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Vol. 81/No. 39      23 de octubre de 2017

 
(portada)

Miles condenan muerte por policías en guerra ‘antidrogas’ en Filipinas

 
POR RON POULSEN
MANILA, Filipinas —Miles de trabajadores y estudiantes se han unido a las protestas contra la muerte a manos de la policía de Kian Loud delos Santos, de 17 años, y otros en Ciudad Caloocan, un distrito obrero pobre de Manila.

Un equipo compuesto por Linda Harris de la Liga Comunista de Australia, Janet Roth de la Liga Comunista de Nueva Zelanda, Philippe Tessier, candidato de la Liga Comunista para alcalde de Montreal y yo nos enteramos de esta lucha durante un viaje a este país a mediados de septiembre.

El apoyo popular al presidente Rodrigo Duterte, elegido el año pasado, ha sido apuntalado por una expansión económica. Muchos trabajadores también han sido atraídos a apoyar la asesina “guerra contra las drogas y el crimen” de Duterte.

Delos Santos fue una de las 82 personas asesinadas por la policía de Manila el 16 de agosto en una de las llamadas operaciones antidrogas. Grandes protestas encabezadas por sus familiares estallaron cuando salió a la luz un video y testimonios de testigos que muestran que delos Santos fue arrastrado a través del patio de una escuela por los policías Jerwin Cruz, Jeremias Pereda y Arnel Oares y le dispararon tres veces mientras se arrodillaba frente a ellos. Esto puso fin a la mentira de los policías de que murió en un “tiroteo”.

La muerte a sangre fría exacerbó la oposición a los asesinatos por policías y matones del gobierno.

La indignación ha sido tan extensa que Duterte tuvo que ordenar la detención de los policías, quienes fueron acusados de asesinato. El senado inició una investigación del asesinato. “No está permitido matar a una persona que se arrodilla rogando por su vida”, dijo Duterte. “Eso es asesinato”.

“Solía creer en la promesa de Duterte de acabar con el crimen”, dijo el estudiante universitario de 20 años, Michael Alberto Darang, al Sydney Morning Herald en el funeral de delos Santos el 27 de agosto. “Pero nunca quise muertes de los inocentes. Que cesen estos asesinatos. En su lugar, detenga a los narcotraficantes y otros”.

Estábamos en Filipinas para visitar la Universidad Politécnica de Filipinas a invitación del Círculo de Jóvenes Socialistas y PUP SPEAK —Partido Estudiantil para la Igualdad y el Avance del Conocimiento— un grupo de estudiantes que ganó las elecciones del consejo estudiantil el año pasado.

“Hasta cinco mil personas fueron al velorio y funeral de Kian, incluso de muchas organizaciones”, dijo al Militante Elijah San Fernando, un dirigente del Círculo de Jóvenes Socialistas y presidente de PUP SPEAK. Dijo que los estudiantes se movilizaron durante semanas en manifestaciones contra el abuso y los asesinatos de la policía.

“Duterte está protegiendo a los narcotraficantes, dijo Fernando. “Muchos políticos filipinos intentan excusar los asesinatos extrajudiciales de adolescentes e incluso de niños como ‘daños colaterales’”.

Desde la elección de Duterte el gobierno admite que han muerto 3 450 personas en “tiroteos”, que los policías llaman “nanlaban”, que significa autodefensa.

“El peligro de las drogas es real”, dijo Fernando, pero ahora más personas están rechazando la “sangrienta campaña antidrogas de Duterte”. El uso de drogas es “un problema de salud pública. No hay empleos, salarios bajos, la dificultad para acceder a los servicios públicos, en sí el sistema es el problema”.

Los estudiantes adquirieron ejemplares del Militante y de libros de dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores cuando pusimos mesas de literatura en la universidad con la ayuda de los jóvenes socialistas y de los activistas del PUP SPEAK. Muchos querían discutir sobre la política en Estados Unidos y el mundo, la Revolución Cubana y la emancipación de la mujer.

Terribles condiciones de vivienda

Los miembros del Círculo de Jóvenes Socialistas también nos llevaron a una zona obrera en Malabón, en el norte de Manila, el 14 de septiembre. Emily Cano, organizadora de la Cooperativa de Vivienda Ang Bagong Bahay, y otros del barrio nos recibieron con un “kamayan”, una comida de arroz, pescado, pollo y verduras sobre mesas cubiertas de hojas de plátano. Después hicimos una visita de la zona, pequeñas casas hacinadas en pequeños callejones.

Cano trabajó como doméstica en Abu Dhabi en los años 1980. Durante los últimos 15 años, ha dirigido protestas comunitarias de cooperativistas que exigen al gobierno que construya viviendas decorosas para eliminar los barrios marginales.

Ella y otros nos mostraron hasta donde llegaron los niveles de agua durante la inundación tras un tifón reciente. No reciben ayuda del municipio para reparar daños causados por inundaciones, que ocurren con regularidad. Vimos trabajadores voluntarios de la comunidad reconstruyendo un puente de bambú a través del canal que fue destruido.

Nos mostraron viviendas destruidas por incendios causados por fallas eléctricas. Muchos trabajadores de zonas más pobres se ven “obligados a conectarse ilegalmente a fuentes de agua y electricidad para vivir”, dijo Cano.

“El delito callejero es un problema”, dijo, explicando cómo las pandillas recorren el área cometiendo robos y violaciones. “Casi todas las noches se ven cadáveres en el canal o en la carretera, con un disparo en la cabeza a estilo de ejecución”, dijo Cano. “Dos alcaldes que se oponían a Duterte fueron asesinados”.  
 
 
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