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Vol. 78/No. 16      28 de abril de 2014

 
Obama, USDA promueven aumento
de ritmo de producción en polleras
(portada)
 
POR EMMA JOHNSON  
Los trabajadores en las plantas procesadoras de pollo en Estados Unidos procesan más de 8 mil aves por hora y realizan más de 60 mil operaciones entre jalar, cortar, agarrar y colgar en una jornada de 8 horas. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos, con el respaldo de los patrones está proponiendo que se aumente la velocidad de la línea de trabajo en un 25 por ciento, o sea, de 140 a 175 pollos por minuto, a través de una orden que el secretario del departamento, Tom Vilsack, espera se finalice este mes.

“Necesitamos que se reduzca la velocidad de trabajo en la línea, no que se aumente”, dijo por teléfono Gwen Clements, desde Drakesboro, Kentucky, el 1 de abril. Clements, de 55 años, trabajó cortando y empacando pollos por más de un año y medio en una planta procesadora de Perdue en Kentucky hasta que fue despedida en enero después de que reportó lesiones que había sufrido en el trabajo y solicitó compensación para pagar gastos médicos.

“La única vez que bajan la velocidad es cuando vienen a la planta los inspectores de OSHA (la administración de seguridad y salud ocupacional) o del Departamento de Agricultura”, dijo Clements. “Tan pronto como se van, la velocidad sube nuevamente”.

El Departamento de Agricultura no cuenta con la “autoridad o experiencia” para decidir sobre la protección de la salud de los trabajadores, dijo un portavoz del departamento en un correo electrónico a la revista Safety + Health en respuesta a críticas a la nueva propuesta del sistema de inspección de la nueva velocidad de la línea de trabajo. “Nuestra misión principal es la de proteger la fuente de alimentos; esta es la fuerza motriz detrás de nuestra propuesta de modernizar la inspección del procesamiento de pollos”.

La propuesta del Departamento de Agricultura es resultado de una orden ejecutiva emitida por el presidente Barack Obama en enero de 2011 para “modernizar” las normas de producción e inspección de aves. El presidente pidió que se crease un nuevo código de normas para “permitir que se aumente la velocidad de la línea de trabajo” y hacer “mejor uso de los recursos del departamento” lo que permitiría “disminuir el número de inspectores”. Las normas propuestas por el departamento buscan imponer mayor responsabilidad de la calidad de los alimentos sobre los hombros de los trabajadores, al mismo tiempo que se les presionará para que procesen 3 pollos por segundo.

Cuando fue despedida, Clements había sido diagnosticada de padecer el síndrome del túnel carpiano y había faltado al trabajo debido a una bronquitis, la cual ella cree es resultado de substancias químicas en la planta.

“La enfermera de la compañía hizo todo lo posible para convencerme de que no reportara mis lesiones”, dijo. “Muchos, muchísimos tienen las mismas quejas sobre dolores en las manos, muñecas, hombros. Algunas de estas lesiones no pueden ser remediadas, y uno tiene que tolerarlas por el resto de la vida. La gente sufre en silencio, por que saben que a uno lo despiden si se queja”.

El centro Southern Poverty Law entrevistó a 302 trabajadores de las procesadoras de aves en Alabama para su informe de marzo de 2013 el cual tituló “Peligroso a estas velocidades”. Casi dos tercios de los entrevistados dijeron que sufren de enfermedades y lesiones causadas por el trabajo. Una cantidad similar dijo que los trabajadores tenían miedo o se negaban a reportar sus lesiones a la compañía.

“Trabajé con mujeres de Asia, África, Latinoamérica”, dijo Clements. “El 80 por ciento de los trabajadores son mujeres y el 80 por ciento son inmigrantes. El personal cambia constantemente, de vez en cuando había competencias para mantener la fuerza de trabajo por debajo de 45 trabajadores a la semana. Esta es un área rural, no hay muchos trabajos que pagan tan bien. Yo comencé ganando 9.60 dólares la hora y después de seis meses llegué a 11.35 dólares. Usan esto para hacer que compitamos entre nosotros en una carrera hacia el fondo”.

Clements ha testificado sobre las condiciones en la planta ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, con la esperanza de que se presione al gobierno para que fuerce a las compañías a que bajen la velocidad de la línea. Una coalición de 15 organizaciones civiles y de derechos humanos han presentado una petición a OSHA y al Departamento de Agricultura.

“Hemos solicitado que se reduzca la velocidad de la línea sin reducir el personal, tanto para el procesamiento de carne como el de pollo”, dijo al Militante Tom Fritzsche, abogado del Southern Poverty Law Center el 1 de abril.

Entre los que han expresado oposición al Sistema de Inspección de la Nueva Velocidad de la Línea de Trabajo se encuentran 68 congresistas, que firmaron una carta en la que instan al secretario del Departamento de Agricultura que retire la propuesta, argumentando que acarrea problemas con respecto a la “salubridad de los alimentos, la protección de la salud de los trabajadores, y el bienestar de los animales”. La carta señala que la velocidad de la producción ya es una de las causas principales de las lesiones en la industria, la cual tiene una de las tasas más altas de lesiones en el país. Al tiempo que descarta los argumentos del Departamento de Agricultura de que busca cuidar la salubridad de los alimentos, la carta advierte que el nuevo sistema puede provocar al aumento en las tasas de contaminación con salmonella y envenenamiento por campylobacter.

El sindicato de trabajadores de alimentos UFCW estima que el 30 por ciento de los trabajadores en la industria de pollos está sindicalizado. No hay sindicato en Perdue, donde trabajaba Clements.

“Cuando me contrataron, nos dieron 30 minutos de propaganda antisindical”, dijo. “Hay una pared entera en la planta con información que fomenta pánico y miedo contra el sindicato. Necesitamos sindicatos fuertes, y digo fuertes”.  
 
 
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