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Vol. 80/No. 40      24 de octubre de 2016

 
(portada)

Escalada de bombardeos en Siria crea
dilema a EUA

 
POR NAOMI CRAINE
Mientras que Moscú y Damasco están acelerando sus bombardeos indiscriminados contra Alepo, funcionarios norteamericanos formalmente suspendieron el 3 de octubre las negociaciones con el gobierno ruso para reanudar una tregua en la guerra civil en Siria. El esfuerzo para lograr un acuerdo con Moscú ha sido el enfoque central de la política de Washington por meses. La ruptura, así como la política misma, reflejan la debilidad de la posición del imperialismo norteamericano en la región, y esto ha agudizado el debate dentro la clase gobernante de Estados Unidos sobre cómo proceder.

Entretanto, los horribles daños infligidos a los trabajadores y agricultores sirios siguen creciendo, a medida que las batallas crecen y todos los poderes capitalistas que están interviniendo en Siria —desde Washington y Moscú a los gobiernos de Irán, Turquía y Arabia Saudita— maniobran a sangre fría para defender sus propios intereses.

Una grabación de una reunión entre el secretario de estado John Kerry y la oposición civil al régimen de Bashar al-Assad pone de manifiesto las contradicciones que enfrenta Washington.

El New York Times publicó unos extractos en los cuales Kerry se queja de que él es una de “las tres o cuatro personas en la administración que han abogado a favor del uso de la fuerza” en Siria. “Perdí el argumento”.

Kerry señaló los límites políticos que impiden que Washington utilice su masiva fuerza militar en Siria. “Hemos estado luchando en la región por 14 años”, dice. “Muchos norteamericanos no creen que debemos seguir combatiendo, y enviando a jóvenes norteamericanos a morir en otro país. Ese es el problema”.

El fracaso de las pláticas “ha reanimado una discusión interna sobre la entrega de nuevos sistemas de armamentos a los rebeldes sirios que Washington respalda” escribió el Wall Street Journal el 4 de octubre.

Al mismo tiempo, Kerry dijo en Bruselas el 4 de octubre que la administración “ofrece la posibilidad de una vez más colaborar con Moscú”.

El régimen de Assad y sus fuerzas aliadas —incluyendo los aviones de combate de Moscú, las tropas iraníes, las fuerzas libanesas de Hezbollah y las milicias de los chiitas iraquíes— han acelerado su ofensiva sangrienta contra los opositores del gobierno en la parte oriental de la ciudad de Alepo.

Los objetivos de sus bombardeos incluyen hospitales, mercados y áreas residenciales. El Hospital M10 en el este de Alepo fue completamente destruido el 3 de octubre al ser bombardeado por tercera vez en seis días.

Ankara busca papel mayor en guerra

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan sigue adelante con sus planes para apoderarse de una “zona de seguridad” de 1 930 millas cuadradas en el norte de Siria. Tropas turcas y milicias del Ejército de Siria Libre, apoyados con ataques aéreos de Washington, lanzaron una ofensiva el 2 de octubre contra el pueblo de Dabiq, ahora bajo el control del Estado Islámico.

Desde un principio, el gobierno turco ha dejado claro que su “Operación Eúfrates” tiene como meta no solo derrotar al Estado Islámico, sino sobre todo impedir que los kurdos sirios conecten los cantones autónomos que ellos controlan en el norte de Siria.

Erdogan también ha buscado mejorar sus relaciones con Moscú, una medida que le daría a Ankara más influencia con Washington. Tiene programado reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin el 10 de octubre en Estambul.

Washington ha ido intentando encontrar un equilibrio entre sus relaciones con Ankara, un miembro de la OTAN, y sus relaciones con las Unidades de Protección Popular (YPG), con quienes cuenta para combatir al Estado Islámico en Siria.

El 1 de octubre el parlamento turco aprobó renovar por un año el mandato gubernamental para desplegar tropas en Iraq y Siria, a la vez que Washington, Bagdad y el autónomo Gobierno Regional de Kurdistan en el norte de Iraq se preparan para lanzar una muy discutida ofensiva para expulsar al Estado Islámico de Mosul.

El parlamento iraquí votó el 4 de octubre a favor de extender el permiso para que 2 mil soldados turcos permanezcan en el norte de Iraq. Aunque el blanco principal de Ankara son las fuerzas del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), basado en Turquía, Erdogan ha propuesto además participar en el asalto contra Mosul junto con las milicias sunitas que sus tropas han entrenado. “Vamos a desempeñar un papel en la operación para liberar a Mosul, y nadie nos puede impedir que participemos”, dijo el 1 de octubre.

“Temo que la aventura turca se convierta en una guerra regional”, dijo a la televisión del estado iraquí el primer ministro Haider al-Abadi el 5 de octubre.  
 
 
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