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Vol. 81/No. 24      19 de junio de 2017

 
(portada, comentario)

Política exterior de Trump revela divisiones
en la burguesía

 
POR TERRY EVANS
El viaje del presidente Donald Trump a Europa y el Medio Oriente hizo que los políticos y la prensa liberal centraran el enfoque de su incesante histeria hacia la política exterior de la administración. Estas fuerzas recibieron su participación en la cumbre de la OTAN el 25 de mayo con un coro de desaprobación. Sus quejas se enfocaron en las críticas que hizo Trump a Berlín y a otros gobiernos capitalistas europeos por sus contribuciones financieras a la alianza militar de la OTAN, y en la supuesta conjura de Trump con Moscú.

El Washington Post afirmó que Trump ha “abandonado” la OTAN. Formada bajo el control de Washington tras su victoria en la Segunda Guerra Mundial, la OTAN facilitó la presencia permanente de las fuerzas armadas norteamericanas en suelo europeo. Compuesta actualmente por 28 gobiernos capitalistas miembros, entre ellos cinco fronterizos con Rusia, la OTAN depende abrumadoramente del poder militar de Washington y es utilizada para promover los intereses de las potencias imperialistas más fuertes, primero Washington y después Berlín.

En la cumbre, Trump habló abiertamente de lo que los gobernantes norteamericanos se han quejado desde hace tiempo: que los aliados europeos de Washington, en primer lugar Berlín, están lejos de cumplir con sus compromisos de contribuir a pagar los costos de la OTAN. No amenazó con renunciar a la alianza, más bien dijo que la OTAN no estaba suficientemente modernizada, preparada militarmente y no era lo suficientemente grande para contrarrestar los retos al dominio capitalista en el futuro.

La OTAN pide a cada miembro que gaste el equivalente del 2 por ciento de su producto interno bruto anual para aumentar el tamaño y armamentos de sus fuerzas armadas y su disposición a unirse a cualquier llamado que Washington y otros gobiernos de la OTAN consideren necesario para defender su dominio. Como la potencia imperialista más grande y más rica, Washington paga la suma desproporcionada de 3.7 por ciento.

Berlín, la potencia capitalista más fuerte de Europa, paga sólo el 1.2 por ciento. Durante décadas el número de aviones de combate alemanes, tanques y personal militar ha disminuido, junto con su gasto militar total.

En su discurso en la OTAN, Trump no hizo referencia directa al artículo cinco de la alianza, que dice que un ataque contra cualquier miembro requiere que todos los gobiernos miembros respondan. USA Today dijo que al no hacer mención de esto Trump “envalentonará a los enemigos de la OTAN, incluso al presidente ruso Vladimir Putin”.

Pero nadie piensa que Washington, Berlín, Londres o París lanzarían una guerra total contra Moscú con armas nucleares si Putin incursionara en Letonia o Lituania, como tampoco lo hicieron cuando Moscú actuó contra Georgia y Ucrania.

Trump ha dejado claro que su administración continuará, y probablemente expandirá, las sanciones contra Moscú, de las cuales los trabajadores son los más afectados. La OTAN ha aumentado el número de tropas en el este de Polonia y los estados bálticos, y Washington desplegó un sistema de misiles antibalísticos terrestres en Rumania el año pasado.

Acusando a Trump de “insultar la historia” por haber criticado a los gobernantes alemanes, la junta editorial del New York Times dijo el 31 de mayo que el presidente estaba dejando a Europa en manos de Moscú.

Aunque pueden extorsionar económicamente a sus vecinos más débiles como Grecia e Italia, los gobernantes imperialistas en Berlín dependen de Washington para defender a Europa de la agresión extranjera.

La canciller alemana Angela Merkel dijo después de la cumbre, “Nosotros, los europeos, realmente debemos tomar nuestro destino en nuestras propias manos”.

En un artículo publicado el 31 de mayo en el Times, el columnista Ross Douthat dijo que Trump actúa de esta manera porque está bajo la influencia de la Rusia de Putin. Hasta que Trump pueda ser depuesto, Douthat dice, “Me conformo con que el deseo de Trump de distensión sea obstaculizado por las filtraciones, investigaciones y la resistencia de sus asesores militares”.

Esto es lo que están haciendo —con innumerables filtraciones de los “servicios de inteligencia”— tratando de cubrir a Trump con calumnias e insinuaciones para compensar por la falta de pruebas de que Moscú lo está manejando.

Los políticos del partido Demócrata en Washington y sus aliados en los medios liberales ahora están tratando de inflar “filtraciones” de que el asesor y yerno de Trump Jared Kushner se reunió con el embajador ruso después que Trump ganara las elecciones para discutir la creación de un “canal extraoficial” para cuando fuera necesario comunicarse. “Durante la Guerra Fría, las acciones de Kushner habrían atraído el estigma de la traición porque Rusia era un enemigo de Estados Unidos”, alegó Emile Simpson en Foreign Policy el 27 de mayo.

Los liberales esperan que las calumnias sobre el control de Moscú sobre Trump puedan ser vistas como “traición, soborno u otros crímenes y delitos graves” necesarios constitucionalmente para someterlo a un juicio político.

El asesor de seguridad nacional H.R. McMaster descartó las preocupaciones sobre las acciones de Kushner, explicando que era una práctica normal de todas las administraciones imperialistas de Estados Unidos.

Trump, como todos sus predecesores, busca promover los intereses de los gobernantes capitalistas dentro y fuera del país.

La creciente atmósfera de cacería de brujas dirigida contra Trump es peligrosa para la clase trabajadora, ya que los gobernantes capitalistas la utilizan para atacar nuestros derechos políticos.

La política exterior de los gobernantes es una extensión de sus agresiones contra los trabajadores dentro del país. La clase trabajadora necesita su propia política exterior, independiente de los gobernantes capitalistas, partiendo de la solidaridad con las luchas de los trabajadores de todo el mundo.  
 
 
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