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Vol. 79/No. 47      28 de diciembre de 2015

 
(portada)

Contracción en producción apalea a los trabajadores

 
POR BRIAN WILLIAMS
 
“Robusto informe de empleos casi garantiza que el Fed subirá las tasas”, leía el titular del New York Times al describir el informe de noviembre del Departamento del Trabajo de que la tasa oficial de desempleo se mantiene en un 5 por ciento. “El informe sobre el empleo en noviembre apunta a la buena salud de la economía estadounidense”, dijo el Atlantic.

Pero para la clase trabajadora la realidad es diferente: las agobiantes condiciones de depresión, arraigadas en la continua crisis económica capitalista caracterizada por un descenso de la producción y el comercio a escala mundial.

En noviembre, la producción industrial cayó a su nivel más bajo desde junio de 2009, el primer mes de la “recuperación” de la economía tras una caída de 16 meses. Los nuevos pedidos cayeron a su nivel más bajo en tres años y los inventarios disminuyeron por quinto mes consecutivo.

Las exportaciones estadounidenses han bajado durante los últimos seis meses y en octubre cayeron al nivel más bajo en tres años. Los pedidos de camiones para el transporte de productos cayeron en noviembre al nivel más bajo en cinco años.

La crisis es mundial. La manufactura en China, la segunda economía más grande del mundo, cayó el mes pasado a su nivel más bajo en tres años. En Brasil, la economía más grande de América Latina, el producto interno bruto cayó al nivel récord de 4.5 por ciento en el tercer trimestre, “su peor recesión desde la Gran Depresión”, reportó el Financial Times.

En el sector minero del carbón, mineral de hierro y otros minerales, los patrones han eliminado 123 mil empleos en Estados Unidos este año. Con los precios del combustible en caída libre, Schlumberger, la empresa de servicios petrolera más grande del mundo, ha despedido a más de 20 mil trabajadores desde enero.

Macy’s planea cerrar entre 35 a 40 tiendas el año entrante, sumándose así a J.C. Penney Co. y Abercrombie & Fitch Co., que anunciaron recortes a principios del año.

Un número creciente de los nuevos empleos están siendo ocupados por trabajadores temporales con salarios más bajos y pocas prestaciones. Además, millones de personas que los colectores de estadísticas consideran como empleados son trabajadores a tiempo parcial. El número de trabajadores que vieron su horario reducido o no pudieron encontrar empleo a tiempo completo subió por 319 mil, alcanzando un total de 6.1 millones, en el último mes.

La tasa de participación en la fuerza laboral —la porción de la población en edad de trabajar que tiene empleo o está clasificada como desempleada pero “activamente” buscando empleo— fue del 62.5 por ciento en noviembre, la más baja en 38 años. En el curso del año 2 millones de trabajadores adicionales han dejado de ser contados como parte de la fuerza de trabajo.

El menguante salario neto

Aunque el salario promedio ha subido un 2.3 por ciento este año, la mayor parte ha sido consumido por la inflación.

Un área donde se están conquistando sueldos más altos es entre los trabajadores de comida rápida, Walmart y otros del sector minorista, los trabajadores subcontratados en las aerolíneas y otros que están en lucha por un salario de 15 dólares la hora.

Los patrones alegan que esto conducirá a un alza de precios. Pero los aumentos salariales más bien reducen las ganancias de los patrones. “Salarios en aumento, precios bajos”, decía un artículo en el New York Times el 2 de diciembre sobre los aumentos de sueldo para los trabajadores de Shake Shack y otros restaurantes. “El comportamiento que observamos en las mayores cadenas de restaurantes”, dice el Times, es señal de “que la remuneración al trabajador va subiendo a expensas de las ganancias empresariales”.

Los años de medidas de “estímulo” gubernamentales y los recortes de tipos de interés hasta casi el cero por ciento desde 2008 —algo que los representantes del Banco de la Reserva Federal afirman puede llegar a su fin a la luz de las noticias económicas recientes— han sido incapaces de revertir la crisis capitalista. La baja en los márgenes de ganancias significa que los patrones no están invirtiendo en la contratación de mano de obra ni en la expansión de capacidad productiva.

“Los gastos en equipos de minería y extracción petrolera disminuyeron un 46 por ciento desde el año pasado en el tercer trimestre”, informó el Wall Street Journal. “Los gastos en equipo ferroviario para transportar el petróleo cayeron aun más bruscamente. Los desembolsos en tractores agrícolas bajaron un 42 por ciento”.

Por su parte, las empresas guardan su dinero o, si son menos “adversas al riesgo”, especulan en “activos” de papel, desde acciones, derivados y fondos de cobertura hasta bonos en todos los rincones del mundo.

Los especuladores en busca de mayores ganancias han invertido billones en acciones, bonos y empresas gubernamentales por todos los países semicoloniales en África, Asia y América Latina. El endeudamiento corporativo en estos países se ha quintuplicado durante la última década, alcanzando un total de 23.7 billones de dólares a principios de 2015. Existe la amenaza de incumplimientos desde Puerto Rico a Ucrania, al acercarse el vencimiento de casi 600 mil millones de dólares de deuda el año entrante.

Los especuladores enfrentan problemas. Los bonos basura “se encaminan a su primera pérdida anual” desde 2008, reportó el Journal. Los inversionistas han hundido 1.3 billones de dólares en estos bonos, que rinden un alto interés para contrapesar las condiciones arriesgadas de estas compañías. Los bonos basura del sector energético bajaron un 14 por ciento este año.  
 
 
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