El Militante (logo)  

Vol. 76/No. 8      27 de febrero de 2012

 
Grecia: ataques a obreros industriales
(portada)
 
POR JOHN STUDER  
El gobierno griego del primer ministro Lucas Papademos —instalado en el poder como resultado de la presión de Berlín, la potencia dominante de la eurozona— está atacando a la clase trabajadora en varios frentes con el fin de evitar un impago a los tenedores de la deuda griega.

La llamada troica —la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo— respaldó previos préstamos a Grecia para postergar un impago, bajo la condición de que Atenas imponga medidas de austeridad. Ahora está ofreciendo un nuevo préstamo de 171 mil millones de dólares si Atenas implementa recortes más profundos.

El gobierno griego ha acordado recortar 15 mil puestos adicionales en el sector público durante el año que viene y un total de 150 mil puestos para 2015, aproximadamente un 20 por ciento de todos los trabajos gubernamentales. La tasa de desempleo ya ha alcanzado el 19 por ciento a causa de las previas campañas de austeridad y contracción económica. Más del 45 por ciento de los jóvenes se encuentran sin trabajo. Los recortes de empleos están acompañados de aún más profundas reducciones en los servicios de salud y educación, entre otras.

Por primera vez, los líderes de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, el cual cuenta con el apoyo de Washington, exigen que el gobierno griego encabece ataques contra los trabajadores en la industria privada como precondición para recibir préstamos futuros.

La demandas incluyen una reducción del salario mínimo del 25 por ciento, lo que reduciría el salario para todos; la reducción de los bonos de días festivos, lo que equivale a eliminar dos meses de salario, y profundos recortes en las pensiones.

El 7 de febrero los dos principales sindicatos griegos llevaron a cabo una huelga política de un día y miles de personas realizaron manifestaciones, cerrando puertos, fábricas y el transporte público.

“La meta de cualquier recorte salarial es ayudar a lograr que los trabajadores griegos, quienes generalmente son menos productivos que los trabajadores de otras partes de Europa, compitan más efectivamente dentro de la eurozona”, declaró el New York Times el 3 de febrero, “donde los países comparten una monedad común que no permite devaluaciones para ayudar a nivelar diferencias en los costos laborales”.

Reuters informó que la productividad en Grecia esta al nivel del 65 por ciento del promedio de la productividad en la Unión Europea.

Esta línea de ataque contra los trabajadores industriales es cada vez más popular entre los gobernantes europeos, supuestamente para fomentar el crecimiento. Los que proponen esta trayectoria dicen que depender solamente de la austeridad contrae más la economía, profundizando la deuda de Grecia y de otros países “periféricos”.

Es decir, la “alternativa” de los gobernantes acaudalados al continuo aumento de los impuestos y el recorte de los gastos del gobierno, incluyendo recortes en los salarios de los trabajadores estatales, las pensiones y los trabajos, es combinar estos con un ataque frontal contra los salarios y las condiciones de trabajo de capas más amplias de la clase trabajadora.

Esta es la línea que está llevando a cabo el primer ministro de Italia Mario Monti, también instalado como resultado de las presiones imperialistas encabezadas por Berlín. “Monti y la ministra del trabajo Elsa Fornaro han prometido realizar reformas laborales”, informó el Wall Street Journal el 7 de febrero, “en un esfuerzo para encaminar a la endeudada y económicamente estancada Italia hacia una trayectoria de crecimiento sostenible”.

Los gobernadores de Europa son incapaces de resolver la creciente crisis de producción y comercio capitalistas. Ellos buscan medidas a corto plazo para postergar el problema. Con todos su intereses y perspectivas en conflicto, solo están de acuerdo en una sola cosa: incesante y continuos ataques contra la clase trabajadora como parte de un esfuerzo para aumentar la tasa de ganancias que va en declive.

El pueblo trabajador sigue sintiendo el impacto por todo el continente. A finales de 2011, el desempleo en la eurozona llegó a su nivel más alto desde que el euro fue inaugurado hace más de 10 años.

En las dos semanas pasadas, más de 420 personas murieron a través de Europa a medida que bajó la temperatura, la gran mayoría trabajadores que quedaron sin vivienda como resultado de la crisis. Día tras día, de Polonia a Italia, docenas de personas han sido encontradas congeladas en el suelo, por no poder encontrar un refugio.

A la vez, un área en la que los gobernantes griegos están expandiendo su presupuesto es en la construcción de una cerca de seis millas y 13 pies de altura en la frontera con Turquía, con alambre de púas, y cámaras de control remoto para mantener afuera a los trabajadores inmigrantes.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto