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Vol. 76/No. 11      19 de marzo de 2012

 
Defensa de los 5 empieza
con la Revolución Cubana
Mary-Alice Waters habla en presentación en
La Habana del nuevo libro ‘Los Cinco Cubanos’
(especial)
 

A continuación publicamos las palabras de Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder, en la presentación del libro Los Cinco Cubanos: Quiénes son, por qué les fabricaron un caso, por qué deben ser liberados, celebrada el 18 de febrero en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Copyright © 2012 por Pathfinder Press. Se reproduce con autorización. Las notas al pie son del Militante.

POR MARY-ALICE WATERS  
A nombre de la editorial Pathfinder, bienvenidos todos. Y le doy una bienvenida especial a los miembros de las familias de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René que nos acompañan aquí hoy.

Es un honor contar con Kenia Serrano, presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, en la tribuna. Para nosotros, Kenia ha sido compañera de armas desde que por primera vez trabajamos juntos en 1995, cuando ella hizo una gira de conferencias en Estados Unidos defendiendo la Revolución Cubana. Habló con estudiantes, trabajadores y agricultores por todo el país.1 Hay una maravillosa foto de Kenia que se tomó durante esa gira, en la que está conversando con huelguistas en la fábrica de la Caterpillar en York, Pennsylvania; la pueden encontrar en el libro Che Guevara habla a la juventud de la Pathfinder.

También es un placer poder hacer esta presentación hoy rodeados de esta impresionante galería de pinturas de Antonio, y escuchando a poetas como Pablo Armando Fernández y Edel Morales.
 

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Los Cinco Cubanos es una selección de artículos de las páginas del Militante, “un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador”, según se afirma con orgullo en el membrete. Se difunde no solo en Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, sino por todo el mundo.

Esta selección, tomada de las muchas decenas de artículos que han aparecido en el Militante a través de los años de esta lucha, no pretende ser un libro definitivo. No intenta cubrir todo lo importante de la batalla sobre múltiples frentes para ganar la libertad de nuestros cinco compañeros. Lo ha publicado Pathfinder para servir como una de las muchas armas en esa batalla. Escogimos este formato porque es fácil de modificar el contenido: agregar artículos nuevos, eliminar los que fueron superados, incluir nuevas fotos, producir nuevas ediciones.

En efecto, la segunda edición en inglés va a salir en cuestión de días. En inglés y en español, ya se ha impreso unos 2 mil ejemplares y se están difundiendo ampliamente.

Los libros de Pathfinder no se venden principalmente a través de librerías o de la Internet. Los distribuyen trabajadores y jóvenes comunistas, quienes los llevan a entradas de fábrica y dentro de las fábricas en sus portaviandas. Los venden donde sea que trabajadores y jóvenes estén en acción y busquen respuestas a la creciente crisis capitalista. Los vendemos en líneas de piquetes y poniendo mesas en barrios obreros. Los llevamos a encuentros de pequeños agricultores por todo el país. Los vendemos en universidades, en protestas sociales y en eventos políticos.

El objetivo de este libro es dotar a los que lo lean de un mayor conocimiento de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René. El objetivo es permitirle al pueblo trabajador comprender lo que de otra manera parece inexplicable:

¿Por qué, a pesar de toda la evidencia al contrario, declararon culpables a nuestros cinco compañeros de conspiración para cometer espionaje contra el gobierno de Estados Unidos —y en el caso de Gerardo, hasta de conspiración para cometer asesinato— y los encerraron en prisiones norteamericanos con sentencias de hasta doble cadena perpetua más 15 años?

Tratamos de hacer posible que los que lean el libro puedan ligar esta pesadilla a sus propias experiencias como trabajadores que rehúsan abandonar la lucha por sus derechos, por un futuro para ellos y para otros trabajadores.

Nuestro objetivo es permitir que una pequeña pero creciente vanguardia de trabajadores combativos —y de jóvenes atraídos a sus luchas— entiendan por qué la lucha por la libertad de los Cinco Cubanos es nuestra lucha, parte de la lucha de clases en Estados Unidos así como a nivel internacional.

Si hay una cosa que yo espero que ustedes se llevarán de este encuentro es nuestra convicción de que la lucha por el regreso de nuestros cinco hermanos cubanos avanzará, no por la buena voluntad de Barack Obama, ni de otro jefe ejecutivo de un partido del imperio imperialista, sino por las cosas que hoy día están cambiando en el mundo. Por la creciente resistencia del pueblo trabajador en Estados Unidos y a nivel mundial ante las consecuencias para nosotros de la crisis capitalista, que apenas está en sus primeras etapas. Como se puede ver, desde las calles de Grecia hasta fábricas en todas partes de Estados Unidos, no somos nosotros los que iniciamos las batallas. Son los patrones y su aparato de estado los que nos imponen esas luchas.

