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Vol. 78/No. 6      17 de febrero de 2014

 
(artículo principal)
Moscú, Kiev no logran
frenar lucha en Ucrania
Manifestantes resueltos a eliminar dominio ruso  
 
AP Photo/Darko Bandic
Manifestantes en Kiev el 2 de febrero, exigen renuncia de funcionarios pro-Moscú. El presidente ruso Vladimir Putin congeló préstamo a Ucrania para forzar la represión de la oposición.

POR SETH GALINSKY  
Más de 50 mil personas se manifestaron en Kiev el 2 de febrero en la décima semana de protestas para exigir que el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, renuncie y convoque nuevas elecciones. En el fondo de las protestas están las aspiraciones nacionales del pueblo ucraniano: deshacerse de la dominación rusa además de la amplia oposición a la brutalidad tanto de Moscú como de Kiev.

Las protestas comenzaron en noviembre, cuando Yanukovich, frente a las amenazas de Moscú, canceló un acuerdo para que Ucrania se uniera a un bloque comercial con la Unión Europea. El gobierno ruso del presidente Vladimir Putin trató de ayudar a Yanukovich a apaciguar las manifestaciones con una oferta de 15 mil millones de dólares en préstamos y precios reducidos al gas ruso.

El control ruso de Ucrania comenzó en el siglo 17. En la Revolución Rusa de 1917, los bolcheviques bajo la dirección de V.I. Lenin llevaron a los obreros y campesinos al poder. Los bolcheviques respaldaron el derecho a la autodeterminación de los pueblos subyugados por el imperio zarista.

Tras la muerte de Lenin, este curso revolucionario dio marcha atrás cuando una creciente capa privilegiada basada en la burocracia estatal dirigida por José Stalin, llevó a cabo una contrarrevolución sangrienta, pisoteando incluso los derechos nacionales del pueblo ucraniano. Estos volvieron a implementar con saña las políticas de subyugación y rusificación iniciadas por los zares.

Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, Ucrania declaró su independencia formal, pero continuó siendo un vasallo político y económico de Rusia. Mientras que el ucraniano es el idioma principal de dos terceras partes del país, en gran del este y el sur, que son las regiones más desarrolladas industrialmente, predomina el ruso.

Los ex burócratas soviéticos utilizaron sus posiciones para acumular fortunas para ellos y sus amigotes privatizando trozos de la economía rusa. Putin, ex teniente coronel de la policía política, la KGB, asumió la presidencia como representante de estas nuevas capas capitalistas. Su régimen es el verdadero heredero del aparato policial estalinista y su maquinaria asesina.

Yanukovich intentó sofocar las manifestaciones con violencia policiaca y aprobando una ley que restringe el derecho a protestar, lo que resultó contraproducente. Las protestas se extendieron incluyendo a las regiones del sur y el este del país, la base principal de apoyo para Yanukovich.

A medida que las protestas se extendieron, Yanukovich ofreció concesiones, mientras que sus fuerzas policiales siguieron reprimiendo selectivamente a activistas de la oposición. Su primer ministro y el gabinete dimitieron el 28 de enero y Yanukovich invitó a líderes de la oposición a formar parte del gobierno. Firmó la derogación de la ley anti protestas el 31 de enero y aprobó una amnistía para los manifestantes encarcelados, a condición de que se evacuaran los edificios gubernamentales que la oposición había ocupado en Kiev y otras ciudades.

Los principales partidos de la oposición rechazaron las concesiones. Exigieron la liberación inmediata de más de 100 personas detenidas en las últimas semanas. Al menos seis personas han muerto a manos de la policía y matones progubernamentales y muchos otros han sido secuestrados y golpeados desde que comenzaron las protestas.

Las protestas en Ucrania han comenzado a ganar el apoyo de otros opositores del gobierno autocrático de Putin, incluyendo en la propia Rusia. En una protesta de varios miles de personas el 1 de febrero en Moscú que exigía la liberación de 20 personas arrestadas en una manifestación contra Putin en mayo de 2012, algunos de los participantes portaban banderas de Ucrania en solidaridad con las protestas allá.

Además de sufrir bajo la tiranía rusa, Ucrania ha sido especialmente afectada por la crisis económica capitalista mundial. Su economía se contrajo en casi un 15 por ciento en 2009, uno de los mayores descensos en el mundo.

El presidente Putin ha tratado de sacar provecho de la crisis económica precaria de Ucrania para reforzar la mano de Moscú y presionar a Yanukovich a tomar una línea más dura en las protestas.

Aunque se habían entregado previamente 3 mil millones de dólares del préstamo prometido, el 29 de enero Putin congeló el resto. Y Moscú ha comenzado a implementar controles fronterizos más decididos al tráfico de ferrocarriles y camiones procedentes de Ucrania y exigió un aumento de los aranceles sobre alimentos y maquinaria. Según la revista Time, “Agentes de aduanas obligaron a los camiones de Ucrania a parar, descargar su carga y esperar afuera donde la temperatura estaba bajo cero, mientras que la carga era inspeccionada pieza por pieza”.
 
 
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