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Vol. 81/No. 12      27 de marzo de 2017

 
(especial)

‘Ejemplo vivo de la Revolución Cubana ayuda a explicar lo que realmente significa el socialismo’

 
A continuación publicamos las palabras de Mary-Alice Waters en una presentación del libro Cuba y Angola: La guerra por la libertad, celebrada el 15 de febrero (ver artículo en la página 11). Waters es miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder. Copyright © 2017 por Pathfinder Press. Reproducido con autorización.

POR MARY-ALICE WATERS
Primero, doy las gracias a la generala Teté Puebla y a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, incluidos todos ustedes que nos acompañan hoy. Es un honor poder presentar este libro en un encuentro tan representativo de la historia cubana del internacionalismo proletario.

A nombre de la editorial Pathfinder, quiero dar una bienvenida calurosa a los distinguidos embajadores de Congo-Brazzaville, Namibia, Sudáfrica, Etiopía, República Democrática del Congo y Guinea Ecuatorial que nos acompañan, así como a miembros del cuerpo diplomático de Angola y Mali.

Entre los presentes se encuentran otros cuatro compañeros sin cuyos aportes el libro quizás no habría salido, por lo menos no con todas las cualidades que tiene. Son nuestro moderador y coeditor del libro, Martín Koppel; Róger Calero, uno de los editores de Pathfinder; el teniente coronel José Gárciga, cuya propia participación en Angola y labor de investigación permitió verificar muchos detalles; y especialmente Iraida Aguirrechu de la Editora Política, cuyo trabajo asiduo y habilidad editorial fue indispensable.

Y sobre todo, por supuesto, agradecemos al general Harry Villegas, por dar a Pathfinder el privilegio de trabajar contigo en la publicación de Cuba y Angola: La guerra por la libertad. Para nosotros y para muchos otros en el mundo, siempre serás “Pombo”.

Creo que más de una vez pusimos a prueba la paciencia de Pombo con nuestras preguntas interminables, al trabajar juntos para convertir este libro en realidad. Ahora que tenemos en nuestras manos el fruto de su trabajo, espero que nos perdone.

Pero voy a compartir con ustedes una crítica suya, hasta ahora la única que Pombo ha expresado. Él no tuvo la oportunidad de dar una opinión final sobre los colores que usamos para la portada en español y para la de inglés. Pero después de ver las dos, nos comentó que le gusta más la roja. Se sabe, dijo, que los combatientes de las FAR son como una sandía: son verdes por fuera, pero por dentro son rojos.

Decir la verdad
Unos días después de la muerte de Fidel en noviembre pasado, partidarios de la Revolución Cubana en Nueva York organizamos una actividad enfrente de la misión cubana a Naciones Unidas para expresar nuestro respeto y solidaridad. La policía de la alcaldía de De Blasio nos había limitado a una pequeña parte de la acera, pero hicimos sentir nuestra presencia a los que pasaban con carteles y gritos de “¡Cuba sí, bloqueo no!” entre otros.

Tomamos medidas especiales para no bloquear las entradas de los negocios, pero inevitablemente algunos clientes estaban molestos se preguntaban qué pasaba. Entonces el empleado de una pequeña cafetería salió a preguntar, al principio con un tono nada amigable. Dijo que su nombre era “Chef Obadiah”; era afroamericano.

Explicamos por qué estábamos allí: para rendir honor a Fidel y a su liderazgo de la Revolución Cubana. Le dijimos acerca del internacionalismo cubano en África, la ayuda de Cuba a Angola, su apoyo a la lucha por la independencia de Namibia. Y le mostramos un ejemplar del libro ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! con el homenaje de Nelson Mandela al pueblo cubano por su papel en la histórica derrota del régimen sudafricano del apartheid.

¿Cuál fue su respuesta?
Con un tono ya muy diferente, dijo: “¡Nunca supe que los cubanos habían ayudado a liberar el sur de África! ¿Por qué no lo aprendí en la escuela?”

Lo pongo como ejemplo para expresar por qué, para nosotros en Estados Unidos, es tan importante que este nuevo libro de Pombo esté circulando, tanto en inglés como en español, y pronto en otros idiomas también.

Como nota especial, mencionaré también que dentro de unos meses, uno de esos idiomas será el farsi (persa), uno idioma hablado muy ampliamente por todo el Medio Oriente y Asia Central: no solo en Irán sino en Afganistán, las áreas kurdas del norte de Iraq, Tayikistán, el Cáucaso y otras zonas. Es una región donde sabemos por experiencia directa que hay realmente una sed de conocer la verdad y obtener más información sobre la Revolución Cubana.

Dentro de unas semanas, Pathfinder va a llevar este libro de Pombo, y muchos más que pueden encontrar en este evento, a una amplia feria del libro en Erbil, en el norte de Iraq, apenas a 80 kilómetros [50 millas] del frente de batalla en Mosul.

La anécdota del chef en Nueva York, con una u otra variante, sucede una y otra vez en nuestra actividad política entre trabajadores y jóvenes en Estados Unidos. Y no solo reaccionan así los que son africanos y afroamericanos.

Espero que Gerardo [Hernández] diga unas palabras sobre las experiencias similares que él tuvo durante sus largos años de cárcel como parte de la clase trabajadora norteamericana que está entre rejas. Los Cinco se ganaron el respeto de sus compañeros de prisión por las misiones que cumplieron en Angola. En las páginas de Son los pobres quienes sufren el salvajismo del sistema de “justicia” en EE.UU., una entrevista a los Cinco que Pathfinder publicó el año pasado, ellos describen cómo la historia del internacionalismo cubano en África es una de las cosas que los protegieron.

¿Qué significa ‘socialismo’?
El ejemplo de Cuba en África es también una de las maneras más claras que tenemos para explicar lo que realmente significa la muy abusada palabra “socialismo”. No es el “socialismo” que supuestamente existe en Suecia, según Bernie Sanders, ni tampoco tiene nada que ver con las tímidas propuestas de Sanders para “regular” el sistema bancario del capital financiero global, o para ser más precisos, “regular” a los capitalistas dinerarios en el mundo para beneficio de quienes y por parte de quienes se ha construido ese sistema globalista.

Una revolución socialista es algo muy diferente. Como siempre han demostrado en acción Fidel y Che y Raúl —y ustedes aquí presentes— significa que el pueblo trabajador “amplía sus horizontes”, para usar la frase del gran líder revolucionario norteamericano Malcolm X. Significa aprender qué tipo de personas somos capaces de ser: cómo nos transformamos, a medida que transformamos nuestras relaciones económicas y sociales. Cómo transformamos nuestra manera de vivir y trabajar juntos, a medida que rompemos las cadenas de la explotación y la compulsión capitalista.

Las muchas generaciones de cubanos que cumplieron misiones en Angola recibieron una enseñanza imborrable de lo que es el capitalismo, y no solo la enorme brutalidad histórica de su versión colonial.

Eso es lo que capta tan bien lo que dijo Raúl en mayo de 1991, cuando recibió a los últimos combatientes cubanos que regresaban de Angola. Para el pueblo cubano la misión angolana no fue un “sacrificio”, subrayó Raúl. Lo fortaleció y lo templó para los futuros desafíos: sobre todo, según resultó, para los desafíos del Periodo Especial.

“Si nuestro pueblo se conoce mejor a sí mismo, si conocemos mucho mejor de qué somos capaces todos nosotros —dijo Raúl— ¡es también gracias a Angola!”

Liderazgo político, militar de Fidel
Solo quiero hacer un punto adicional.

Las palabras de Pombo van dirigidas a la juventud en todas partes. Eso incluye a los jóvenes aquí en Cuba, dentro y fuera de las filas de las FAR. Ante todo, es un libro sobre la dirección política de Fidel en la Revolución Cubana, y cómo esas capacidades políticas son las bases de la dirección militar de Fidel. Es una cuestión de clase. Un ejército revolucionario siempre está fundamentado en la diferencia irreconciliable entre los valores del mundo capitalista del “sálvese quien pueda” y los valores morales —los valores morales proletarios, diría yo— que Fidel nos ha inculcado a todos desde los primeros días de la lucha revolucionaria.

Para mí, eso es lo que más se transmite en el relato de Pombo. La dignidad y el respeto con que se trata a cada ser humano, sea cubano, angolano, namibio, sea amigo o combatiente enemigo.

La voluntad de ganar cada batalla con el mínimo sacrificio de vidas humanas.

La preocupación por la educación y el cuidado de los niños de Cassinga, los sobrevivientes de la horrenda masacre que las fuerzas sudafricanas llevaron a cabo en mayo de 1978 en ese campamento de refugiados namibios en el sur de Angola.

El respeto a las mujeres en todas partes y la insistencia de que la participación de las mujeres cubanas en la guerra, como expresó Fidel, era “una necesidad moral, una necesidad revolucionaria”.

La insistencia de que todo cubano que cometiera un delito en Angola fuera juzgado bajo las leyes angolanas.

La insistencia al decir: “quien no esté dispuesto a combatir por la libertad de los demás no sería jamás capaz de combatir por su propia libertad”.

Todo esto, y mucho más, lo van a encontrar en estas páginas.

Cómo aprendió Fidel a luchar
Como saben la mayoría de ustedes de primera mano, Fidel será conocido en la historia como uno de los más grandes comandantes militares del pueblo trabajador, de los humildes.

Al leer el relato de Pombo, me recuerda siempre una historia que oí primero del general Néstor López Cuba o del general Enrique Carreras hace unos 20 años: no recuerdo quién de los dos. Fue mientras estábamos haciendo las entrevistas publicadas en el libro Haciendo historia: Entrevistas con cuatro generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Es un maravilloso libro que contiene entrevistas con los generales José Ramón Fernández y Harry Villegas además de Carreras y López Cuba.

Uno de ellos había formado parte de una delegación de dirigentes cubanos en un congreso u otro evento en la Unión Soviética. Durante una recepción, él y otros oficiales de las FAR estaban conversando con un grupo de sus homólogos en las fuerzas armadas soviéticas, quienes expresaron su admiración de la dirección militar de Fidel en Angola.

Uno de los oficiales rusos preguntó: “¿Dónde adquirió su comandante esos conocimientos? ¿En qué academia militar estudió?”

Nuestros compañeros cubanos apenas pudieron contener la risa cuando contestaron: “Fidel no aprendió a luchar leyendo un manual o estudiando en una academia. Aprendió, como hicimos todos nosotros, luchando”.

Esa es la historia de cualquier auténtica revolución.

Y capta no solo el pasado y el presente, sino también el futuro de Cuba socialista.
 
 
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