Vol. 78/No. 5      10 de febrero de 2014

En la víspera de la huelga organizada por la Asociación de Mineros y la Unión de la Construcción (AMCU), tres empresas mineras —Anglo American Platinum, Impala Platinum y Lonmin— emitieron un comunicado diciendo que la reivindicación salarial “estaba fuera de sus recursos y no era realista”.

Las compañías ofrecieron un aumento salarial de 8 al 8.5 por ciento para los trabajadores peor pagados y un 7.5 por ciento para los demás, apenas un poco por encima del índice oficial de inflación del 5.3 por ciento.

“Lo que están ofreciendo ni siquiera sirve para comprar otras dos barras de pan para todo el mes”, dijo el presidente de la AMCU Joseph Mathunjwa al Militante por teléfono el 24 de enero.

La lucha para un salario mínimo de 12 500 rand fue parte central de una ola de huelgas de mineros del platino, oro, cromo y otros mineros a finales de 2012.

La Unión Nacional de Mineros, que está vinculada al gobierno y que había sido el principal sindicato en las minas, se opuso a esas huelgas. Hoy día la AMCU es el sindicato mayoritario en la región del platino y también cuenta con una mayoría en varias minas de oro.

La AMCU se negó a firmar un acuerdo salarial de dos niveles en septiembre y anunció su intención de declararse en huelga contra la mina de oro Dreifontein de la empresa Sibanye Gold, las minas Kusasalethu y Masimong de la empresa Harmony Gold y la operación Ashanti de la empresa AngloGold. Pero el sindicato pospuso las huelgas en espera de una orden judicial mientras los tribunales consideran una solicitud de las empresas mineras de oro para que prohíban las huelgas.

Los patrones están preocupados de que la huelga por aumentos salariales podría inspirar a otros trabajadores. “Las huelgas engendran huelgas”, dijo Andrew Levy, quien asesora a las empresas sobre como romper sindicatos, al periódico sudafricano Mail & Guardian el 19 de enero. El periódico parecía sorprendido de que la tasa de desempleo del 25 por ciento “no ha disuadido a los mineros a que cambien sus demandas”.

“Si se observa alrededor de las minas, se encuentra que aquellos que trabajan bajo tierra viven en chozas de hojalata”, dijo Mathunjwa. “Uno ve las áreas donde las minas han destruido la naturaleza, no se han cumplido las leyes ambientales y las empresas no enfrentan ninguna consecuencia. Mira lo qué los trabajadores producen para las minas y al final del día los mineros no tienen nada en sus manos”.  
 
 
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