas de discriminación, incluyendo la discriminación por orientación sexual”, dijo.

“Continuamos luchando contra cualquier forma de discriminación e injusticia”, dijo, provocando aplausos en el centro LGBT de San Francisco, donde muchas personas del público apoyaban los derechos de los homosexuales pero sabían muy poco sobre la historia de la Revolución Cubana aparte de la publicidad negativa de los medios de difusión en Estados Unidos.

Alguien le preguntó a Castro cómo Cuba había logrado un índice tan bajo de infección del virus del SIDA, inferior al de cualquier otro país latinoamericano e incluso de Estados Unidos. Ella se refirió a las iniciativas del entonces presidente cubano Fidel Castro a principios de los 80, las cuales llevaron a la realización sistemática de pruebas de SIDA gratis junto con un amplio proceso de educación sexual. En un intento de contener la enfermedad, al principio no se permitió que las personas VIH-positivas salieran de sanatorios establecidos por el ministerio de salud, lo que calificó de “experiencia lamentable”. Ahora la residencia en estos sanatorios es voluntaria. Los pacientes reciben tratamiento de alta calidad, con terapia antiretroviral gratuita.

En el conversatorio en la biblioteca pública de Nueva York, la moderadora Rea Carey preguntó si el trabajo de Castro a favor de los derechos de los homosexuales era consecuente con lo que ella implicó eran límites a los derechos humanos en general.

Castro contestó que Washington ataca a Cuba porque la mayoría del pueblo cubano “ha escogido el socialismo como experimento en el camino hacia la plena libertad humana. Esto nos pone en una situación de disidentes que frente a una potencia mundial”. Pero los cubanos “tienen derecho de seguir el camino que hemos escogido para lograr la libertad”, añadió.

Las restricciones que el gobierno norteamericano impone a los viajes a Cuba no solo atentan contra el pueblo cubano sino que “violan los derechos de los norteamericanos a viajar y comerciar libremente con Cuba”, dijo Castro.

En el foro en el centro LGBT le preguntaron qué le diría al presidente Obama si se reuniera con él. Castro respondió que pediría la excarcelación de los Cinco Cubanos, que fueron víctimas de un caso amañado y encarcelados por el gobierno de Estados Unidos.

“Tenemos el derecho de defendernos”, dijo Mariela Castro. Señaló que los Cinco estaban manteniendo informado al gobierno cubano sobre las actividades de grupos contrarrevolucionarios en la zona de Miami que tienen un largo historial de organizar ataques armados contra Cuba desde territorio norteamericano.

Betsey Stone informó desde San Francisco y Martín Koppel desde San Francisco y Nueva York. En San Francisco, Joel Britton contribuyó a este artículo.  
 
 
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