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Vol. 81/No. 37      9 de octubre de 2017

 
(portada)

Buscan acelerar líneas en plantas de pollos un 25%

 
POR BRIAN WILLIAMS
En un esfuerzo para incrementar sus ganancias los patrones de las procesadoras industriales de pollos están pidiéndole al gobierno que flexibilice las normas del Departamento de Agricultura y les permita acelerar la velocidad de las líneas de producción en sus fábricas un 25 por ciento, para procesar 175 pollos por minuto en vez de 140. Esto significa que tres pollos vivos y cacareando son transformados en productos empacados cada segundo.

En agosto, el presidente del Consejo Nacional de Pollos Michael Brown dijo arrogantemente que “Este cambio no afectará la salubridad de los alimentos, todo lo contrario, lo mejorará”. Pero los que más van a ser afectados por este ataque son los obreros avícolas que ya están trabajando bajo ritmos y condiciones peligrosas.

La industria avícola emplea alrededor de 300,000 trabajadores a nivel nacional, muchos en fábricas en el sur del país. Las cinco empresas más grandes —Tyson, Pilgrim’s Pride, Sanderson Farms, Perdue Farms y Koch Foods— han encabezado la campaña de aceleramiento de las líneas de producción. Una tercera parte de los obreros avícolas son afectados por el síndrome del túnel carpiano y tres cuartos padecen de daños en los nervios de la muñeca y manos.

Los patrones están instalando nuevas plantas diseñadas para aprovechar el aceleramiento de las líneas. Tyson y Sanderson dicen que sus nuevas fábricas procesarán más de un millón de aves por semana.

La campaña de aceleramiento fue facilitada por la reducción de las inspecciones hechas por la agencia gubernamental USDA en las plantas procesadoras en 2014, dejando que las compañías hicieran sus propias inspecciones.

Los patrones de las fábricas porcinas también están entrando en el juego. La USDA está considerando nuevas normas que les permitiría procesar 1 300 puercos por hora, 200 más que en la actualidad.

El índice de lesiones y enfermedades de los trabajadores de la carne es dos tercios más alto que la de otros trabajadores, más alto que en las minas y en la construcción.

Los patrones de las plantas empacadoras de carne emplean un gran número de trabajadores inmigrantes, muchos sin documentos, con intenciones de mantenerlos divididos y mantener apagadas las protestas contra los malos sueldos y condiciones laborales.

Las condiciones de trabajo son terribles. Los patrones ajustan todo para aprovechar al máximo la producción y las ganancias. En Arkansas, el segundo productor de pollos para asar, el 91 por ciento de los trabajadores no disponen de licencia por enfermedad, 80 por ciento no pueden pagar atención médica, y casi dos tercios reportaron que no recibieron los salarios que les debían según el Northwest Arkansas Workers’ Justice Center.

Los patrones ven a sus empleados como otra pieza de maquinaria que es desechada y reemplazada cuando se rompe o ya no puede mantener el ritmo. Pero, como escribe el autor sueco Max Frisch sobre los trabajadores huéspedes en ese país, “Pedimos trabajadores, pero recibimos personas”.

A principios de este año alrededor de 800 obreros avícolas en Marshville, Carolina del Norte, ganaron una lucha que obligó a Unicorn Inc. pagarles 1.2 millónes de dólares, la mitad por salarios atrasados y una cantidad igual por daños.  
 
 
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