Pero más y más, el pueblo trabajador en Estados Unidos —igual que ha respondido muchas veces el pueblo cubano— está empezando a decir “¡Basta!” En números más grandes, dicen: Vamos a pararnos y luchar. Está en juego hasta nuestra dignidad como seres humanos libres.
 

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Para nosotros en el Partido Socialista de los Trabajadores, la defensa de nuestros cinco compañeros comienza con la misma Revolución Cubana. Comienza con una explicación de por qué cada uno de los Cinco aceptó la misión peligrosa que se le planteó: de vivir y trabajar en Estados Unidos, recogiendo inteligencia sobre grupos contrarrevolucionarios paramilitares, como Hermanos al Rescate, que actúan con el conocimiento, si no la complicidad, de Washington. De por qué cada uno de nuestros compañeros afirmó con orgullo ante el tribunal que, si le pidieran aceptar esa responsabilidad de nuevo, lo harían sin titubear.

Hermanos al Rescate estaba violando repetidamente el espacio aéreo cubano, sabiendo perfectamente que Cuba, como cualquier país soberano, defendería su pueblo y su territorio. Explicamos que los contrarrevolucionarios estaban empeñados en provocar lo que esperaban sería un enfrentamiento militar entre el gobierno norteamericano y Cuba, lo cual el gobierno cubano logró impedir. Explicamos cómo la administración Clinton estaba empeñada en encontrar una manera de tomar represalias contra el pueblo cubano.2

Sin esta amplia perspectiva histórica, el pueblo trabajador en Estados Unidos no podrá entender por qué los Cinco están presos, por qué la lucha por liberarlos es ante todo una lucha política en defensa de la Revolución Cubana. Ni podrá apreciar plenamente el calibre revolucionario de nuestros cinco compañeros e identificarse totalmente con ellos.
 

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El libro Cuba y la revolución norteamericana que viene, de Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, y publicado por la editorial Pathfinder, contiene la siguiente dedicatoria a nuestros cinco hermanos:

A Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René

Cinco productos ejemplares de la Revolución Cubana quienes hoy día, si bien contra su voluntad, sirven con honor en las primeras filas de la lucha de clases en Estados Unidos.

Sin dejar de explicar por qué y cómo les fabricaron un caso y los encarcelaron con sentencias draconianas, también destacamos incesantemente su ejemplo revolucionario. Nuestros cinco compañeros —al igual que sus seres queridos y familiares— no se comportan como víctimas, y mucho menos como sufridos mártires clavados a una cruz. Se comportan como internacionalistas proletarios, como combatientes revolucionarios que ocupan su lugar en las primeras filas de batalla, donde sea que se encuentren.

Como saben muy bien muchos de ustedes, en las prisiones de Estados Unidos están encerrados unos 2.5 millones de hombres y mujeres. Es el país con el mayor porcentaje de presos en el mundo. La gran mayoría son trabajadores o agricultores que fueron condenados en casos amañados, muchas veces sin juicio, después de ser chantajeados con la amenaza de sentencias muy severas o hasta de la pena de muerte, para que se declararan culpables de algún delito “menor” que no cometieron.

Entre la clase trabajadora y entre la nacionalidad africano-americana y otros pueblos oprimidos, es difícil encontrar una familia que no tenga algún pariente que esté o haya estado preso, o que no conozca a alguien en su círculo de amigos y conocidos que esté cumpliendo o haya cumplido una condena, o que actualmente esté bajo libertad condicional o supervisada.

Los casos fabricados son parte del sistema de dominio de clase en Estados Unidos. Lo que les hicieron a los Cinco es algo que le resulta muy familiar a la enorme mayoría del pueblo trabajador. Es una de las razones por las que, una vez que van conociendo los hechos, los trabajadores se identifican con Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René y los respetan.

Conocemos de primera mano la clase de trabajo político que lleva a cabo cada uno de los Cinco, y no solo por lo que ellos mismos nos escriben. También lo sabemos por las solicitudes, no infrecuentes, de suscripciones al Militante y de libros de Pathfinder que recibimos de presos con quienes se ha cruzado cada uno de los compañeros.

Tanto el Militante como Pathfinder desde hace mucho tiempo ofrecen tarifas reducidas especiales para los presos, de manera que sean más asequibles para ellos y sus familias. Una de estas solicitudes la recibimos hace unas semanas de un preso que pedía un ejemplar de Che Guevara habla a la juventud. Y dijo:

Me gustó [el ejemplar que vi de] Los Cinco Cubanos. Me impresionó porque yo conozco a uno de ellos [en este caso se trata de Antonio], y él y yo hemos debatido diferentes temas acerca del mundo que todos compartimos. La ayuda que ustedes brindan a su lucha la apreciamos, tanto yo como personas en todo el mundo”.


