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Vol. 78/No. 32      15 de septiembre de 2014

 
Dirigente del PST usó juicio
como una tribuna
Nueva edición de ‘El socialismo en el banquillo
de los acusados’ presenta programa obrero
(especial, reseña)

POR BRIAN WILLIAMS
Cuando 18 dirigentes de las batallas de los trabajadores del sindicato Teamsters en el Medio Oeste y del Partido Socialista de los Trabajadores fueron acusados falsamente y condenados a prisión en 1941, el movimiento obrero revolucionario luchó contra estos ataques. Estos dirigentes fueron los primeros blancos de la Ley Smith, la ley “de la mordaza”, que declaró ilegal “enseñar, abogar a favor o instar el uso” de las ideas revolucionarias. Mientras Washington se preparaba para entrar en la Segunda Guerra Mundial, la vanguardia de la clase trabajadora se defendió con eficacia en los tribunales de la clase dominante y utilizó el juicio como una tribuna para llegar a la clase trabajadora.

El testimonio de James P. Cannon, uno de los acusados y secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, expuso la hipocresía de la “justicia” capitalista y explicó los objetivos del movimiento comunista. A la vez mostró los objetivos de la clase dominante para mantener a los obreros, los negros y otros pueblos oprimidos, “en el lugar que les corresponde” y arrastrar a los trabajadores y agricultores a la segunda masacre imperialista mundial.

Las declaraciones de Cannon durante los tres días de interrogatorio y contrainterrogatorio fueron publicadas por primera vez en Socialism on Trial en 1942. Allí se exponen respuestas concisas a cuestiones fundamentales sobre el socialismo que mantienen hasta hoy en día su capacidad para educar e inspirar a militantes obreros.

La nueva y ampliada edición en inglés y español de Pathfinder de El Socialismo en el banquillo de los acusados incluye la introducción de 1944 de Joseph Hansen, dirigente central del Partido Socialista de los Trabajadores, quien fue director del Militant y otras publicaciones. Falleció en 1979.

El libro incluye también un nuevo prefacio de Steve Clark, miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, y subdirector de New International, una revista de política y teoría marxistas. También se han añadido numerosas fotografías e ilustraciones y un glosario de nombres y eventos. Por primera vez, la edición en español incluye la traducción de la última parte del libro, una crítica a las declaraciones de defensa de Cannon escrita por el socialista revolucionario Grandizo Munis, así como la respuesta de Cannon.

“Aunque el caso de Minneapolis fue el primer juicio federal por sedición en tiempos de paz en la historia de Estados Unidos”, escribió Hansen en la introducción, “fue claramente diseñado por la administración de Roosevelt como parte de su programa guerrerista.”

La administración, “que anticipaba en cualquier momento lanzar a Estados Unidos a la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial, pretendía aislar y callar a los que abogaban por el socialismo, para impedir que sus ideas obtuvieran una recepción entre las masas que estaban siendo arrastradas a la matanza”, escribió Hansen.

La formulación de cargos redactada por el Departamento de Justicia y presentada por un Gran Jurado acusaba a 29 hombres y mujeres de “conspiración para abogar por el derrocamiento del gobierno norteamericano por la fuerza y la violencia” y se basaba en un estatuto de 1861 promulgado durante la Guerra Civil en contra de los esclavistas del sur. Todos fueron absueltos de este cargo.

Pero 18 de ellos fueron hallados culpables bajo la Ley Smith, que incluye abogar por el derrocamiento del gobierno por la fuerza, publicar y diseminar literatura que abogue por esto; y formar organizaciones “para enseñar, abogar por e instar a” dicho derrocamiento.

El Comité de Defensa de los Derechos Civiles se formó para involucrar a sindicalistas, organizaciones que abogan por los derechos de los negros y otros a luchar contra el caso amañado. El comité llegó obtuvo el respaldo de más de 135 sindicatos. Después de que la Corte Suprema se negara a escuchar una apelación, los acusados comenzaron a cumplir condenas de 12 a 16 meses tras las rejas.

“La clase gobernante siempre inicia la violencia. Siempre la clase dominante. Siempre ha sido la clase caduca que no quiere abandonar el escenario cuando llega el momento” dijo Cannon en respuesta a una pregunta sobre el papel de la violencia en la lucha revolucionaria. “Quiere aferrarse a sus privilegios, reforzarlos con medidas violentas, en contra de la mayoría en ascenso, y se topa con la violencia de masas de la nueva clase, la cual según ha decretado la historia tomará el poder.”

