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Vol. 76/No. 20      21 de mayo de 2012

 
¡No debe morir ni un trabajador!
(Declaración de los candidatos del PST)
 

La siguiente declaración fue emitida el Primero de Mayo por Róger Calero, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para el Congreso por el Distrito 13 de Nueva York.

La vida y la integridad física de los trabajadores están en juego a medida que la profundización de la crisis mundial de comercio y producción capitalista impulsa a los patrones a acelerar el ritmo de trabajo, prolongar las horas, recortar los salarios y aumentar sus ganancias a toda costa —en la construcción, las plataformas petroleras y en las minas de carbón, los campos y las fabricas.

Según las estadísticas oficiales del gobierno de Estados Unidos, más de 4 500 trabajadores murieron en el trabajo en 2010. Según los informes más de tres millones de trabajadores resultaron heridos o enfermos. Y, como lo puede atestiguar cualquier trabajador industrial, los patrones y los funcionarios del gobierno subestiman esta cifra de manera considerable.

James Lomma, el dueño de la compañía de gruas para la construcción New York Crane and Equipment Corp., se burló de las familias de las victimas después de que la Corte Suprema de Nueva York rechazó todos los cargos en su contra por la muerte de dos trabajadores de la construcción. Esta postura descarada no es sino una reflexión del desprecio profundo que los gobernantes acaudalados tienen por los trabajadores alrededor del mundo.

En Estados Unidos, más de mil obreros de la construcción al año han muerto en el trabajo durante los últimos diez años. En Nueva York, dos obreros de la construcción, Santos García y Michael Simermeyer, murieron y otros seis resultaron heridos en abril, poco después de la muerte de Juan Ruiz en el derrumbe de un edificio en marzo.

Los patrones de la construcción en Estados Unidos han estado contratando con más frecuencia a trabajadores inmigrantes que vienen de países donde el valor de la mano de obra es menor. Lo hacen para dividir a la fuerza laboral, reducir los salarios y ocultar más fácilmente violaciones de seguridad.

“Los trabajadores tienen más probabilidad de morir en trabajos de construcción si nacieron en el extranjero, son hispanos, hablan un idioma que no sea inglés, o trabajaban en un lugar no sindicalizado”, reportó el Boston Globe, citando reportes de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) obtenidos por medio del Acta de Libre Acceso a la Información.

Solo hay una solución a este problema grave: la solidaridad obrera y el poder sindical. Esto subraya la necesidad vital de que el movimiento sindical defienda los derechos de los trabajadores nacidos en el extranjero, con o sin “papeles”. Los trabajadores inmigrantes han demostrado ser una sección combativa de nuestra clase y cuya amplia gama de experiencias en la lucha de clases refuerza nuestras filas.

El Partido Socialista de los Trabajadores dice: ¡Ni un solo obrero de la construcción tiene que morir! El trabajo se puede hacer de manera segura. Pero solo los trabajadores tenemos interés en asegurar que se haga así. Esto implica organizar sindicatos y utilizar el poder sindical para reforzar la seguridad y luchar para obtener el mayor control posible de las condiciones de trabajo.
 
 
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