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Vol. 80/No. 18      9 de mayo de 2016

 
(especial)

‘Cumplimos con un deber que corresponde a los valores de la Revolución Cubana’

Libro relata el papel decisivo de los internacionalistas cubanos en
lucha contra ébola en África

 
POR RÓGER CALERO
LA HABANA—“He estado en otras misiones médicas por África y Centro América, pero esta ha constituido una de las tareas más complejas que he tenido en mi vida”, dijo el doctor Jorge Delgado, jefe del equipo médico cubano que fue a Sierra Leona a finales de 2014 para combatir la epidemia de ébola.

En Sierra Leona, el “70 por ciento es pobre, el 70 por ciento es analfabeta, el 70 por ciento no tiene televisor ni radio. Eso facilitó mucho las transmisiones” de la enfermedad, dijo Delgado.

“Cuando llegó nuestra brigada se moría el 70, 80 por ciento de los que tenían ébola. Con la atención médica que nuestros compañeros ayudaron a brindar se logró bajar a 29 por ciento”.

Delgado habló en el lanzamiento del libro Zona Roja: La experiencia cubana del ébola celebrado aquí el 12 de febrero. El autor, Enrique Ubieta, encabezó un equipo de tres periodistas que acompañaron a las brigadas médicas cubanas en África occidental durante varias semanas. El libro fue publicado por la Casa Editora Abril de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba.

Zona Roja pinta un panorama del desastre social que se desarrolló en África occidental en 2014-15, la cruel e inadecuada respuesta de las principales potencias capitalistas del mundo y el papel decisivo de Cuba en hacer retroceder la epidemia. Da vida al ejemplo internacionalista de la Revolución Cubana. Como dijo uno de los médicos entrevistados por Ubieta, “simplemente cumplimos con un deber que corresponde a los valores morales de la revolución”.

Con la sala repleta, el lanzamiento del libro fue uno de los momentos destacados de la Feria Internacional del Libro de La Habana celebrada en febrero. Entre el público se encontraban dos decenas de integrantes del contingente de 256 médicos, enfermeros y técnicos sanitarios cubanos que se ofrecieron orgullosamente como voluntarios para ir a Guinea, Liberia y Sierra Leona a combatir la mortal epidemia del ébola, de octubre de 2014 a mayo de 2015. Entre ellos, Félix Báez, el único miembro del contingente cubano que enfermó de ébola, y quien regresó al frente de batalla después de recuperarse.

Carlos Castro y Juan Carlos Dupuy, jefes de las brigadas médicas cubanas en Guinea y Liberia, respectivamente, hablaron, junto con Delgado en el evento. La presentación principal estuvo a cargo de Abel Prieto, ex ministro de cultura y actualmente asesor del presidente cubano Raúl Castro. (Extractos de sus comentarios aparecen a continuación.)

Citando numerosas entrevistas hechas por Ubieta con los voluntarios cubanos y personas de estos países, Prieto presentó un panorama del impactante relato contenido en el libro.

En el libro cita a un doctor que explica que los cubanos fueron los primeros que tocaron a sus pacientes en la “zona roja” de los centros de tratamiento, donde se aislaba a las personas confirmadas con la enfermedad para recibir tratamiento. Hasta ese momento, el personal médico de otros países, como medida de “seguridad”, no tocaban a los africanos bajo tratamiento, ni siquiera para administrar hidratación intravenosa, un sencillo pero decisivo procedimiento para salvar vidas.

Manteniendo las más estrictas medidas de seguridad, los voluntarios cubanos cuidaron de los pacientes y sus familiares tratándolos como seres humanos y como iguales, ganándose su confianza y cooperación.

“El libro refleja la voluntariedad en el reclutamiento para la misión, que para nosotros es un principio fundamental. Y la importante respuesta que hubo al llamado a integrar las brigadas”, dijo el doctor Dupuy. Poco después de recibir una solicitud de ayuda, el gobierno cubano hizo un llamado por personal médico especializado. En tres días, más de 12 mil médicos, enfermeros y técnicos respondieron. De estos, fueron seleccionados 256 después de una instrucción rigurosa.

