El Militante (logo)  

Vol. 78/No. 30      25 de agosto de 2014

 
Capitalistas hartos con la
política exterior de Obama
(portada)
 
POR JOHN STUDER  
“Obama tiene que bregar con un arco de inestabilidad no visto desde la década de los 70”, decía un titular del Wall Street Journal del 13 de julio. El subtítulo agregó “La convergencia de varias crisis de seguridad crea retos serios a la política exterior de Barack Obama”.

El articulo, y otros parecidos, reflejan el creciente descontento entre las familias dominantes de Estados Unidos con la política exterior “suave” de la administración de Obama y la debilidad que proyecta a sus enemigos a través del mundo.

Por más de medio siglo, la capacidad militar sin igual de Washington ha sido el instrumento principal que ha permitido que la clase dominante de Estados Unidos logre sus objetivos en política exterior, así como los del imperialismo mundial. El uso y la amenaza creíble de usar sus fuerzas en el terreno de batalla ha disminuido. Pero los desafíos a los intereses imperialistas en un mundo marcado por rivalidades económicas, inestabilidad política y crisis social —desde el Oriente Medio hasta Asia Oriental— han crecido.

“El Sr. Obama prometió durante su campaña para la presidencia en 2008, como alternativa a George W. Bush, que sería un dirigente que iba a terminar paulatinamente las guerras de Estados Unidos en el Medio Oriente y que se iba a usar la diplomacia para negociar con los adversarios históricos de Washington como Irán, Siria y Rusia”, declaró el Journal. “Prometió dar menos énfasis al papel de la fuerza militar de Estados Unidos e intensificar la persuasión diplomática y moral del país.”

“A veces parece que el mundo se está escapando, y el Sr. Obama es incapaz de detenerlo”, escribió en mayo el consejo editorial del New York Times. “No se siente que está ejerciendo suficiente liderazgo y poder americano”.

Las críticas provienen de voces burguesas tanto liberales como conservadoras , y señalan ejemplos de lo que ellos consideran crecientes fracasos del imperialismo norteamericano. Entre estas: incluyendo: “Dirigir desde atrás” en la guerra civil en Libia en 2011 y el ataque a la “Misión Diplomática” en Benghazi el 111 de septiembre de 2012; la retirada de las tropas norteamericanas de Iraq entre el 2009 y el 2011 que permitió la influencia iraní y la rebelión islamista en ciertas partes del país ; la retirada rápida de Afganistán, dejando en gran medida al país destrozado por guerras al Talibán; el acuerdo con Moscú el año pasado que dio mas aliento al régimen sirio del presidente Bashar al-Assad; y las negociaciones recientes que disminuyen la presión sobre el gobierno iraní y su desarrollo de la tecnología nuclear.

El mayor uso del “diálogo”, discursos que impresionen los sentidos y los “reajustes” diplomáticos, así como su mayor dependencia en operaciones especiales de cazar y matar y bombardeos por drones en África, el Medio Oriente y el sur Asia, solo han provocado una reducción en influencia y más resentimiento.

Bajo la actual administración, el Pentágono también ha reducido el número de tropas a su nivel más bajo desde antes de la Segunda Guerra Mundial.

“América no es el crudo estereotipo de un imperio solamente interesado en si mismo”, dijo Obama en un discurso que pronunció en junio de 2009 en la Universidad de Cairo.

La perspectiva mundial que sirve de base a la política exterior de la administración de Obama no representa directamente a ninguna de las alas de los capitalistas en Estados Unidos. Sino que es una extensión de los puntos de vista cosmopolitas e ingenuos de la una capa social meritocrática de mentalidad burguesa altamente pagada —y según creen ellos, de personas altamente inteligentes— que incluye a administradores, abogados, profesores universitarios, organizaciones no gubernamentales, fundaciones, los think tanks, etc. Esta capa social, que ha incrementado sustancialmente en las últimas décadas, no tiene ni la confianza ni la experiencia de las familias propietarias dominantes a quienes sirven. Consecuentemente con esta perspectiva social y base de apoyo, la política de la administración ha sido resistir meterse en los conflictos mundiales y los desafíos a los intereses del gobierno de Estados Unidos, creyendo que se pueden discutir hasta que desaparezcan, pero con una tendencia peligrosa de atacar ferozmente con su fuerza militar cuando inevitablemente las cosas no resultan como lo habían esperado.

La impaciencia con la política exterior de Washington la comparten muchos de los aliados imperialistas de Estados Unidos.

Clemens Wergin, jefe de redacción extranjera del conglomerado alemán Die Welt, señaló los peligros para las clases imperialistas gobernantes a nivel mundial en un artículo de opinión en el New York Times del 8 de julio titulado “¿Es demasiado europea la política exterior de Obama?”.

“Desde hace tiempo he sido un crítico del debate sobre la política exterior alemana —de su dependencia gratuita en el paraguas de la seguridad americana”, escribió Wergin, “junto a su moralidad cuando los americanos hicieron las cosas como ellos querían”.

Alemania, Francia y otros poderes imperialistas han desmovilizado a un ritmo constante sus fuerzas militares durante las últimas décadas, satisfechos de depender cada vez más de que los gobernantes norteamericanos harán uso de su poderío militar para defender el orden mundial imperialista.

Pero al expandirse la guerra civil siria, “de pronto comprehendí el problema con este presidente norteamericano y su política exterior”, dijo Wergin. “Sonaba exactamente como un político alemán: expresando su ira, pero poco más que eso”.

Cuando Obama salió electo, dijo Wergin, fue alabado en Europa “como un presidente con sensibilidades y perspectiva mundial casi europeas”. Los dirigentes europeos que comparten la misma mentalidad que Obama le dieron el premio Nobel de la Paz pocos meses después de ser instalado como presidente.

“Resulta que el poder suave no puede reemplazar el poder duro”, dijo Wergin. Estaba bien que los gobernantes europeos se pronunciaran suavemente e hicieran menos, siempre y cuando Washington usara sus tropas, bombas y buques de guerra cuando y doquier los intereses imperialistas fueran amenazados.

Cada vez más los capitalistas, aquí y en otras partes del mundo, esperan con impaciencia una nueva administración en Washington.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto