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Vol. 78/No. 31      1 de septiembre de 2014

 
Metalúrgicos sudafricanos
ganan aumento salarial
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
Unos 220 mil obreros miembros de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica lograron un aumento salarial y mejoras para algunos de los empleados temporales tras una huelga de cuatro semanas que cerró unas 12 mil fábricas, incluyendo fábricas de repuestos y fábricas automotrices que dependen de ellas.

La huelga terminó el 29 de julio. Los empresarios accedieron a un aumento salarial del 10 por ciento anual para los trabajadores peor pagados durante los próximos 3 años y del 8 por ciento anual para los mejor pagados.

Las demandas del sindicato por una remuneración para alojamiento en viviendas de mil rands ($92) mensuales y un fin a la contratación de trabajadores temporales a través de agencias de empleos, no fueron logradas. Sin embargo, según el acuerdo laboral “a los empleados que sean contratados a través de agencias de empleos no se les tratará de una manera diferente que a los empleados contratados directamente por la empresa”, a no ser que se le conceda a la empresa una excepción.

“Lo más importante era lo del salario”, dijo Johannes Sibukwana, trabajador de almacén en East Rand y miembro del comité negociador sindical, en una llamada telefónica el 19 de agosto. “Pero los trabajadores no están totalmente contentos. Viven en cabañas, a veces en garajes de autos. Como los mineros de aquí, viven lejos de sus familias y necesitan una remuneración para la vivienda”. El sindicato seguirá luchando para que se termine el sistema de contratos de trabajo a través de agencias de empleo, dijo.

“Todavía tenemos varios retos”, dijo Mlambi Dumbisa, trabajador de una fábrica de repuestos en Port Elizabeth, por teléfono. “Algunas compañías han solicitado una exención al aumento salarial. En algunas fábricas han hecho un cierre patronal”.

“Los trabajadores todavía tienen el derecho a la huelga para resolver cuestiones no incluidas en el contrato principal”, dijo Nimrod, quien trabaja en la línea de montaje de una fábrica en East London que produce refrigeradores. “La huelga nos ha dado fuerza”.  
 
 
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