 
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Para terminar, quisiera decir por qué tenemos confianza en que vamos a ganar la batalla por la libertad de nuestros cinco compañeros.

La crisis económica que estalló con tanta violencia en 2008 ha tenido consecuencias muy extensas para la clase trabajadora en Estados Unidos. Ahora se está produciendo un leve ascenso en la producción, como parte del curso cíclico normal de altibajos del capitalismo. Pero ha sido devastador el impacto de los altos niveles de desempleo a largo plazo, de las millones de familias que han perdido sus hogares, su seguro médico, sus pensiones y las esperanzas para el futuro.

Para millones de trabajadores que al final encontraron empleo, los salarios nuevos son una fracción de lo que habían cobrado antes. Otros millones simplemente han dejado de buscar trabajo y ahora el gobierno ni siquiera los cuenta como desempleados.

La intensificación brutal del trabajo, junto con los recortes de salarios, especialmente para los nuevos empleados, les ha dado a los patrones un sabor a sangre. En una fábrica tras otra, los dueños están exigiendo nuevas concesiones en materia de salarios y condiciones de trabajo, y después imponen un lockout, un cierre patronal, a los trabajadores que se niegan a aceptar convenios con sus nuevas condiciones.

Esto no refleja una opción escogida por los capitalistas norteamericanos. Más bien, es el rumbo por el cual necesitan avanzar si han de recuperarse de la crisis que ha sido creada por su sistema, y no por los trabajadores. El empobrecimiento, un ejército grande de reserva de trabajadores desempleados, sindicatos destruidos, el encarcelamiento en gran escala de trabajadores frustrados y enojados por lo que enfrenten, especialmente entre afro-americanos: todas estas son precondiciones necesarias para una recuperación capitalista.

Ustedes han oído mucho acerca de las actividades que se han dado bajo el nombre de “Ocupar Wall Street” o de “Ocupar” otro lugar. Pero, a menos que ustedes sean lectores del Militante, probablemente no estarán enterados del alcance amplio de las batallas obreras en Estados Unidos.

Los Cinco Cubanos no son el único tema que no cubren los medios de comunicación burgueses, y no se trata de una conspiración. Ellos no tienen necesidad de conspirar. Nadie les tiene que decir que ellos no se benefician cuando los trabajadores se enteran de los ejemplos de otros. Pero lo que está pasando en el transcurso de estas batallas obreras es mucho más importante que las expresiones de descontento que se han manifestado con el fenómeno Occupy. Ante todo, es importante porque los trabajadores de vanguardia están aprendiendo unos de otros, y están tendiendo una mano solidaria que cruza industrias, regiones y fronteras nacionales.

Desde los trabajadores de azúcar de remolacha cerca de la frontera canadiense en el norte de Minnesota y Dakota del Norte, hasta los trabajadores de la goma en Ohio, los trabajadores que protestan contra leyes antiinmigrantes en Alabama y los obreros portuarios en el estado de Washington, en la Costa del Pacífico, las batallas obreras tienen una intensidad y agudeza que no se había visto en Estados Unidos desde hace mucho tiempo.3 En un enfrentamiento con los estibadores, la administración Obama había mandado a la Guardia Costera a escoltar y proteger un barco en el puerto para que fuera cargado con la mano de obra de rompehuelgas. A último momento se logró un acuerdo que restauró la protección sindical para los obreros portuarios en una importante empresa en esos muelles.

Sin embargo, durante este enfrentamiento más de 200 obreros portuarios fueron arrestados y acusados de diversos delitos graves, por los cuales algunos obreros aún enfrentan costosas batallas judiciales y la posibilidad de largas condenas de cárcel si los declaran culpables.

Son frentes de batalla como estos adonde llevamos el libro Los Cinco Cubanos, y donde decenas de trabajadores con suscripciones al Militante están leyendo acerca del caso semana tras semana. Al pasar por sus propias batallas, aprenden rápidamente de sus propias experiencias cómo la policía y los tribunales van dirigidos en contra de los que luchan, los que resisten, los que se niegan a aceptar las condiciones que nos impone el capitalismo. Y ante todo, cómo usan a la policía y las cortes contra los que se niegan a doblegarse. Estos militantes llegan a admirar a los cinco combatientes cubanos, y llegarán a emular su voluntad y valentía.

Al tiempo que se intensificaba la batalla de los obreros portuarios, el sindicato de maestros y algunos estudiantes en una de las universidades en la ciudad cercana de Seattle organizaron una exposición de las pinturas de Antonio. Una de los trabajadores, una obrera que había sido arrestada durante una actividad organizada por el sindicato y que enfrentaba cargos por delitos graves, vio una tarjeta de publicidad para la exposición de Seattle, una tarjeta que reproducía el cuadro que pintó Antonio de su camisa de preso. La respuesta de esta obrera, con un cierto sentido de orgullo, fue: “Algún día, también yo dejaré colgada mi camisa de presa”.

