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Vol. 79/No. 19      25 de mayo de 2015

 
(portada)
Muertes laborales reflejan necesidad
de sindicatos, lucha por seguridad

 
POR BRIAN WILLIAMS  
Cientos de miembros del Local 79 del sindicato de la construcción LIUNA asistieron a una misa en el Día de Conmemoración de los Trabajadores el 28 de abril en la catedral de San Patricio en Nueva York el 28 de abril.

El acto fue uno de muchos organizados por sindicatos alrededor del país para conmemorar a los miles de trabajadores muertos y los millones que han resultado heridos o enfermos en el trabajo durante el último año, víctimas de los implacables esfuerzos de los patrones para aumentar el ritmo de trabajo, acumular ganancias y atacar a los sindicatos.

Una de las víctimas más recientes en Nueva York fue Trevor Loftus, de 40 años, quien murió en una obra de construcción en el centro de Manhattan el 24 de abril.

El número de trabajadores latinos que mueren en el trabajo está subiendo, según un informe de la AFL-CIO en 2015 titulado “La muerte en el trabajo: El saldo de la negligencia”.

En la ciudad de Nueva York, el 74 por ciento de las muertes por caídas de obreros de la construcción fue de latinos o inmigrantes, reportó el Centro para la Democracia Popular en septiembre de 2013. De éstos, el 86 por ciento trabajaba para un patrón donde no había sindicato.

Las agencias gubernamentales federales y estatales encargadas de que los patrones acaten las medidas de seguridad son notoriamente ineficaces.

Un total de 1 882 inspectores federales y estatales supuestamente deben cubrir 8 millones de lugares de trabajo, señala el informe. Eso significa que hay un inspector federal de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) por cada 71 695 trabajadores y que estos examinan los centros laborales “una vez cada 140 años” como promedio.

Y los patrones y el gobierno no valoran mucho las vidas de los trabajadores. Cuando los patrones son encontrados culpables por las muertes de trabajadores, tienen que pagar una multa promedio de alrededor de 5 mil dólares.

Las actividades este año reflejan la creciente resistencia de la clase obrera a las condiciones impuestas por los patrones que ponen en peligro las vidas de los trabajadores y de las personas en las comunidades circundantes. En la primera línea han estado los trabajadores ferrocarrileros, que están luchando contra las demandas de los patrones para operar trenes con “tripulaciones” de una sola persona para el transporte del petróleo crudo, y los trabajadores de las refinerías de petróleo, de los cuales 7 mil estuvieron en huelga por más de un mes por condiciones seguras y en contra de las horas extras obligatorias.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, 4 585 personas murieron en el trabajo en 2013. Otros 50 mil murieron de enfermedades ocupacionales tales como el pulmón negro, que afecta a mineros del carbón, y el mesotelioma, un cáncer incurable causado por la exposición al asbesto, que mata cerca de 3 mil personas en Estados Unidos cada año.

La Organización Internacional del Trabajo estima que el número de muertes anuales debido a la exposición a substancias químicas en lugares de trabajo es de más de 651 mil a nivel mundial, o sea un trabajador cada 52 segundos.
 
 
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