Los voluntarios cubanos son parte del Contingente Internacional Henry Reeve, creado a iniciativa del entonces presidente Fidel Castro en septiembre de 2005 para proporcionar asistencia médica a los residentes de Nueva Orleans, después que el ciclón Katrina devastara la Costa del Golfo estadounidense. El gobierno estadounidense rechazó la oferta de Cuba de enviar 1 500 médicos, y abandonó a su suerte a los trabajadores de la región.

Un mes después, una brigada de 2 500 médicos cubanos fueron a Paquistán, donde brindaron atención a 1.8 millones de personas afectadas por un terremoto que devastó la región montañosa del noroeste del país. Desde ese entonces, el Contingente Henry Reeve —que toma su nombre del norteamericano que se prestó de voluntario en la guerra cubana de independencia de España iniciada en 1868— ha continuado brindando ayuda a otros países que han sido azotados por desastres naturales y epidemias, desde Haití a Nepal.

Como señala Zona Roja, desde el inicio de la revolución en 1959 los médicos voluntarios cubanos han brindado ayuda por todo el mundo. Al momento de la epidemia de ébola, ya se encontraban médicos, enfermeros y técnicos cubanos en 32 países africanos, incluyendo Sierra Leona y Guinea. Cuba también se ha ganado un respeto muy amplio en África por su ayuda a las luchas por la liberación nacional enviando combatientes voluntarios, desde el Congo y Guinea-Bissau hasta Angola.

“Yo sabía que Cuba no nos iba a dejar solos”, dijo el presidente de Sierra Leona Ernest Bai Koroma cuando fue informado de la decisión de Cuba de enviar voluntarios. “Ustedes son fieles a su estirpe, a sus raíces africanas. Es lo que Fidel les ha enseñado. Dile a [el presidente] Raúl Castro y al pueblo de Cuba, que eso nunca lo vamos a olvidar”.

Valores de la revolución socialista

A pesar de las preocupaciones iniciales de algunos que temían que los voluntarios pudieran introducir el ébola en Cuba a su regreso, el ejemplo abnegado de los internacionalistas en África occidental fue muy popular en la isla. Millones siguieron de cerca las noticias de sus experiencias.

También fue una experiencia que permitió aprender acerca de las condiciones de explotación y subdesarrollo engendradas por el capitalismo, y sobre los valores proletarios de solidaridad que son una piedra angular de la revolución socialista cubana.

“Fue una gran experiencia para los más jóvenes que no habían tenido la oportunidad de ser parte de una misión en el exterior”, dijo el Dr. Castro, jefe de la brigada en Guinea, en el evento. Pudieron “comparar las cosas que tenemos en Cuba con las que lamentablemente pueblos tan pobres como esos no tienen”, dijo. Fueron testigos de condiciones que “explican en gran medida el por qué esa epidemia fue tan feroz”.

Ubieta ha escrito otros dos libros sobre la colaboración médica cubana en otros países, basados en sus reportajes de primera mano realizados en Centroamérica y Haití después de los ciclones en esos países en 1998, y en Venezuela, donde decenas de miles de médicos cubanos han prestado servicios durante los últimos 15 años.

“Hay personas que me han preguntado por qué escribo sobre los médicos”, dijo Ubieta a la audiencia en el lanzamiento. “Yo no escribo sobre los médicos. Yo escribo sobre el corazón de la revolución, que es la solidaridad, el internacionalismo. Yo voy tras la semilla que vamos sembrando en el exterior y en el interior de nosotros mismos, porque cada vez que un grupo de médicos cubanos sale a una misión en el extranjero vuelve a rehacerse como revolucionario”.

Hoy día hay quienes dicen “que los momentos épicos de la Revolución Cubana son algo del pasado”, dijo Ubieta, y “que los cubanos solo debemos ocuparnos de los asuntos personales y de los trámites habituales de la cotidianidad, que son a veces angustiosos”.

Y “de repente suena la corneta de a degüello en alguna parte. Hay una solicitud de este tipo como la que recibimos y aparecen miles de médicos y enfermeros ofreciéndose para ir”, dijo Ubieta. “Esto revela que no han muerto esas fuerzas vivas de la solidaridad que existen en la sociedad cubana”.

Philippe Tessier contribuyó a este artículo.
 
 
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