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Vol. 81/No. 21      29 de mayo de 2017

 
(portada)

Encausado policía en Dallas tras destejerse encubrimiento

 
POR TERRY EVANS
El policía Roy Oliver fue acusado de asesinato seis días después de matar a balazos a Jordan Edwards, de 15 años, el 29 de abril en Balch Springs, un suburbio de Dallas. Los intentos de encubrir el acto se destejieron cuando el jefe de la policía, Jonathan Haber, se retractó de la descripción original de lo sucedido.

Edwards, un africano americano, fue muerto cuando el carro en el que viajaba se alejaba de una fiesta. Oliver dijo que el auto se dirigía contra él; una mentira repetida y luego retractada por Haber, quien luego despidió a Oliver. Haber dijo que tuvo que actuar tras revisar los videos del ataque. “El condado de Dallas no ha procesado a un policía involucrado en disparos mortales en más de 40 años”, dijo al Militante el 4 de mayo el pastor Dominique Alexander, presidente de Next Generation Action Network (Red de Acción de la Nueva Generación), una agrupación de derechos civiles en Dallas. “Pero terminan pagándoles millones de dólares a las familias de las víctimas de muertes a manos de la policía”.

El 4 de mayo, 300 personas asistieron a una vigilia para Edwards, auspiciada por una amplia gama de grupos religiosos; el grupo Madres Contra la Brutalidad Policiaca y otros.

Esa misma semana, el policía Michael Slager se declaró culpable de cargos de privación de los derechos civiles de Walter Scott al matarlo en North Charleston, Carolina del Sur, en 2015. Las autoridades no tuvieron otra alternativa que presentar cargos contra Slager, después de que se divulgara un video tomado por un transeúnte y entregado a los familiares de Scott. El video muestra a Slager disparándole a Scott ocho veces en la espalda mientras él se aleja corriendo. Hubo muchas protestas, vigilias y mítines para exigir que se presentaran cargos contra Slager.

La misma semana en que Slager se declaró culpable, el Departamento de Justicia anunció que no presentarán cargos contra los policías que mataron a Alton Sterling en Baton Rouge, Luisiana, a pesar de videos que muestran a policías sujetándolo contra el suelo y disparándole a quemarropa.  
 
 
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