“Aun si el traspaso del poder se logra pacíficamente, la clase capitalista minoritaria se rebelará”, dijo Cannon. “La Guerra Civil de 1861 resultó del hecho de que los esclavistas rehusaron aceptar la elección del presidente Lincoln. … En España, cuando los partidos obreros y los partidos liberales obtuvieron una mayoría y formaron el gobierno del Frente Popular, se enfrentaron a una rebelión armada de los capitalistas reaccionarios”.

Contradicciones del capitalismo
Las fuerzas que conducen al socialismo “son las contradicciones internas del propio sistema capitalista”, dijo Cannon. Ya que el PST es una minoría en la clase trabajadora, nuestra labor consiste en explicar pacientemente nuestro programa y perspectivas a través del uso de nuestro periódico y publicaciones revolucionarias como preparación para las inevitables acciones de masas que tendrán lugar en el futuro.

“Como marxistas creemos que el desarrollo histórico ayudará poderosamente nuestras ideas” dijo Cannon. “La bancarrota gradual del sistema actual, su incapacidad de resolver sus problemas, el deterioro de las condiciones para el pueblo, los empujará hacia el camino de buscar una solución de lo que les parecerá una situación absolutamente desesperada”.

“En estas condiciones, nuestro programa puede parecerle al pueblo más y más plausible, más y más razonable, y podremos empezar a convertirnos en un partido más fuerte. Esto ha sucedido antes con partidos de ideas similares”.

Cannon no eludió la oportunidad de explicar la activa oposición del PST a la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, por lo cual los 18 fueron conducidos a prisión. “Escribimos en contra de ello [el ingreso de Estados Unidos a la guerra] en nuestro periódico. Nos pronunciamos en contra. … Llevamos a cabo una agitación política pública contra el ingreso de Estados Unidos a la guerra y contra todas las medidas tomadas por el poder ejecutivo o por el Congreso que en nuestra opinión conducen hacia la participación activa en la guerra”.

“Es absolutamente cierto que Hitler quiere dominar al mundo, pero pensamos que es igualmente cierto que el grupo gobernante de los capitalistas americanos tiene la misma idea”, dijo Cannon. “No estamos a favor de que domine el mundo ni el imperialismo americano ni el alemán”.

La sección titulada “Política comunista en el juicio de Minneapolis: James P. Cannon contesta a sus críticos ultraizquierdistas” incorpora la crítica de Munis, un exiliado en México que había luchado contra el dictador Francisco Franco en la guerra civil de su España natal. Munis afirmó que las declaraciones de Cannon “rayan en una renuncia de principios”, ofrecen “propaganda cómoda” en lugar de acción revolucionaria y menoscaban la importancia de la violencia revolucionaria en la transición al socialismo con la meta de recibir sentencias leves para los acusados.

“Nuestra tarea principal ”, respondió Cannon, “era utilizar el tribunal como foro para dirigirnos a aquellos trabajadores americanos, tales como son, que nos oirían por primera vez. Hacía falta, a nuestro criterio, no un llamado a las armas sino más bien explicaciones pacientes”.

“El marxismo indudablemente es la doctrina de la acción revolucionaria,” escribió Cannon. “Pero no tiene nada en común con la ‘violencia de individuos’, ‘alzamientos parciales de pequeños grupos’, ni otras formas de ‘acción’ en las que individuos o minorías intentan sustituir a las masas…. La acción revolucionaria que contempla el marxismo es la acción de las masas, de la mayoría proletaria, dirigida por el partido de vanguardia. Pero esta acción, y el papel dirigente del partido en ella, solo puede ser preparada mediante la propaganda. …Un partido que carece de una base de masas, que aún no es conocido ampliamente por los trabajadores, debe acercarse a ellos a través de la propaganda, de explicaciones pacientes”.

“La burguesía siempre ha intentado presentar al comunismo como una ‘conspiración criminal’ para enajenar a los trabajadores de ideas profundamente democráticas”, dijo Cannon. “Nuestra tarea en el juicio era hacer lo máximo posible para desmentir esta tergiversación y resaltar la base democrática de nuestro programa, no para aplacar a nuestros enemigos y acosadores, como se supone, sino para revelar la verdad a nuestros amigos, a los trabajadores americanos”.

Respaldado por ejemplos de la estrategia del Partido Bolchevique que condujo a los trabajadores y campesinos al poder en la Revolución Rusa de 1917, Cannon defiende las formulaciones defensivas que empleó en el juicio como “los mejores métodos para movilizar a los trabajadores hacia la acción de masas en todas las etapas del desarrollo de la revolución proletaria en Estados Unidos”.  
 
 
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