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Vol. 80/No. 32      29 de agosto de 2016

 
(portada)

Depresión capitalista flagela a los trabajadores

 
POR BRIAN WILLIAMS
La candidata presidencial del Partido Demócrata Hillary Clinton dice que la economía del país está en buenas condiciones, dando como prueba el último informe de empleos del gobierno según el cual la tasa de desempleo ha bajado a menos del 5 por ciento. Clinton dice que esto demuestra que las políticas económicas de la administración de Barack Obama están siendo exitosas.

Pero esto no concuerda con los hechos. La crisis capitalista mundial, arraigada en la caída de la producción, el comercio y el empleo, ha causado estragos para millones de trabajadores en Estados Unidos y por todo el mundo.

“El crecimiento económico en las naciones avanzadas ha sido más débil y más prolongado que lo que la mayoría por todo el mundo ha visto en su vida”, dijo el New York Times el 6 de agosto.

El tamaño de la clase trabajadora en Estados Unidos ha disminuido ante las condiciones de depresión a fuego lento en que vivimos. Hay varios millones menos de personas trabajando desde el 2009.

Ningún político capitalista o la clase dominante que representan tiene solución para esta crisis, excepto tratar de forzar a la clase trabajadora a que pague por la crisis.

Millones de personas no pueden conseguir empleo a tiempo completo viéndose forzadas a aceptar empleos a tiempo parcial, una cifra que aumentó en el último mes, o a aceptar empleos temporales.

La llamada tasa de participación en la fuerza laboral —el porcentaje de trabajadores empleados o desempleados que están buscando empleo “activamente” —ha bajado desde el 2000 de más del 67 por ciento a menos del 63 por ciento, la cifra más baja en 40 años.

“Aunque la cifra de personas desempleadas bajó por 7 millones entre junio de 2009 y hoy”, dijo el Investor’s Business Daily el 1 de agosto, “los que ya no son parte de la fuerza laboral —ya sea porque dejaron de buscar empleo o porque se jubilaron— aumentó de manera sorprendente 14 millones”.

El ingreso por hogar de trabajadores cuyos ingresos están en el 20 por ciento más bajo disminuyó en un 8.4 por ciento entre 2009 y 2014.

Esta es la realidad a la que se refiere Clinton cuando dice que todo está bien. El candidato Republicano Donald Trump por otro lado dice que los trabajadores sí enfrentan problemas. Pero su única respuesta es prometer que él los va a resolver. El resto es demagogia, o amenazas derechistas contra los inmigrantes, los musulmanes y otros.

Debido a que sus tasas de ganancias han venido disminuyendo durante décadas, los capitalistas han frenado las inversiones en la expansión de fábricas y en producción. En su lugar, han estado especulando en acciones, bonos, derivados y otras formas de papel comercial, o guardando su dinero y han estado atacando los empleos, las condiciones de seguridad y los derechos políticos y sociales de los trabajadores.

Los trabajadores en la manufactura se han visto especialmente afectados. Los pedidos de bienes de consumo duraderos disminuyeron un 4 por ciento en junio, la caída más grande en casi dos años. Los patrones de las industrias del carbón, petróleo y gas han eliminado 220 mil empleos en Estados Unidos desde septiembre de 2014.

La caída en los precios de los productos agrícolas significa que un número mayor de agricultores no pueden cubrir sus costos de producción. En la parte central norte del país el año pasado los agricultores de maíz y de soya perdieron 58 y 3 dólares por acre, respectivamente. A la vez que crece la deuda de los agricultores, los bancos están ejerciendo mayor presión con amenazas de ejecuciones hipotecarias.

Aunque el hambre y la desnutrición continúan azotando muchas regiones del mundo, los medios dicen que hay una sobreproducción y una “sobreabundancia” de leche. Desde Nueva York hasta Wisconsin, Canadá, Irlanda y Nueva Zelanda la caída precipitosa del precio de la leche está expulsando a muchos agricultores de sus tierras.

La caída de los precios de las materias primas ha tenido un mayor impacto en los trabajadores de países semi coloniales de África, Asia y América Latina. Los precios de petróleo bajaron de 100 dólares por barril en 2014 a cerca de 40 hoy.

En Angola, donde el 45 por ciento del producto interno bruto proviene del petróleo y el gas, el gobierno ha recortado los fondos para necesidades sociales vitales.

“Miles de personas están muriendo de enfermedades prevenibles y los hospitales carecen de medicinas”, informó el Washington Post el 2 de agosto. El año pasado el gobierno “no compró ni una sola dosis de medicamento contra la malaria”, dijo el Post. “En los primeros tres mese de 2016, Angola tuvo alrededor de 1.3 millones de casos; por lo menos 3 mil personas han muerto”.  
 
 
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