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Vol. 81/No. 2      9 de enero de 2017

 
(portada)

Capitalismo: Alza en adicción, mortalidad entre
los trabajadores

 
POR BRIAN WILLIAMS
Una reducción en la expectativa de vida, el explosivo crecimiento en la adicción a las drogas y el hecho de que los jóvenes están ganando cada vez menos que sus padres, son indicaciones de cómo la crisis económica capitalista mundial está creando condiciones sociales que desgarran la vida del pueblo trabajador.

La expectativa de vida en Estados Unidos disminuyó por primera vez en 2015 desde 1993, cuando la pandemia del SIDA alcanzó su punto máximo, informó el 8 de diciembre el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud. El centro mencionó el aumento de muertes por enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes y sobredosis de drogas —especialmente entre los de edad media o más jóvenes— como explicación por la caída a 78.8 años, de 78.9 en 2014.

Un estudio hecho el año anterior había descubierto un marcado aumento en la tasa de mortalidad entre los trabajadores de edad media que son caucásicos. “Esa tendencia fue atribuida a lo que a veces llaman enfermedades de desesperanza: sobredosis, alcoholismo y suicidio”, observó el Washington Post.

Las sobredosis de opioides han alcanzado proporciones de crisis a nivel nacional, especialmente en las áreas rurales. Más de 28 mil personas murieron por estas drogas en 2014, reportó el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, más del doble del total en la década anterior. Muchos que se hacen adictos a analgésicos recetados por los médicos como Oxycontin o Demerol recurren después a la heroína o a opioides sintéticos como fentanyl, el cual es 50 veces más fuerte que la heroína.

Las sobredosis relacionadas con la heroína casi se han cuadruplicado durante la última década y el año pasado sobrepasaron las muertes por armas de fuego.

En 2015 más de 12 mil personas murieron de sobredosis solamente en diez estados —Maine, New Hampshire, Vermont, Rhode Island, Connecticut, Pennsylvania, Maryland, Carolina del Norte, Kentucky y Ohio— según el Wall Street Journal. Las muertes relacionadas con la fentanyl subieron un 128 por ciento desde el año anterior a casi 4 mil. El año pasado subieron a 9 580 a nivel nacional.

En Huntington, Virginia del Oeste, con una población de 49 mil habitantes, las autoridades de la salud dijeron que alrededor de 12 mil personas son adictas a la heroína u otro opioide. En un estado devastado por los despidos de decenas de miles de mineros del carbón, la cifra de muertes por sobredosis de drogas es la más alta de la nación.

Las compañías farmacéuticas que promueven los analgésicos opioides, y los laboratorios ilegales de drogas a pequeña escala que producen narcóticos sintéticos, están cosechando grandes ganancias mientras un número creciente de trabajadores adictos están pagando con su vida.

La proliferación de estas drogas está ligada al hecho de que después de ocho años de “recuperación” económica oficial, millones de trabajadores están enfrentando una reducción del ingreso familiar y carecen de empleos bien remunerados. Hoy día más del 11 por ciento de los hombres entre 25 y 54 años de edad no son parte de la fuerza laboral, comparado con menos del 4 por ciento en la década de 1950.

A causa del incremento en el uso de opioides entre las mujeres, más bebés están naciendo dependientes de drogas. Uno de cada 130 bebés en las zonas rurales del país son afectados, según un informe del 12 de diciembre en JAMA Pediatrics. La condición conocida como síndrome de abstinencia neonatal, en el que el recién nacido tiene que eliminar lentamente de su sistema la droga, se ha disparado en las zonas rurales durante la última década, de 1.2 por cada mil nacimientos en hospitales a 7.5. En la áreas urbanas la tasa ha aumentado del 1.4 al 4.8 por cada mil.

Solo 20 por ciento de los adictos a drogas recibieron tratamiento en 2014, según una encuesta del gobierno. Al mismo tiempo, cada vez más niños son separados de sus padres y colocados con parientes o en hogares de crianza. En Vermont aumentó en un 40 por ciento entre 2013 y 2016, según el Departamento de Niños y Familias.

A principios de los años 70, casi todos las personas de 30 años de edad ganaban más de lo que habían ganado sus padres a esa misma edad, con ajustes a la inflación. Pero hoy, con los salarios reales del pueblo trabajador estancados por décadas, cerca de la mitad de los de 30 años de edad ganan menos de lo que ganaban sus padres.

Como resultado, casi el 40 por ciento de las personas entre 18 y 34 años de edad viven con sus padres u otros familiares, el porcentaje más alto desde 1940.  
 
 
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