Fue necesaria una década de sangrienta guerra civil y después de lucha revolucionaria en Estados Unidos para que el pueblo trabajador ganara la Enmienda 14 a la Constitución norteamericana, la cual afirma el derecho a la “protección igual bajo la ley”. Será necesaria otra revolución más en Estados Unidos, dirigida por la clase trabajadora y sus aliados, para que ese derecho constitucional se haga realidad para el pueblo trabajador.

Desde los portuarios hasta los azucareros y más allá, estos son los hombres y las mujeres que, en números crecientes, van a engrosar las filas de lo que Gerardo acertadamente llamó el “jurado de millones” que los van a liberar. Será por este camino de lucha de clases —donde las batallas se van intensificando por las operaciones del propio sistema capitalista— que se ganará su libertad.

Eso es lo que nos da tanta confianza a los que luchamos dentro de Estados Unidos. Y por eso es importante la publicación de Los Cinco Cubanos y la manera en que se usará.


1. En marzo y abril de 1995, el Comité de Estudiantes y Profesores por la Gira de Conferencias de Jóvenes Cubanos, basado en la Universidad de Minnesota, patrocinó un viaje de seis semanas de los dirigentes juveniles cubanos Kenia Serrano y Rogelio Polanco que llegó a miles de personas en 28 ciudades de Estados Unidos.

El viaje incluyó actividades en casi 50 universidades, ocho escuelas secundarias y otros 19 encuentros. Además hablaron en 12 ocasiones con trabajadores en centros de trabajo o en líneas de piquetes.

Rogelio Polanco es actualmente el embajador cubano en Venezuela.

2. Hermanos al Rescate, un grupo contrarrevolucionario cubanoamericano basado en Estados Unidos, se presentaba falsamente como un grupo “humanitario” que rescataba a cubanos que salían de la isla en balsas. Su cabecilla entrenado por la CIA, José Basulto, participó en 1961 en la invasión a Cuba en Playa Girón por unos 1 500 mercenarios cubanos organizados y desplegados por Washington.

Aviones pilotados por Hermanos al Rescate violaron el espacio aéreo cubano repetidamente, realizando unas 25 incursiones ilegales entre mediados de 1994 y febrero de 1996, según fuentes cubanas. El gobierno cubano entabló numerosas protestas que el gobierno norteamericano desoyó.

El 24 de febrero de 1996, tres avionetas de Hermanos al Rescate penetraron el espacio aéreo cubano con rumbo hacia La Habana. Los pilotos hicieron caso omiso de las advertencias de los controladores aéreos cubanos de que dieran vuelta atrás. Pilotos cubanos derribaron dos de las avionetas, resultando muertos cuatro miembros de Hermanos al Rescate. Todos los vuelos provocativos cesaron después del derribo.

En respuesta, la administración Clinton intensificó sus acciones hostiles contra Cuba. En marzo de 1996 firmó la Ley Helms-Burton, la cual apretó el embargo económico norteamericano contra la revolución, y en septiembre de 1998 fueron arrestados los Cinco Cubanos.

Una de las dos cadenas perpetuas que recibió Hernández fue por el cargo amañado de “conspiración para cometer homicidio”. Se basaba en la acusación infundada de que él había “apoyado y ejecutado un plan” del gobierno cubano para derribar las avionetas sobre aguas internacionales.

3. Unos 1 300 miembros del sindicato de procesadores de granos BCTWGM han estado combatiendo un cierre patronal de la empresa American Crystal Sugar desde el 1 de agosto, cuando rechazaron los intentos de los patrones de imponerles concesiones en su convenio.

Unos 1 050 miembros del Local 207L del sindicato del acero USW fueron objeto de un cierre patronal en Findlay, Ohio, el 28 de noviembre, cuando rechazaron las demandas de la empresa de neumáticos Cooper Tire and Rubber para recortar salarios, acelerar el ritmo de trabajo y establecer salarios y beneficios inferiores para los nuevos empleados. El lockout terminó cuando los trabajadores votaron a favor de aceptar una oferta de contrato el 27 de febrero.

Miembros del Local 21 del sindicato de obreros portuarios ILWU libraron una lucha de ocho meses contra la tentativa de la empresa EGT Development de excluir al sindicato de su terminal de granos en el puerto de Longview, Washington. Si la EGT hubiera ganado, habría creado un precedente con la primera terminal de granos en la costa del Pacífico del país sin trabajadores del ILWU en ocho décadas. La EGT finalmente aceptó contratar a trabajadores organizados por el ILWU.


 
 
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