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Vol. 72/No. 45      17 de noviembre de 2008

 
En universidad inglesa discuten
logros de la Revolución Cubana
(especial)
 
POR ÖGMUNDUR JÓNSSON
Y ALEX XEZONAKIS
 
CANTERBURY, Inglaterra—“Antes de la Revolución Cubana había discriminación contra negros y chinos”, dijo Yuxin Zhao. “Menospreciaban a los chinos. Pero después de la revolución gozaban de los mismos derechos que otras personas”.

Zhao fue uno de los panelistas de un evento que discutió Nuestra historia aún se está escribiendo: La historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana. Setenta personas asistieron a la reunión, que tuvo lugar en la Universidad de Kent, en Canterbury, a 60 millas al sureste de Londres el 16 de octubre.

Zhao, estudiante en la Universidad de Kent, y miembro de la Sociedad de Cultura China, dijo que había venido al Reino Unido de China tres años antes. Allá “aprendimos en la escuela sobre las Guerras del Opio y como se llevaron a gente a Estados Unidos, pero no sobre Cuba”, dijo. Se refería al “comercio de coolís” del siglo 19 por medio del cual cientos de miles de chinos fueron enviados a las Américas y forzados al trabajo en servidumbre.

Nuestra historia aún se está escribiendo, editado por la Editorial Pathfinder, relata la historia de los chinos en Cuba incluso su participación en las guerras de independencia del dominio colonial español en el siglo 19 contra y en la revolución de 1959.

“Las guerras de la independencia se trataban de derechos humanos”, dijo Zhao. “Es por eso que los chinos pelearon. Tuvieron que luchar por su propia libertad … en este libro aprendí una parte de la historia de la emigración china que no pude encontrar en ninguna otra parte”.

Neva Sadikoglu dio la bienvenida a los asistentes en nombre de la Sociedad de Asuntos de Actualidad, uno de los grupos estudiantiles que auspiciaron el evento. El evento también estuvo auspiciado por el Departamento de Estudios Hispanos , la Sociedad Hispana, la Sociedad de Cultura China, el Centro de Estudios Americanos, la Sociedad Mauritana, y Libros Pathfinder.

“Este libro relata la vida de tres revolucionarios excepcionales: Armando Choy, Gustavo Chui, y Moisés Sío Wong”, dijo Giacomo Macola, una profesora de historia africana que fungió como maestro de ceremonias. “Nos lleva a tres países en tres continentes—China, Cuba, y Angola”.

Macola presentó a los otros oradores, que además de Zhao, incluyeron a William Rowlandson, profesor de estudios hispanos y Jonathan Silberman de Libros Pathfinder en Londres.  
 
China, Cuba y Gran Bretaña
Se mostraron partes del documental Ancestors in the Americas: Coolies, Sailors and Settlers (Antepasados en las Américas: Coolís, marineros y colonos) de la cinematógrafa chino-americana Loni Ding. “Como vimos en la película, después de la abolición del comercio de esclavos, Gran Bretaña se hizo el portabanderas del comercio ‘coolí’”, señaló Rowlandson.

Hoy en día, notó Silberman en sus comentarios, “hay decenas de miles de obreros chinos sin documentos en este país, trabajando en condiciones peligrosas por salarios sub-mínimos”.

Dos desastres en años recientes ilustran estas condiciones de superexplotación, dijo Silberman. Uno de ellos fue en 2004 cuando se ahogaron 23 chinos indocumentados que recogían berberechos en la Bahía de Morecambe en Lancashire. Sus capataces los dejaron a la merced de la marea. El otro, también en 2004, fue la muerte de 58 inmigrantes chinos en Dover que murieron sofocados por haberse visto obligados a viajar en el depósito de un camión.

“Más importante aún es la resistencia de obreros chinos y de otros inmigrantes en este país”, agregó Silberman.

Trabajadores como estos encuentran mucho de interés en Nuestra historia aún se está escribiendo, dijo Silberman. Citó el preámbulo de la reciente traducción del libro al chino realizada por Wang Lusha. Wang, quien vivió fuera de China por cinco años “escribió que al principio como resultado de los prejuicios que encontraba le daba vergüenza ser chino. Pero un hombre le hizo pensar esto de nuevo: Moisés Sío Wong, un general, que a través de este libro hizo que Wang se enterara de muchos otros cubano-chinos con historias revolucionarias”, dijo Silberman.

Durante el animado periodo de preguntas y respuestas tuvo lugar un intercambio de opiniones sobre la misión internacionalista de Cuba en Angola. Entre 1975 y 1991 unos 375 mil voluntarios cubanos ayudaron a rechazar una invasión de Angola por parte del régimen del apartheid de Sudáfrica. En el libro los tres generales relatan su participación en estas misiones.

Macola dijo que no estaba convencido de la afirmación en el libro de que el gobierno cubano tomó la decisión de enviar tropas a Angola independientemente de Moscú “hasta que leí Conflicting Missions (Misiones en Conflicto) de Piero Gleijeses, que documenta este hecho a fondo”.

Dijo que se preguntaba si los motivos de Cuba en Angola “podían ser atribuidos exclusivamente a su ideología, al internacionalismo”. Citó a un documento de la CIA que sugería que Cuba había estado reuniendo una fuerza de estados africanos radicales como contrapeso a la Unión Soviética.

“Cuba fue motivado por internacionalismo”, contestó Rowlandson. “Pero al mismo tiempo buscaba nuevas fuerzas y alianzas … Una cosa no excluye a la otra”.

Silberman dijo que la primera misión de Cuba revolucionaria en áfrica fue en Argelia, cuando se acababa de independizar en 1963, en la que ayudó a rechazar una invasión del régimen marroquí inspirada por el imperialismo. Cuba envió a Argelia tanques que apenas había recibido de Moscú con instrucciones explicitas de que solo podían ser utilizados en Cuba.  
 
Cuba frente a la crisis mundial
Entre los temas que se discutieron estuvo la crisis financiera mundial. Rowlandson centró sus comentarios en la explicación que se hace en el libro sobre cómo la revolución enfrentó lo que en Cuba se llama el Periodo Especial, la profunda crisis económica, incluyendo una crisis alimenticia, que ocurrió después del derrumbe de la Unión Soviética, con quien Cuba había disfrutado relaciones de intercambio comercial favorables.

Observó que Sío Wong fue uno de los principales promotores en Cuba de la agricultura urbana para producir alimentos. Para 2004 dicho tipo de cultivo llegó a involucrar a 380 mil personas que produjeron unas 4 millones de toneladas de verduras ese año.

Al responder a una pregunta de cómo la actual crisis financiera mundial afecta a Cuba, Silberman dijo que a pesar de que el pueblo trabajador allí tiene cierta protección debido a los avances sociales de la revolución, Cuba no puede evitar el impacto de una contracción económica internacional. Explicó que con el alza de los precios de alimentos en el mercado internacional, Cuba tendrá que pagar mil millones de dólares más este año para importar la misma cantidad de comida que el año pasado.

“¿Es Cuba un ejemplo para nosotros?” preguntó una estudiante, Julia Murphy. “Hay algunas desventajas?”

Silberman añadió que en Cuba el pueblo trabajador ha conquistado el poder político. Una de las medidas implementadas por el gobierno revolucionario fue una reforma agraria profunda. “Esta permite a los trabajadores y agricultores cubanos enfrentar los grandes retos que hemos estado discutiendo. El libro trata sobre esta trayectoria de lucha. Demuestra lo que es necesario y posible aquí en el Reino Unido”.

Once personas compraron ejemplares de Nuestra Historia, y 32 se suscribieron al Militante.  
 
 
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