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Vol. 80/No. 37      3 de octubre de 2016

 
(portada)

Indígenas de Standing Rock exigen derechos, dignidad

Luchan contra oleoducto cerca de su reserva

Reuters/Andrew Cullen
Miembros de tribu de Standing Rock encabezan protesta el 9 de septiembre en Cannon Ball, Dakota del Norte, contra la profanación de tierras tribales y la contaminación del agua.
 
POR DAVID ROSENFELD
Y ROSE ENGSTROM
RESERVA INDIA STANDING ROCK DE LOS SIOUX—Miembros de más de 200 tribus de indígenas americanos y sus partidarios han venido aquí para apoyar la lucha de los Sioux de Standing Rock para detener la construcción del oleoducto Dakota Access cerca de su reserva. Miles de personas han llegado a este campamento remoto de protesta a las orillas del río Cannonball para defender los derechos soberanos de los tratados y luchar contra la posible contaminación de las reservas de agua del área.

Los autores de este artículo se les sumaron como parte de una delegación del Partido Socialista de los Trabajadores que vino para brindar solidaridad y enterarse de los hechos.

“Nuestra tribu se ha opuesto al oleoducto Dakota Access desde la primera vez que supimos sobre él en 2014”, escribió David Archambault II, presidente de la tribu Sioux de Standing Rock, en el New York Times el 24 de agosto. “Aunque la ley federal requiere que el Cuerpo de Ingenieros consulte con la tribu sobre sus intereses soberanos, los permisos para realizar el proyecto se aprobaron y la construcción empezó sin ninguna consulta significativa”.

El 9 de septiembre los Sioux obtuvieron una victoria importante. El departamento de justicia de Estados Unidos, el departamento del ejército, y el departamento del interior anunciaron que impondrían un cese temporal de la construcción dentro de un radio de 20 millas del lago Oahe.

La tribu había entablado un juicio el 2 de septiembre en el tribunal de distrito para detener la construcción en sitios sagrados e históricos en la ruta del oleoducto. Al día siguiente, la Energy Transfer Patners, la constructora del oleoducto, envió excavadoras para empezar a remover la capa superficial de la tierra del área.

Los manifestantes que trataron de prevenir que las excavadoras profanaran los sitios, tuvieron que enfrentar a guardias de seguridad de la compañía, perros de ataque y aerosol de pimienta, pero lograron obligar a la compañía a retroceder. Desde entonces los manifestantes han acampado a lo largo de la carretera del condado, para asegurar que la compañía no regrese.

Miles de manifestantes marcharon el 9 de septiembre desde el campamento principal al sitio del enfrentamiento. Muchos hicieron una caravana para protestar frente al capitolio en Bismarck donde se encuentra el tribunal.

Cuando el juez de distrito James Boasberg rechazó la solicitud de la tribu para detener la construcción, las tres agencias federales publicaron una declaración el 9 de septiembre que prohíbe la continuación de la construcción del oleoducto hasta tener consultas adicionales con las tribus.

Estas mismas agencias del gobierno habían aprobado este proyecto de 3 800 millones de dólares que involucra a cuatro estados del país, , y que permitiría el flujo de petróleo desde Dakota del Norte al sur de Illinois para el fin del año. En una declaración conjunta del 9 de septiembre las agencias observaron que, “Hemos visto llegar a miles de manifestantes pacíficos, con el apoyo de los gobiernos tribales soberanos … para expresar su sincera preocupación por el medio ambiente y sitios históricos y sagrados”.

‘Derrotaremos esto’

“Este es el comienzo de la unificación de los pueblos indígenas”, dijo Andrew Heska White Mountain de la tribu Sioux Hunkpapa Lakota Standing Rock. “Detener el oleoducto es para el futuro de nuestro pueblo. Si continúa, destruirá nuestra tierra y agua. Profanan nuestros lugares de sepultura. No respetarán a nuestros mayores. Derrotaremos esto”.

Hay razones históricas más profundas que explican la magnitud y amplitud de la respuesta aquí. En su marcha implacable hacia el oeste, Washington y sus relaciones sociales capitalistas brutalizaron a los pueblos indígenas, masacrando a decenas de miles y forzando a los que sobrevivieron a las reservas.

La reserva Standing Rock, hogar de unos 8 mil miembros de los Sioux de Standing Rock, ocupa más de dos millones de acres en Dakota del Norte y Sur. La cifra de desempleo en la reserva llegó a un 60 por ciento en 2014, según un informe de la Oficina de Asuntos Indios.

Aunque Washington prometió a los indígenas soberanía en las reservas, ellos enfrentan ataques invasores cada vez que los patrones olfatean que se puede ganar dinero.

Más de 200 banderas bordean el camino de tierra que conduce al campamento principal, cada una presentada por delegaciones de otras tribus que han llegado al campamento durante los últimos meses.

Tiendas de campaña y tipis cubren el terreno aquí cerca de las orillas del río Cannonball. Las consignas “El agua es la vida” y “No DAPL [oleoducto Dakota Access]” se ven en los autos, en carteles, y en pancartas por todo el campamento.

En el centro del campamento se encuentra una fogata que arde continuamente, y alrededor de la cual se encuentra la cocina y el comedor, un área para reuniones y donaciones. Antes de cada comida, un anciano tribal recita una oración tradicional. El campamento bulle con las conversaciones de los miembros de diferentes tribus y generaciones.

Siguen llegando los partidarios. También siguen llegando donaciones de ropa y equipo para campamento, anticipando la llegada del invierno frío de Dakota del Norte. “Necesitamos mantener el campamento vivo para ejercer presión contra el gobierno federal”, nos dijo mucha gente.  
 
 
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