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Vol. 81/No. 3      16 de enero de 2017

 
(portada)

Crece el apoyo de Trump; los demócratas con divisiones

 
POR MAGGIE TROWE
Desde que fue elegido presidente, Donald Trump ha ampliado su apoyo basándose en llamamientos a la clase trabajadora a la vez que continúa montando una administración republicana. El Partido Demócrata, en cambio, se está fracturando, al enfrentar una lucha por liderazgo y perspectivas. Mientras que Trump se prepara para tomar el poder, millones de trabajadores están involucrados en una amplia discusión sobre cómo avanzar mientras los patrones y su gobierno tratan de que ellos sean los que paguen por la crisis capitalista.

La tasa de aprobación de Trump ha subido a más del 50 por ciento después de acordar implementar contratos sindicales en algunos de sus hoteles, haber forzado públicamente a los gigantes de la industria aeroespacial, Lockheed y Boeing, a que rebajen los precios que le cobran al gobierno por los aviones de guerra F-35 y un nuevo avión presidencial, y anunciar planes de disolver su fundación de beneficencia y poner los bienes familiares en cuentas fiduciarias.

Trump hizo que su supuesto amigo, el presidente ruso Vladimir Putin retrocediera. El 22 de diciembre Putin dijo que tenía planeado fortalecer el arsenal de armas nucleares de Moscú. “Estados Unidos debe fortalecer y expandir de manera importante su capacidad nuclear hasta que el mundo recupere su sentido común en cuanto a las armas nucleares” respondió Trump públicamente. Al día siguiente Putin se retractó.

Elementos heterogéneos en el Partido Demócrata ahora están planeando poner obstáculos a la administración de Trump cada vez que halla oportunidad. En respuesta, Trump está tratando de dividir a los demócratas y atraer a algunos de ellos hacia su campo.

Por ejemplo, Trump intervino en el intenso debate sobre la política norteamericana en torno al voto en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la declaración que condenó los asentamientos israelíes en la Franja Occidental y Jerusalén Oriental. Cuando la administración de Barack Obama se abstuvo, lo cual permitió que se aprobara la declaración, Trump denunció la acción. “En la ONU las cosas serán diferentes después del 20 de enero”, escribió en Twitter.

El senador de Nueva York Chuck Schumer, el nuevo dirigente del Partido Demócrata en el Senado, dijo que el voto de la administración de Obama era, “enormemente frustrante, decepcionante y confuso”. Los senadores demócratas de Virginia del Oeste, Pennsylvania, Vermont, Virginia, Maryland, Ohio, Oregon y Delaware también se opusieron a la decisión de Obama.

Dado el caos en el Partido Demócrata tras la derrota de Hillary Clinton, los dirigentes de las varias corrientes que existen en el partido, y con la mira en las elecciones para el congreso que tendrán lugar en 2018, están tratando de entender las razones por las que Clinton fue derrotada, y tratando de apoderarse del partido.

En una pieza de opinión en el New York Times el 26 de diciembre, David Paul Kuhn discrepó con los que dicen que Trump ganó porque movilizó apoyo de trabajadores blancos racistas.

El hecho de que el movimiento por los derechos civiles derrocó la segregación Jim Crow y cambió para siempre las actitudes sociales en el país se reflejó en la elección de Obama. “Barack Obama ganó más apoyo entre hombres blancos en 2008, incluyendo la clase trabajadora, que cualquier demócrata desde 1980”, dijo Kuhn.

“Para 2016, el Sr. Trump había llegado a personificar el voto contra el status quo, el cual aun no está funcionando para ellos”, dijo.

“Gran parte de la clase trabajadora blanca decidió que el Sr. Trump podría ser un imbécil”, dijo Kuhn, señalando preocupaciones sobre su actitud despectiva hacia las mujeres. “Dada la carencia de una alternativa atractiva, decidieron apoyar al imbécil que creían estaba más de su lado”.

La ‘revolución’ de Sanders

El senador de Vermont Bernie Sanders, es uno de los principales contrincantes por la dirección del partido.

“La meta ahora es movilizar a millones de personas en torno a un programa progresista”, dijo Sanders en una entrevista en Democracy Now! emitida el 26 de diciembre. “Sería un error trágico creer que todos los que votaron por Donald Trump son ‘deplorables’. No es así”, dijo Sanders.

Durante su campaña, Clinton llamó a los trabajadores que apoyaban a Trump “deplorables” y también “racistas, sexistas, homofóbicos, xenofóbicos, islamofóbicos”.

El próximo comandante en jefe del imperialismo norteamericano confrontará la misma crisis insuperable del sistema capitalista que sus predecesores. A escala mundial, el capitalismo ha entrado en una larga contracción de la producción, el comercio y el empleo que no pueden cambiar ninguna política, incluyendo los planes de Trump de recortar impuestos, relajar las regulaciones, e invertir en la infraestructura.

No hay solución a la crisis capitalista

Durante la crisis financiera de 2008, el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores Jack Barnes dijo que “la crisis no es un resultado de “políticas equivocadas”. Es producto del funcionamiento de las leyes mismas del capitalismo. Es consecuencia, y no causa, del desarrollo del capital financiero.” La charla de Barnes está incluido en el libro El historial antiobrero de los Clinton: Por qué Washington le teme al pueblo trabajador.

Desde la crisis financiera de 2008-09, “hay una creciente receptividad entre el pueblo trabajador para intercambiar y debatir sobre las cuestiones políticas y sociales más amplias que enfrentan nuestra clase, nuestros sindicatos y nuestros aliados,” dice el dirigente del PST Steve Clark en la introducción del libro. “En todas partes, los trabajadores buscan una explicación del declive desgastante y destructivo del capitalismo y, aún más importante, de cómo trazar un camino para combatir las consecuencias de este declive”.  
 
 
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