Vol. 73/No. 30      10 de agosto de 2009

La administración del presidente estadounidense Barack Obama ha dicho que cerrará la infame prisión en la base naval norteamericana en la Bahía de Guantá namo en Cuba. En años recientes esta prisión se ha convertido en símbolo del tratamiento brutal al que los gobernantes norteamericanos someten a los prisioneros por todo el mundo, muchos de los cuales fueron simplemente capturados durante redadas del ejército norteamericano, el FBI o la CIA. La decisión de cerrar la prisión en Guantánamo refleja el costo político que la prisión se ha convertido para Washington.

Sin embargo, la administración de Obama ha insistido que los prisioneros detenidos en Bagram pueden ser encarcelados indifinitivamente sin ningún cargo y sin el derecho a impugnar su detención. Los metodos de tortura a los que se han sometido a los prisioneros quedan en evidencia con la muerte de un hombre en 2002, el cual era inocente según admiten muchos oficiales de inteligencia de Estados Unidos. El murió después de que fue golpeado por varios días mientras estaba colgado al techo con una cadena.

Mientras la Casa Blanca habla sobre el cierre de la prisión en Guantánamo, Washington está expandiendo la prisión de Bagram para encarcelar más prisioneros. El blanco principal de la “guerra contra el terrorismo” de Washington no son grupos sospechosos de “extranjeros” o “terroristas”, sino el pueblo trabajador aquí en Estados Unidos a medida que se preparan a confrontar la creciente resistencia a los ataques contra nuestros derechos y niveles de vida. Un sector de la clase dominante norteamericana quiere someter a los prisioneros de Guantánamo a juicios en cortes federales de Estados Unidos, sentando la base para el uso más regularmente de cargos de “terrorismo” contra el pueblo trabajador en cortes “civiles”.

Una capa creciente de los trabajadores en Estados Unidos se puede identificar con aquellos que están en las prisiones de Washington en el extranjero, ya que el número de trabajadores tras las rejas dentro de las fronteras de Estados Unidos continúa aumentando. Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento más alta en el mundo. Aunque cuenta con solo el 5 por ciento de la población mundial, tiene el 25 por ciento de los prisioneros de la tierra, más de 2.3 millones de personas.

La clase gobernante norteamericana está tratando de establecer un precedente en cuanto a sus prácticas de detención mientras se preparan para las batallas de clase que ellos saben llegarán a consecuencia de la crisis económica y social del capitalismo. Por eso el pueblo trabajador alrededor del mundo debe demandar que Washington ¡cierre sus campos de prisión y ponga fin a las detenciones arbitrarias.
 
 
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