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Vol. 81/No. 15      17 de abril de 2017

 
(especial)

Lucha de clases en EUA tema de debates con jóvenes cubanos

 
POR MARTÍN KOPPEL
LA HABANA—“No sabía nada sobre el papel de Cuba en la lucha para defender la independencia de Angola hasta que llegué aquí a estudiar”, dijo Godwin Konnyebal, un estudiante de Ghana, en un evento en la facultad de odontología de la Universidad de La Habana.

Los 150 estudiantes presentes escucharon con gran interés a dos miembros de la Juventud Socialista, Rebecca Williamson de Los Angeles, y Philippe Tessier de Montreal, y a Róger Calero, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos. Una parte central del evento fue el libro Cuba y Angola: La guerra por la libertad por el general cubano Harry Villegas, el cual acababa de ser lanzado en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Publicado por la editorial Pathfinder, es un relato de primera mano de cómo los combatientes voluntarios cubanos ayudaron a defender a Angola de las invasiones del régimen del apartheid de Sudáfrica y aceleraron la caída del régimen supremacista blanco a principios de los años 90.

Varios de los jóvenes en el evento del 21 de febrero eran de Ghana, Congo Brazzaville y otros países africanos. Al igual que Konnyebal, pertenecen a una generación que creció tres décadas después de las batallas contra el apartheid y el colonialismo en África meridional que cambiaron el curso de la historia, y que conocían muy poco sobre la ayuda prestada a Angola por 425 mil voluntarios internacionalistas cubanos entre 1975 y 1991 antes de que ellos llegaran a Cuba. Varios hablaron sobre la importancia de la solidaridad y el ejemplo del pueblo cubano en las luchas contra la opresión imperialista y la explotación en África.

El encuentro en la facultad de odontología fue uno de dos eventos organizados por la dirección de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) para que los jóvenes socialistas y Calero dialogaran con jóvenes cubanos. El otro fue un intercambio con trabajadores jóvenes en una planta farmacéutica.

El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) organizó un tercer evento, celebrado en la Universidad de Pinar del Río, en el occidente de Cuba.

Mary-Alice Waters, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder, también participó en dos de los encuentros. Los cuatro se encontraban en Cuba para participar en la Feria Internacional del Libro de La Habana, donde Pathfinder tuvo un stand.

Además del interés sobre la ayuda internacionalista de Cuba a la lucha por la libertad en el sur de África, los estudiantes y los trabajadores tenían muchas preguntas sobre la lucha de clases en Estados Unidos.

Los oradores describieron la profundidad de la crisis del sistema capitalista que se está desarrollando actualmente, sus consecuencias devastadoras para los trabajadores de Estados Unidos, Canadá y otros países imperialistas, y cómo los comunistas forman parte de las discusiones y luchas obreras que se están desarrollando.

Apoyaron sus comentarios en el contenido de tres nuevos libros de dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores sobre la política de clases en Estados Unidos: El historial antiobrero de los Clinton y ¿Son ricos porque son inteligentes? por Jack Barnes, y ¿Es posible una revolución socialista en Estados Unidos? por Waters. Los tres títulos, los cuales también habían sido presentados en la feria del libro en La Habana la semana anterior, y una amplia selección de otros títulos sobre la política obrera revolucionaria estaban en venta en los eventos. Decenas de estudiantes se fueron con uno o más libros en la mano.

‘¿Qué clase de socialismo?’

En el evento en la Universidad de Pinar del Río, al que asistieron más de 100 estudiantes, Yamil Alexander Otero, de El Salvador, dijo que él conocía sobre las condiciones brutales que miles de trabajadores de Centro América enfrentan como inmigrantes en Estados Unidos. Es una realidad muy fuerte y es importante que todos debamos conocer de ella, dijo.

Calero estuvo de acuerdo y subrayó la importancia para el movimiento sindical estadounidense de exigir amnistía para los trabajadores indocumentados y de organizarlos en los sindicatos sin importar su estatus migratorio.

