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Vol. 76/No. 18      7 de mayo de 2012

 
Puerto Rico, Cuba: ‘el
mismo enemigo, lucha común’
Independentista puertorriqueño Carlos Alberto Torres
habla sobre Fernando González, uno de los 5 Cubanos
(especial)

A continuación presentamos un homenaje dedicado a Fernando González, uno de los cinco cubanos arrestados en septiembre de 1998 bajo acusaciones falsas del gobierno de Estados Unidos por su trabajo en defensa de la Revolución Cubana. El homenaje lo rindió Carlos Alberto Torres, un veterano luchador independentista puertorriqueño y a la vez ex prisionero político, en una reunión el 29 de octubre de 2010, en San Juan, Puerto Rico, organizada por el Comité de Solidaridad con Cuba en Puerto Rico.

Los cinco —Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González— fueron declarados culpables de cargos fabricados que incluían conspiración para cometer espionaje y, en el caso de Hernández, conspiración para cometer homicidio.

Al momento de su arresto vivían en el sur de Florida, recopilando información para el gobierno cubano sobre las actividades de grupos contrarrevolucionarios cubano-americanos, con un historial de ataques contra Cuba y partidarios de la Revolución Cubana con la complicidad de Washington.

Con la excepción de René González, quien fue puesto en libertad condicional por tres años el 7 de octubre, continúan en prisión. Fernando González está cumpliendo 17 años y 9 meses de cárcel, Guerrero 21 años y 10 meses, Labañino 30 años y Hernández, doble cadena perpetua más 15 años.

En marzo de este año, Torres estaba en Nueva York haciendo campaña por la libertad de tres luchadores independentistas puertorriqueños que se encuentran encarcelados en prisiones en Estados Unidos: Oscar López, Avelino González Claudio y Norberto González Claudio. Torres, de 59 años de edad, salió en libertad condicional en julio de 2010 después de cumplir en prisiones federales de Estados Unidos 30 de los 78 años a que fue sentenciado, por “conspiración sediciosa” y otros cargos falsos. Hasta el momento Oscar López ha cumplido ya casi 31 años en prisión.

Hablando con reporteros del Militante durante su visita a Nueva York, Torres indicó que había compartido cinco de sus años de cárcel con Fernando González en la prisión federal de Oxford, Winconsin. Torres también conoció a la madre y a la esposa de González, Magali Llort y Rosa Aurora Freijanes, durante sus visitas a Oxford. En 2007 González fue transferido a la prisión federal en Terre Haute, Indiana, donde también esta encarcelado Oscar López.
 

*****

En el 2002 en la cárcel de Oxford, Wisconsin, mientras yo pintaba un cuadro en óleo titulado “resurrección”, otro confinado me informó que había llegado a la prisión uno de los cinco presos políticos cubanos. Se refería a Fernando González Llort, a quien los carceleros tildaban “Rubén Campa”, seudónimo que usó Fernando antes de su arresto.

Luego de conocerlo y después de varios intercambios breves, me aclaró que su nombre no era Rubén, sino Fernando. Además me señaló sin molestia que los carceleros lo sabían pero no lo habían corregido —quizás por indiferencia burocrática de su parte. Me pareció algo jocoso que este hombre cubano, de carácter reservado y cuidadoso, siempre respetuoso y correcto, mostraba poca preocupación con la discrepancia del nombre. Recordaba que después de mi arresto en 1980 y por haber usado un seudónimo los años que estuve clandestino, al ser capturado fue algo de alivio poder usar mi propio nombre otra vez. Sin embargo, la aparente indiferencia de Fernando en cuanto a qué nombre usar fue un detalle que revelaba un aspecto importante en la formación de Fernando. O sea, que a él no le importaban las definiciones que imponían los carceleros en nada que tenía que ver con su persona. Sino que él mantenía una muralla entre ellos y él. Y aún las circunstancias, lo único que importaba era como el mismo se definía. En ese aspecto, él y yo coincidíamos exactamente.

Con el tiempo nos fuimos conociendo más, y comprendiéndonos mejor. Conocía por encimita los detalles del arresto de los Cinco Cubanos. Aunque no conocía en detalle las acusaciones y las sentencias que le dieron en el tribunal federal a Fernando, Ramón, René, Antonio y Gerardo, era fácil imaginar la duplicidad e injusticia que los encarcelamientos representaban.

También no sabía, aunque me lo podía imaginar, el maltrato y aislamiento que los cinco patriotas cubanos habían sufrido desde su captura. Y aún, frente a mí estaba un hombre honesto, comprometido y con una conciencia política bien formada. Un ser que aún su sufrimiento, no mostraba amargura con su condición, y vivía orgulloso de que hacía su deber por su nación y patria Cuba. No tengo dudas de que todos los cinco héroes cubanos, defensores de la seguridad de su patria y pueblo, son hombres de suprema verticalidad y compromiso inquebrantable. Los cinco han sufrido el castigo y rencor del gobierno estadounidense contra la revolución Cubana. Es una manera de maltratar a presos que hasta conocer a Fernando, yo pensé que sólo lo reservaban para los presos políticos puertorriqueños.

Con el tiempo pudimos compartir mucho. Rara fue la vez que Fernando no quiso acompañarme a caminar en el patio de la cárcel. Las caminatas se convertían en tiempo para conversar de todo: de remembranzas personales, o debates calurosos y quema latas que a veces terminaban en chistes o recuerdos de nuestras novias de juventud.

Durante los años que estuvimos presos los dos en Wisconsin, pienso que logramos conocernos como dos individuos que luchaban por su patria y que también sacrificábamos por ella también. Me parece que logramos entender que nuestras luchas por la independencia de nuestras patrias eran luchas hermanas. Aunque nosotros los puertorriqueños luchamos aún para ganarnos la independencia, Cuba lucha para proteger y preservar la suya. El dicho de que Cuba y Puerto Rico son pétalos de la misma flor, de que Cuba y Puerto Rico son islas hermanas con una historia larga de luchas compartidas, allí en la cárcel de Oxford, Wisconsin, se repetía en carne y hueso.

Durante ese tiempo, no solo llegue a conocer con más detalles el proceso injusto que mantenía a cinco héroes cubanos encarcelados, sino también conocí mejor el carácter y espíritu de resistencia a la injusticia de Gerardo, Ramón, Antonio, René y Fernando. También pude apreciar el carácter de lucha y amor que caracterizaba a los familiares de los cinco.

Debo señalar algo de lo que significa el apoyo de familiares, amigos y compañeros cuando uno está preso. Es imprescindible ese apoyo, porque nos sostiene y da fuerza cuando sentimos el peso del encarcelamiento. El amor y compromiso de nuestros seres queridos nos devuelve la proporción cuando las condiciones en la cárcel nos estorban tanto que nos distraemos. No hay palabras que describan la totalidad de lo importante que son las visitas y contacto con nuestros seres queridos. Los carceleros saben eso también. De modo que, para los carceleros, las visitas y contacto con nuestras familias pueden ser un arma para ellos usar en contra de nosotros. Con los presos políticos puertorriqueños y luego también con los cinco presos políticos cubanos, la táctica de los carceleros para atacarnos era el de interferir o negarnos contacto o visitas con nuestros seres queridos. Los hostigan o les prohiben visitas. No nos debe entonces sorprender que en el caso de Oscar y Avelino, tanto como el de Gerardo, Ramón, René, Antonio y Fernando, la táctica de interferir con el contacto familiar se convierta en el palo con que intentan abatirnos.

Aún las muchas restricciones y limitaciones, tuve el honor y placer de conocer a la mamá y esposa de Fernando. Son seres dulces, trabajadoras incansables y comprometidas. No sólo con hacer todo lo posible para que Fernando y su compañeros regresen a la casa, sino que son mujeres luchadoras que defienden con un alto sentido de responsabilidad y compromiso a su pueblo. Aunque no los he conocidos en persona, sé que los familiares de los otros presos políticos cubanos también luchan y los apoyan, no importa las limitaciones que los carceleros le impongan. Ese mismo sentido de amor familiar también lo han disfrutado nuestros patriotas Oscar y Avelino.

Hoy, Cuba y Puerto Rico siguen sufriendo sus patriotas encarcelados en cárceles federales en Estados Unidos. Tenemos en común una némesis, un mismo carcelero. El mismo zombi —para usar una frase haitiana— que quiso enterrar vivos tras las tumbas carceleras a Oscar y Avelino es el mismo que lo intenta contra Fernando, Gerardo, Ramón, Antonio y René. En esta batalla para ganar la libertad de nuestros patriotas —que será como un renacimiento, una resurrección para ellos cuando regresen a casa— ambos pueblos podremos apoyarnos mutuamente y luchar en solidaridad hasta que nos regresen a casa a Oscar y Avelino y a su casa Fernando, René, Gerardo, Ramón y Antonio.
 
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