El Militante (logo)  

Vol. 77/No. 9      11 de marzo de 2013

 
Israel: Ultimo ‘equipo judío’
contrata a dos musulmanes
 
POR SETH GALINSKY 
En los últimos 20 años Beitar Jerusalén ha sido el único equipo de fútbol profesional de Israel que no tiene ni un solo jugador árabe o musulmán. Pero la reacción a la intolerancia de los matones del club de aficionados La Familia que se opusieron en enero a la contratación de dos jugadores musulmanes chechenos —Zaur Sadayev, de 23 años, y Dzhabrail Kadiyev, de 19— demuestra que esos días han terminado.

Miembros del La Familia, el club de aficionados de Beitar Jerusalén organizado en 2005, corean rutinariamente “Muerte a los árabes,” “Muerte a Mohammed” y “Odio a todos los árabes”, durante los partidos.

En marzo de 2012, unos 300 partidarios de La Familia tomaron por asalto a un centro comercial después de un partido en casa, y atacaron a trabajadores palestinos en la zona de comidas. Se amotinaron por 40 minutos antes de que interviniera la policía y agentes de seguridad del centro comercial. No hubo arrestos.

Mientras que funcionarios del gobierno y los deportes en gran parte se hacían de la vista gorda, La Familia intimidaba a cualquier persona, incluyendo jugadores y funcionarios del equipo, que se atreviera a sugerir que esto debería cambiar.

Junto con sus habituales cantos antiárabes en el juego del 26 de enero contra Bnei Yehuda Tel Aviv, La Familia mostró su cólera por la llegada de los jugadores chechenos enarbolando una bandera que decía “Beitar siempre será puro”. El 8 de febrero un ataque incendiario dañó las oficinas de Beitar Jerusalén.

Pero esta vez las acciones de La Familia provocaron una condena más amplia que cualquiera de sus acciones anteriores, forzando a líderes del gobierno a hacer denuncias.

“Lo último que queremos, y lo rechazamos absolutamente, es la violencia, el racismo y los boicoteos”, dijo el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el 10 de febrero.

Ese mismo día Beitar Jerusalén jugó contra el equipo Bnei Sakhnin, que es mayoritariamente árabe. Centenares de policías y guardias de seguridad prohibieron la entrada al estadio a los aficionados que llevaban camisetas de La Familia.

“Dzhabrail Kadiyev entró a jugar y creó un momento raro de unidad entre los aficionados de Beitar y los de Sakhnin, quienes juntos le dieron la bienvenida con aplausos”, informó el periódico Haartez. “Para los representantes de La Familia en ese mismo momento un clavo entró al ataúd del que había sido su equipo”.

En las décadas de 1950 y 60 apenas habían uno o dos jugadores árabes en los equipos de fútbol más importantes de Israel. Para finales de los años 70 todavía había solamente 10. Pero en las últimas décadas el número de ciudadanos palestinos de Israel creció, y su lucha por derechos iguales ha ganado un apoyo más amplio. Los palestinos hoy constituyen cerca del 20 por ciento de los 7.8 millones de ciudadanos de Israel.

“El cambio dramático fue en la década de 1980; podemos llamarlo el renacimiento del jugador árabe”, dijo al Militante el conocido periodista deportivo palestino-israelí Zouheir Bahloul desde Tel Aviv el 21 de febrero. “Ahora tenemos casi 60 jugadores árabes en la primera división”.

Durante los últimos ocho años, La Familia luchó para mantener a Beitar Jerusalén como exclusivamente judío y como un bastión de intolerancia antiárabe y antimusulmana.

Haim Sahar, un aficionado de Beitar Jerusalén y trabajador de Pelephone, dijo al Militante que La Familia es una pequeña minoría. “Beitar Jerusalén es el equipo nacional. Hay alrededor de 100 mil aficionados por todo Israel”, dijo Sahar, quien es judío. “La Familia cuenta con apenas unas 500 a 800 personas, y los militantes reales son solamente entre 80 y 100. Ellos están dañando al equipo”.

“Estamos en el año 2013, no el 1920. Estamos a favor de que los árabes y los judíos vivan juntos. No es justo juzgar a un jugador por su raza. Si es un árabe y es un buen jugador, tráiganlo a jugar en Beitar Jerusalén y páguenle millones”, dijo Sahar. Pero no le gustó la contratación de los dos chechenos. “Son jóvenes, nadie sabe si son buenos o no”.

“Todavía tenemos problemas como minoría palestina en Israel”, dijo Bahloul. “Todavía tenemos una brecha muy grande para alcanzar igualdad de derechos. Pero en el escenario deportivo las cosas están mejor. Allí, los judíos y los árabes están hombro con hombro y están integrados”.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto