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Vol. 76/No. 6      13 de febrero de 2012

 
La clase trabajadora rechaza
los armamentos nucleares
(portada, editorial)
 

Los trabajadores deben oponerse firmemente y condenar la incesante campaña de sanciones contra Irán por parte de Washington y sus aliados imperialistas —una campaña de privación económica, desempleo y hambre diseñada para provocar dificultades severas al pueblo trabajador de Irán y forzar a Teherán a someterse a los dictados imperialistas.

Irán, un país oprimido por siglos por la dominación imperialista, tiene todo el derecho a adquirir las fuentes de energía que necesita, incluso la energía nuclear, la cual ya es utilizada por la mayoría de las naciones desarrolladas, para avanzar social y económicamente.

Aunque el imperialismo está apretando la soga económica, la situación no se está acercando sino alejando de un conflicto militar. Ambos lados están buscando activamente evitar cualquier confrontación que pueda producir consecuencias negativas para todos, incluyendo el pueblo trabajador de la región.

Pero Irán es un país soberano que ha sido blanco de la ira de Washington desde 1979, cuando los trabajadores y agricultores iraníes derrocaron la monarquía respaldada por Washington en una masiva insurrección popular. Irán tiene todo derecho de defenderse cuando sea necesario. Es fundamentalmente importante para los intereses de clase del pueblo trabajador de Estados Unidos apoyar a Irán en una confrontación con el imperialismo.

A la vez, nuestros ojos están fijos en nuestros hermanos de clase, los trabajadores y agricultores de Irán. Aunque a principios de los años 80 se consolidó allí un régimen contrarrevolucionario burgués, el pueblo trabajador de Irán nunca fue doblegado. Las amenazas y la presión imperialistas ayudan a cerrar el espacio que nuestra clase necesita para organizarse y luchar —junto a los trabajadores del resto de la región, desde el norte de Africa hasta el Medio Oriente.

La clase trabajadora no tiene ningún interés en poseer armas nucleares, como señaló recientemente el líder cubano Fidel Castro. Los comunistas rechazan estas armas por completo y las consideran perjudiciales para la defensa del pueblo trabajador y de la soberanía nacional.

Las armas nucleares solo pueden ser utilizadas para masacrar a los inocentes. Washington es el único gobierno que las ha usado, matando a cientos de miles de personas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

“Nosotros nunca hemos considerado producir armas nucleares, porque no las necesitamos”, dijo Castro en un discurso en 2005. Por más de cinco décadas, la Revolución Cubana se ha defendido de la continua hostilidad del imperialismo norteamericano a través de la movilización, la toma de conciencia política y la preparación militar de millones de trabajadores y agricultores —una virtualmente invencible “guerra de todo el pueblo”.

“Poseemos un arma tan poderosa como la energía nuclear”, agregó Castro, “y esta es la magnitud de la justicia por la cual luchamos”.  
 
 
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