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Vol. 81/No. 8      27 de febrero de 2017

 
(portada)

Catástrofe social tras tormentas en Georgia es producto del capitalismo

 
POR SUSAN LAMONT
ALBANY, Georgia—Los políticos, tanto los demócratas como los republicanos dicen que lo que estamos viendo es un inevitable desastre natural. Pero el efecto catastrófico para el pueblo trabajador de las tormentas invernales más severas en la historia del estado que tuvieron lugar el 21 y 22 de enero, es resultado de las relaciones sociales creadas por el sistema capitalista.

La enorme tormenta generó 40 tornados sólo en Georgia. El condado más afectado fue el de Dougherty, que incluye Albany, la ciudad más grande en esta zona rural del estado, con una población de 76 mil habitantes. La tormenta azotó con vientos de hasta 150 millas por hora.

Las tormentas destruyeron o dañaron cientos de casas, así como granjas, comercios, fábricas y el tendido eléctrico. Murieron al menos 21 personas, la mayoría en Georgia, y muchos otros resultaron heridos. “El único aviso que recibimos fue una ‘alerta amarilla’ en nuestros teléfonos móviles a las 3 de la madrugada”, dijo Willie Head. “¿Quién está mirando su teléfono en el medio de la noche?” Head, un pequeño agricultor del condado de Brooks se nos unió, a mí y a Sam Manuel, miembros del Partido Socialista de los Trabajadores en Atlanta, para visitar algunas de las zonas más afectadas días después de la tormenta.

Las dos víctimas mortales en el condado de Brooks eran amigos de Head —Betty Lee y Jessie James Newsome— una pareja jubilada. Un tornado levantó su casa móvil, despedazándola y matándolos. Conocimos a sus familiares mientras buscaban ropa entre los escombros donde antes estaba la casa móvil para enterrar a los Newsome .

“No esperaba encontrarme con tanta burocracia pocos días después”, nos dijo Aaron Sims, el hijo de Betty Lee Newsome, que vive en Miami. La familia también tuvo que bregar con una pila de formularios del condado. “Ni siquiera nos dejaron llevarnos nada del garaje, herramientas y otras cosas que necesitamos usar”, dijo Sims.

“Nos imponen impuestos y más impuestos, pero ¿qué hace el gobierno cuando pasa algo como esto?”, dijo Head. “¿Dónde está la ayuda? No alertan ni evacuan a la gente, aun cuando los del gobierno sabían horas y días antes que se avecinaba la tormenta y cuál era su recorrido. Aquí, dejaron a todos que se protegieran por su cuenta.

“Debemos aprender del ejemplo del pueblo cubano y su gobierno, de la manera como ellos están entrenados y la manera como miran los unos por los otros cuando les cae una tormenta como esta”, dijo Head, que ha visitado Cuba revolucionaria varias veces, donde el pueblo y sus recursos se movilizan para minimizar las pérdidas de vidas y daños materiales. “Aquí, los funcionarios tratan las pérdidas de vidas casi con indiferencia”.

“Por supuesto, tiene que haber una revolución para que suceda”, dijo. “Pero pienso poner sobre la mesa estos asuntos de seguridad en cualquier mitin local que pueda, para empezar esta discusión”.

Fuimos testigos de la masiva muestra de solidaridad obrera cuando trabajadores y agricultores voluntariamente se ofrecieron para ayudar a sus vecinos, amigos y compañeros de trabajo con posterioridad a la tormenta.

El gobernador Nathan Deal visitó el área pocos días después de la tormenta, prometiendo que alguna ayuda llegará tarde o temprano.

“No pudimos volver hasta que las autoridades locales hicieran su evaluación y nos solicitaron que viniéramos y que nos facilitarían ayuda estatal”, dijo al Albany Herald después del primer tornado. “Así como el gobierno federal no vendrá hasta que el estado haya efectuado su evaluación y solicite que vengan”.

Esto es lo contrario de como lo hacen los cubanos.

Willie Head en Pavo, Georgia, y Sam Manuel de Atlanta, contribuyeron a este artículo.  
 
 
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