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Vol. 79/No. 5      16 de febrero de 2015

 
(artículo principal)
Castro: Fin al embargo,
normalizar relaciones

 
POR MAGGIE TROWE
Días después de la primera sesión de conversaciones entre funcionarios norteamericanos y cubanos sobre los pasos para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, Fidel y Raúl Castro, los dirigentes centrales históricos de la Revolución Cubana, se manifestaron públicamente dejando claro que los trabajadores y los agricultores de la isla seguirán apoyando la revolución socialista y los principios internacionalistas de Cuba. La normalización de las relaciones entre los dos países no será posible hasta que Washington ponga fin a su dañino embargo de 54 años, devuelva la base naval de Guantánamo y respete la soberanía de Cuba, dijo Raúl.

Las conversaciones son el resultado de un acuerdo anunciado el 17 de diciembre por el presidente estadounidense Barack Obama y el presidente cubano Raúl Castro, que acompañó la excarcelación de dos agentes de Washington, y el regreso a Cuba de los tres miembros de los Cinco Cubanos que todavía se encontraban en cárceles estadounidenses después de 16 años presos.

En cada momento crítico de la Revolución Cubana, Fidel Castro ha ayudado a clarificar lo que está en juego y a guiar a las masas revolucionarias en Cuba y sus aliados alrededor del mundo.

En una carta ampliamente difundida, el 26 de enero Castro subrayó la importancia del ejemplo de la Revolución Cubana en un mundo de crisis económica capitalista en el que “reina el caos en la distribución de los recursos financieros y en el reparto de la producción social”.

Describió la importante contribución internacionalista de Cuba en Angola, el envío de 425 mil voluntarios en un período de 16 años. Expulsaron decisivamente de Angola a las fuerzas sudafricanas respaldadas por Washington en 1988, abriendo el camino al derrocamiento del sistema de supremacía blanca del apartheid.

Castro destacó el carácter socialista de la Revolución Cubana, recordando que estaba “influenciado ya por Marx” cuando entró en la universidad.

“Sobrevino entonces el período especial en tiempo de paz, que ha durado ya más de 20 años, sin levantar bandera blanca, algo que no hicimos ni haremos jamás”, dijo Castro, haciendo referencia a las dificultades que Cuba ha soportado desde que la disolución de la Unión Soviética a principios de la década de 1990 puso fin abruptamente a la gran mayoría del comercio exterior de Cuba.

“No confío en la política de Estados Unidos”, dijo Castro, y dio su respaldo a la postura del gobierno cubano en las negociaciones. “Sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica a los conflictos o peligros de guerra”.

‘Defensa de la soberanía nacional’

“Cuba y Estados Unidos debemos aprender el arte de la convivencia civilizada”, dijo Raúl Castro dos días después en su discurso ante la Tercera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Costa Rica, agradeciendo a los gobiernos y pueblos de los países miembros por el apoyo que ayudó a llevar a la administración de Obama a proponer conversaciones con Cuba. “Pero no se debe pretender que, para ello, Cuba tenga que renunciar a sus ideales de independencia y justicia social, ni claudicar en uno solo de nuestros principios, ni ceder un milímetro en la defensa de la soberanía nacional”.

“¿Acaso podrían restablecerse las relaciones diplomáticas sin reanudar los servicios financieros a la Sección de Intereses de Cuba y su oficina consular en Washington, cortados como consecuencia del bloqueo financiero?” dijo Raúl, al enumerar los pasos que Washington debe tomar antes de que se pueda avanzar más en las negociaciones. “¿Cómo explicar el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin que se retire a Cuba de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo International? ¿Cuál será, en lo adelante, la conducta de los diplomáticos estadounidenses en La Habana respecto a la observancia de las normas que establecen las Convenciones Internacionales para las Relaciones Diplomáticas y Consulares”?

“El restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales”, dijo Castro, “pero esta no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, no cesen las emisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufrido”.

‘Cambio de métodos, no de política’

“Nadie podría soñar que la nueva política que se anuncia acepte la existencia de una revolución socialista a 90 millas de la Florida”, dijo. “Los voceros del gobierno norteamericano han sido claros en precisar que cambian ahora los métodos, pero no los objetivos de la política, e insisten en actos de injerencia en nuestros asuntos internos, que no vamos a aceptar”.

La subsecretaria de estado Roberta Jacobson, la representante de Washington en las recientes conversaciones en La Habana, y otros funcionarios estadounidenses hablan de establecer contacto con lo que ellos llaman la “sociedad civil” en Cuba. Después de las conversaciones, Jacobson se reunió con representantes de la llamada disidencia. Esta es una de las maneras como intentan intervenir en las relaciones de clase en Cuba, con el fin de fortalecer a las capas pro-capitalistas y generar apoyo para una contrarrevolución “democrática” contra el gobierno de obreros y agricultores en Cuba.

“Se quiere que en la Cumbre de las Américas de Panamá esté la llamada sociedad civil”, dijo Castro a la CELAC, refiriéndose al encuentro patrocinado por la Organización de Estados Americanos en abril. “Claro que la sociedad civil cubana asistirá”.

“Espero poder ver en Panamá a los movimientos populares y las organizaciones no gubernamentales que abogan por el desarme nuclear, ambientalistas, contra el neoliberalismo, los Occupy Wall Street y los indignados de esta región”, dijo Castro, “los estudiantes universitarios y secundarios, los campesinos, los sindicatos, las comunidades originarias, las organizaciones que se oponen a la contaminación de los esquistos, las defensoras de los derechos de los inmigrantes, las que denuncian la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la brutalidad policial, las prácticas racistas, las que reclaman para las mujeres salario igual por trabajo igual, las que exigen a las compañías transnacionales reparación por daños”.

Castro extendió la solidaridad a las luchas antiimperialistas en toda la región y el mundo, y condenó “las inaceptables e injustificadas sanciones unilaterales impuestas a la República Bolivariana de Venezuela”.

“Nos unimos a la república Argentina en su reclamo de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”, dijo, refiriéndose a las colonias del Reino Unido frente a las costas de Argentina.

“La Comunidad estará incompleta mientras falte Puerto Rico. Su situación colonial es inadmisible”, dijo Castro.
 
 
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