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Vol. 80/No. 12      28 de marzo de 2016

 
(portada)

Acuerdo entre Washington y Moscú busca obtener estabilidad en Siria

 
POR MAGGIE TROWE
Washington y Moscú han concretado un acuerdo que consolida el control que tiene el presidente Bashar al-Assad de gran parte del oeste de Siria. El acuerdo ha reducido las hostilidades en algunas partes del país, pero permite que los bombarderos rusos, las tropas de Assad y las de sus aliados en las fuerzas especiales iraníes y Hezbolá sigan golpeando selectivamente a los enemigos del régimen de Assad.

La historia moderna del Medio Oriente es una de regímenes y fronteras impuestas por acuerdos entre las potencias capitalistas más fuertes. Un ejemplo de esto es el Acuerdo Sykes-Picot de 1916 entre los gobernantes de Francia y el Reino Unido que delineó lo que ahora son Siria, Iraq, Líbano y Turquía. Dada su debilidad Washington se siente incapaz de usar su fuerza militar, y se ve forzado a buscar la ayuda de Moscú para lograr cierta estabilidad en la región y proteger sus intereses económicos y políticos.

Como parte del acuerdo, Washington busca impedir que el gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan —que se opone a Assad y se siente amenazado por la cambiante situación en Siria y por la creciente fuerza de los kurdos en Siria e Iraq— provoque nuevos enfrentamientos con Moscú.

Reuters informó el 6 de marzo que Washington casi ha completado la construcción de un aeropuerto en Rmeilan, una zona en el norte de Siria controlada por los kurdos, y que está construyendo otro cerca de Kobani en la frontera con Turquía. El portavoz del Pentágono, el capitán Jeff Davis, no quiso confirmar ni negar este informe.

La tregua negociada por Moscú y Washington permite el bombardeo del Estado Islámico y de Jabhat al-Nusra, una rama de al-Qaeda. Las fuerzas de al-Nusra están desplegadas en zonas donde se encuentran fuerzas de oposición más seculares, muchas de ellas aliadas de los gobiernos de Estados Unidos, Arabia Saudita o Turquía. Assad y Moscú usan esto para atacar a estas fuerzas seculares, que crecieron a raíz de las movilizaciones populares contra el régimen de Assad en 2011.

En varias ciudades, especialmente aquellas de donde las tropas sirias han sido expulsadas, los residentes han aprovechado la pausa temporal para organizar manifestaciones que exigen la renuncia de Assad.

La pausa también permitió a Washington intensificar sus bombardeos y planes para ataques más amplios contra el Estado Islámico y sus aliados en otros países. Reuters informó el 8 de marzo que aviones y drones norteamericanos realizaron un ataque en Somalia que mató a más de 150 personas las cuales Washington afirma pertenecían a al-Shabaab, un grupo islamista vinculado a al-Qaeda.

La tregua no ha contenido el flujo de refugiados de esta guerra que ha desplazado a más de la mitad de la población de 22 millones de habitantes y ha causado casi medio millón de muertos. Más de 135 mil migrantes y refugiados han llegado a Europa en los dos primeros meses de este año, encima del millón de personas que migraron el año pasado, el 80 por ciento de ellos de Siria, Iraq y Afganistán. Muchos tratan de entrar a países de la Unión Europea desde Turquía, donde todavía se encuentran más de 2.5 millones de refugiados sirios.  
 
 
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