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Vol. 80/No. 1      4 de enero de 2016

 
(artículo principal)

Washington habla de tregua en
Siria, pero intensifica guerra

 
POR MAGGIE TROWE

Washington y Moscú colaboraron parar que se aprobara una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 18 de diciembre que respalda negociaciones sobre el cese del fuego en Siria. Pero los bombardeos y otras formas de destrucción a manos de Washington, Paris, Moscú y el régimen de Bashar al-Assad en Damasco siguen causando devastación a través del país.

La resolución de la ONU fue planeada durante un viaje a Moscú tres días antes del secretario de estado John Kerry, quien dijo, “Estados Unidos y nuestros socios no estamos buscando un cambio de régimen en Siria”.

La administración del presidente Barack Obama actúa como si los intereses del capitalismo estadounidense y los de los gobernantes de Rusia, Irán y Turquía pudieran converger por medio de negociaciones. Pero lo único que tienen en común es la búsqueda del avance de sus propios y totalmente contrapuestos intereses nacionales.

Al mismo tiempo, los voceros del gobierno y los candidatos en Estados Unidos siguen culpando a los musulmanes y al Islam como la fuente de los recientes ataques terroristas en París y California, debatiendo que tan severas deberían ser las restricciones a los derechos básicos y fomentando ataques contra mezquitas, árabes y musulmanes.

La coalición dirigida por Washington intensificó su ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico en Siria e Iraq, mientras Moscú y el régimen de Assad seguían atacando las fuerzas que intentan derrocar al brutal gobierno sirio.

Las tensiones entre Moscú y Ankara han aumentado desde que la fuerza aérea turca derribó un avión de combate ruso el 24 de noviembre y el presidente ruso Vladimir Putin respondió con sanciones económicas. La guerra de palabras contiene la amenaza de un conflicto militar.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha intensificado su asalto sangriento contra los kurdos y el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK) en el sureste de Turquía. Alrededor de 10 mil policías y tropas respaldados por tanques han matado a cientos de personas y han obligado a casi 200 mil personas a abandonar sus hogares.

Los casi cinco años de la guerra civil en Siria, que comenzó cuando Assad respondió a las movilizaciones contra su régimen con una sangrienta represión, han dejado más de 250 mil muertos y más de la mitad de la población desplazada. El Estado Islámico aprovechó el vacío creado por las décadas de traiciones de la lucha por la liberación nacional por los nacionalistas burgueses y las fuerzas estalinistas y han tomado control de grandes trozos de territorio sirio y una serie de áreas sunitas en Iraq.

Ataques contra musulmanes

“Estamos golpeando a ISIL (el Estado Islámico) más duro que nunca en Siria e Iraq. Estamos eliminando sus líderes”, dijo Obama en un discurso televisado el 17 de diciembre. “Estamos implementando capas adicionales de seguridad para los visitantes que vienen aquí bajo el Programa de Exención de Visas”.

Los candidatos presidenciales republicanos ridiculizaron el curso del presidente, argumentando a favor de una escalada de la intervención militar de Washington. Ted Cruz dijo que el bombardearía al Estado Islámico “hasta el olvido”. Donald Trump dijo, “Me gustaría bombardearlos hasta la m------”.

Trump también dijo que está de acuerdo con el candidato demócrata Bernie Sanders quien dijo en el programa de NBC “Meet the Press” que el Oriente Medio estaría mucho más estable con Assad, Saddam Hussein y Muamar Gadafi en el poder.

Trump dijo que estaba de acuerdo “100 por ciento —¿acaso hay duda de eso”?

Políticos demócratas desde Obama hasta Hillary Clinton y la prensa liberal han criticado duramente a Trump por su llamado a prohibir la inmigración musulmana. Sin embargo, desde los ataques al World Trade Center y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001, ambas administraciones tanto demócratas como republicanos han tomado medidas para excluir a musulmanes.

“Durante los últimos 14 años, las autoridades han implementado de manera constante y en silencio variantes del proyecto de la propuesta exclusión de musulmanes”, escribió la abogada defensora de derechos humanos Diala Shamas en el Washington Post el 17 de diciembre. Un programa federal poco conocido “resulta en demoras o negación absoluta de ciudadanía o beneficios de inmigración para musulmanes que en otras circunstancias serían elegibles”, dijo, “basado en su religión u origen nacional, entre otras cosas”.

“Deberíamos estar mucho más preocupados por los programas federales bien engrasados que son vigorosamente defendidos por la administración demócrata que por las proclamaciones bombásticas durante una temporada de elecciones” por Trump, escribió Shamas.

Obama culpa a la clase obrera, sobre todo los que son caucásicos, por los ataques contra musulmanes. En una entrevista de NPR que se emitió el 21 de diciembre, atribuyó la popularidad de Trump al hecho de que “los trabajadores han tenido muchos problemas con esta nueva economía, donde ellos ya no reciben el mismo trato que recibían cuando iban a una fábrica y podían sostener a sus familias con un solo cheque. Usted combina estas cosas, y quiere decir que habrá posible ira, frustración, miedo — en parte justificado pero mal dirigido”.

Alrededor de 200 personas asistieron a una rueda de prensa el 18 de diciembre en San Francisco para denunciar el tratamiento de los musulmanes como chivos expiatorios.
 
 
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