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Vol. 79/No. 33      21 de septiembre de 2015

 
(artículo principal)
Refugiados en Europa ganan solidaridad
Insisten ‘Somos humanos’, rompen cerco policial
 
Reuters/Laszlo Balogh
Sirios y otros refugiados de las guerras en el Medio-Oriente y África rompieron el cerco policial cerca de Roszke, Hungría, el 7 de septiembre y marcharon exigiendo asilo.

POR EMMA JOHNSON
Y SETH GALINSKY
 
El 4 de septiembre, cientos de refugiados de Siria lograron abrirse el paso rompiendo el bloqueo de la policía húngara en la estación de trenes de Budapest y comenzaron a caminar, con la determinación de llegar a Austria y Alemania. La marcha creció al pasar. Como resultado, decenas de miles de trabajadores lograron cruzar la frontera, ganando ayuda y solidaridad de trabajadores y otros alrededor de Europa.

“¡Les debería dar vergüenza!” y “Somos seres humanos!” corearon los días previos.

La determinación de estos hombres y mujeres, que están tratando de escapar los efectos de la guerra civil en Siria y otros conflictos en el Medio Oriente y África ha presionado de manera creciente a los gobiernos de Europa y Norteamérica a concederles asilo.

Washington en particular se ha rehusado a aceptar cantidades significativas, diciendo que la necesidad del imperialismo estadounidense de evitar que entren terroristas lo hace casi imposible. Washington solo ha aceptado a 1 042 refugiados sirios durante el año pasado.

Al mismo tiempo, el gobierno de Hungría anunció que estaba acelerando la construcción de una cerca para mantener fuera a los inmigrantes, y el gobierno danés publicó anuncios en periódicos libaneses advirtiendo a los sirios de no venir a Dinamarca.

Doce millones de sirios —más de la mitad de la población— se han visto obligados a abandonar sus hogares por la guerra civil. Cuatro millones han huido del país, la mayoría de ellos atrapados en campos de refugiados en el Líbano, Jordania y Turquía en condiciones insoportables. Millones más están huyendo de los conflictos en Eritrea, Iraq y otras partes del Medio Oriente, Asia y África, y en respuesta a la profundización de la crisis económica capitalista en esos países.

Al menos 320 mil han hecho el largo y peligroso viaje a Europa este año; 2 600 personas han muerto en el intento.

La última crisis llegó a un punto crítico cuando el gobierno húngaro prohibió a los refugiados sirios en Budapest continuar hacia Austria y Alemania, dejando a miles atorados en la estación de tren.

Imágenes de esta ardua caminata fueron vistas por todo el mundo, incluyendo imágenes de trabajadores en Budapest ofreciendo comida y agua a lo largo del camino. Los gobiernos de Alemania y Austria, finalmente acordaron permitir a los refugiados entrar y solicitar asilo, haciendo a un lado las normas de la Unión Europea de que se deben registrar en el primer país al que llegan. Entonces, el gobierno húngaro proporcionó 100 autobuses para llevar a alrededor de 4 500 personas a la frontera.

Para el 7 de septiembre, cuando el gobierno austriaco dijo que establecería controles fronterizos más serios, 12 mil refugiados habían cruzado.

Aunque a veces llorando lágrimas de cocodrilo por la situación de los refugiados, los gobiernos de otras naciones imperialistas están haciendo lo menos posible para ayudarlos.

“Gran Bretaña debe cumplir con su responsabilidad moral de ayudar”, dijo el primer ministro británico, David Cameron, al parlamento el 7 de septiembre. Su propuesta: Reubicar a apenas 20 mil sirios en los próximos cinco años.

Los gobiernos de Alemania, Austria y Suecia han aceptado el mayor número de refugiados, pero se han quejado de que otros gobiernos de la Unión Europea tienen que compartir la “carga” mediante la adopción de cuotas obligatorias.

“El problema no es europeo, es alemán”, se quejó el primer ministro húngaro Viktor Orban el 3 de septiembre. “No queremos un gran número de musulmanes en nuestro país”.

Orban ha denunciado que la asistencia financiera de Alemania ha animado a los refugiados a venir a Europa. El 7 de septiembre el gobierno alemán anunció que estaba reduciendo la asistencia financiera a los solicitantes de asilo.

En marcado contraste con el insensible desprecio mostrado por los gobernantes imperialistas, ha habido una efusión de solidaridad de los trabajadores y otras personas en todo el continente.

En Dresden, Alemania, 5 mil personas se manifestaron el 30 de agosto en apoyo a los inmigrantes. Al día siguiente 20 mil personas marcharon en Viena con carteles que decían, “Los derechos humanos no tienen fronteras” y “Ninguna persona es ilegal”. En Budapest, se manifestaron alrededor de 5 mil personas el 2 de septiembre. Una marcha en Estocolmo el 5 de septiembre atrajo a 15 mil manifestantes.  
 
 
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