“Los trabajadores inmigrantes no son solamente explotados, ellos han venido fortaleciendo a la clase trabajadora al sumarse a las luchas contra las deportaciones y las luchas sindicales”, dijo. “Sus acciones han ayudado a romper las divisiones que los patrones tratan de imponer sobre la clase trabajadora”. Mencionó el ejemplo de las manifestaciones de decenas de miles de personas ocurridas recientemente en respuesta a una ola de redadas de inmigración.

“¿Cómo pretenden alcanzar el socialismo en Estados Unidos, a través de elecciones, o a través de una revolución?”, preguntó Alejandro Simón, estudiante de derecho en la Universidad de Pinar del Río.

Un joven de la República Democrática del Congo preguntó: “¿Ustedes están hablando del tipo de socialismo del que habló Bernie Sanders en Estados Unidos durante las elecciones?”, refiriéndose a uno de los candidatos presidenciales del Partido Demócrata de 2016.

“Nunca hemos visto una revolución a través de elecciones”, dijo Williamson. “El presidente de Estados Unidos actúa como administrador de los intereses de la clase capitalista. Lo que necesitamos no es un cambio de presidente, sino un cambio de la clase que gobierna y para eso va a ser necesaria una revolución socialista hecha por millones de trabajadores”.

“Para nosotros, la Revolución Cubana es un ejemplo concreto, vivo, que podemos señalar. Demuestra cómo los trabajadores han tomado el poder y continúan transformando la sociedad”, agregó Calero. “Aún hoy día, cuando Cuba está rodeada de la crisis mundial económica, continúan defendiendo sus logros y los intereses de la clase trabajadora a nivel internacional”.

Encuentro con obreros

En Medsol, un complejo farmacéutico, los jóvenes socialistas intercambiaron con un grupo de 40 trabajadores en una unidad de producción que fabrica una amplia gama de medicamentos. Casi la mitad de los trabajadores de la planta tienen 35 años de edad o menos.

Los trabajadores describieron algunos de los obstáculos que enfrentan para obtener las materias primas y repuestos necesarios como producto de las políticas del gobierno de Estados Unidos que no cambiaron cuando se establecieron relaciones diplomáticas hace dos años. A Cuba no se le permite comprar productos estadounidenses o incluso usar el dólar en transacciones comerciales, y tiene que obtener importaciones más costosas de otros países.

“Cuando no llegan los materiales debido al bloqueo u otras dificultades”, dijo un trabajador, “nos organizamos para asegurar la producción de las medicinas de las que depende nuestro sistema de salud pública”.

Muchos de los empleados pertenecen a las Brigadas Técnicas Juveniles, un movimiento nacional de jóvenes trabajadores dedicado a desarrollar métodos de producción más eficientes e improvisar soluciones creativas a la falta de repuestos —otra consecuencia de las sanciones comerciales del gobierno estadounidense— que dejan las máquinas inactivas.

“En Cuba producimos medicamentos para curar enfermedades. En otros lugares es un negocio”, dijo la directora de Medsol.

“El nivel de solidaridad entre los obreros del centro es muy alto”, dijo una trabajadora. “Todos tratamos de resolver los problemas colectivamente y nos cuidamos unos a otros. ¿Cuáles son las formas de expresión de solidaridad entre los trabajadores en sus países?”, preguntó.

Los oradores describieron cómo los gobernantes capitalistas fomentan la competencia y los valores individualistas. También señalaron los tipos de luchas por la seguridad y la dignidad en el trabajo que los trabajadores libran cuando los patrones, en su afán para aumentar sus ganancias, forzan a los trabajadores a depender más y más en ellos mismos y sus sindicatos para proteger sus comunidades y el medio ambiente.

Tessier dio el ejemplo del actual caso amañado contra Thomas Harding y Richard Labrie, dos trabajadores de trenes acusados de causar el desastre ferroviario en Lac-Mégantic, Quebec en 2013. Los trabajadores explican que el descarrilamiento y el mortal incendio que provocó fueron consecuencia directa de la campaña por lucro de la empresa, dijo Tessier, y muchos trabajadores en Canadá se han unido a la defensa de Harding y Labrie.

Róger Calero y Jonathan Silberman contribuyeron a este artículo.


 
 
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